Jueves, 25 de abril de 2024
Dato y Relato

Israel 'startup nation' es impresionante, pero ¿podrá sotenerse?

Fidel Jaramillo

Fidel Jaramillo

Ph.D. en Economía Universidad de Boston, secretario general del FLAR y docente de la UDLA. Ex gerente general del Banco Central y exministro de finanzas de Ecuador, y alto funcionario de CAF y BID.

Actualizada:

23 Abr 2023 - 5:28

Israel se ha ganado la reputación de ser una 'startup nation', por haber consolidado uno de los ecosistemas de innovación y emprendimiento más sólidos y exitosos del mundo. Lo vi con mis propios ojos, como parte del programa Innovation Experience Israel 360.

El término fue acuñado en 2009 por Dan Senor y Saul Singer en su libro 'Startup Nation: la historia del milagro económico de Israel'.

En la actualidad, se ha convertido en una marca país y un motivo de orgullo para todas las personas con quien conversé.

Algunas cifras hasta 2021 muestran el impresionante éxito:

  • Es el país con más empresas de base tecnológica per cápita, con alrededor de 1 startup por cada 1.400 personas. 
  • Tiene el 10% de todos los unicornios del mundo (empresas con valoraciones superiores a USD 1.000 millones).
  • Recibe más de USD 6.000 millones en inversión de capital de riesgo cada año, lo que lo ubica en el tercer lugar mundial. 
  • Tiene más empresas de tecnología en el NASDAQ que cualquier otro país, excepto Estados Unidos. 
  • Genera el 10% del total del empleo.
  • El gasto en investigación y desarrollo representa alrededor del 4,5% del PIB, la tasa más alta del mundo.
  • Tiene el mayor número de ingenieros(as) per cápita del mundo, con 140 por cada 10.000 personas.

Las empresas israelíes han sido responsables de una serie de innovaciones tecnológicas, desde el conocido riego por goteo, hasta microprocesadores, dispositivos USB y aplicaciones, como Waze, Wix y WordPress. En temas de ciberseguridad, Checkpoint es un líder mundial.

¿Cómo un país de apenas nueve millones de habitantes, con un territorio inferior al de la provincia de Guayas en Ecuador, en medio del desierto y sin recursos naturales, ha podido alcanzar estos resultados? 

Hay al menos cuatro factores -y unos extras- que están en varias publicaciones académicas y que escuché repetidamente durante mi visita:

  • Desde sus orígenes, Israel fortaleció su inversión en capital humano, y dio prioridad a universidades e instituciones superiores de clase mundial, en especial en el área de ciencias y tecnología, como el Technion y el Instituto Weizmann.

    Además, con la caída del Muro de Berlín, el país recibió una gran cantidad de migrantes judíos de Rusia y Europa del Este, con altos niveles educativos, que reforzaron las capacidades académicas y de investigación de estas y otras instituciones universitarias.

    Más recientemente ha recibido influjo de científicos y emprendedores judíos de Venezuela y Argentina, que están haciendo la diferencia en Israel. Conversé con algunos de ellos y me convencí de que el capital humano es la columna vertebral que impulsa la innovación.

  • Israel ha tenido que enfrentar muchas carencias, por ejemplo, la falta de agua. Dicen que la necesidad es la madre de la invención. Y pude verlo claramente cuando visité la cooperativa Kibbutz Hatzerim, que fundó la empresa de riego de precisión Netafim.

    Gracias a sus inventos, fueron los responsables de convertir un desierto en un edén productivo. Probablemente, es el experimento más exitoso de una asociación colectiva socialista, con presencia en más de 100 países y ventas que superan los USD 1.400 millones anuales.

    Y de la escasez, se ha podido pasar incluso a la abundancia. Fui testigo de ello en la compañía Sorek, que maneja la planta de desalinización más grande del mundo. Por medio de esta tecnología, el país no solo se autoabastece, sino que puede exportar agua a Jordania.

