Viernes, 26 de abril de 2024
Canal cero

"Nuestro Padre Jesús