  • Pese a ser una nación muy diversa, la cultura y tradiciones judías han sido elementos aglutinadores fundamentales. Una característica de esa visión está ligada directamente a la innovación: la llamada 'chutzpa' u osadía para atreverse a hacer cosas diferentes, tomar riesgos y desafiar el statu quo.

    Otro elemento cultural relacionado tiene que ver con ser una sociedad poco jerárquica, que cuestiona las decisiones de la autoridad y que da espacio para experimentar alternativas, algo básico para innovar.

  • El servicio militar obligatorio y las fuerzas armadas, más allá de polémicas y críticas por su rol en los conflictos regionales, han sido clave para la formación y el entrenamiento técnico de hombres y mujeres, que son el semillero para las startups.

    Visité varias empresas tecnológicas en los sectores de análisis de datos biométricos, ciberseguridad, genética, dispositivos médicos, movilidad autónoma, fintech, transporte y muchos otros. Factor común en todas ellas: sus patrocinadores habían participado en las unidades especiales de alta tecnología del ejército.

    Una de esas empresas es Facetrom, que a través de reconocimiento facial puede predecir instantáneamente la capacidad de pago de créditos de los clientes bancarios. Su tecnología ha permitido a millones de personas pobres acceder a servicios financieros a los que antes era imposible hacerlo.

  • Fueron menos mencionados, pero son tan o más cruciales como los anteriores: la estabilidad macroeconómica, la fortaleza institucional, el respeto al estado de derecho y el apoyo de la comunidad judía en el exterior.

    Es importante mencionar que el sector privado ha sido el protagonista de la transformación tecnológica, no el Estado, pero que ha habido una alianza colaborativa entre Gobierno, empresas y academia.

¿Qué tan sostenible en el mediano plazo es el milagro tecnológico israelí?

Esperemos que perdure por mucho tiempo más. Sin embargo, hay elementos preocupantes.

Uno de ellos es el nivel de la educación y su impacto en la disponibilidad de profesionales y técnicos de alto nivel. Hoy mismo existe una escasez de empleados con dichas características.

Israel necesita reformas profundas en el sistema educativo para sostener el avance de su ecosistema de innovación y emprendimiento.

Y las noticias no son tan buenas. En las pruebas PISA de 2018, Israel obtuvo un puntaje de 452 en lectura, 437 en matemáticas y 462 en ciencias. Estos resultados son inferiores a los alcanzados en 2015, cuando fueron 470, 470 y 467, respectivamente.

En matemáticas, por ejemplo, ha caído al puesto 44 entre 79 países, superada por naciones escandinavas y asiáticas, que están liderando las pruebas de rendimiento educativo en esta área. Ello no es un buen augurio para mantener su liderazgo.

Otra área de preocupación es la institucional. Justamente, mientras conocía la experiencia de tantas increíbles empresas, se daban las más grandes manifestaciones de protesta en la historia de Israel contra las propuestas a reformas judiciales del primer ministro Netanyahu.

Los ciudadanos rechazaban los intentos de terminar con la independencia de la función judicial para ponerla al servicio del primer ministro.

Desde el sector tecnológico, varios líderes dentro y fuera del país, advirtieron que estas reformas amenazaban sus inversiones. 

En las manifestaciones, una pancarta me llamó la atención. Decía: "save our startup nation".

El Gobierno dio una parcial marcha atrás en las reformas y se creó un comité de negociación entre el Gobierno y la oposición.

Frenar el proceso iniciado por el Gobierno fue un triunfo cívico importante. Sin embargo, las reformas no están descartadas, por lo que la sociedad civil deberá permanecer vigilante.

Otro riesgo es que, frente a su debilidad política, el Gobierno y sus aliados más radicales escalen el conflicto con sus vecinos. Aunque esto parecería menos probable, de materializarse en el corto plazo sería muy grave, no solo para el pueblo palestino y la esperanza de paz, sino para la propia continuidad del modelo de emprendimiento e innovación.

Shimon Peres, Premio Nobel de la Paz, mandó un mensaje poderoso cuando fundó el Peres Center for Peace and Innovation: la paz y la innovación deben ir de la mano.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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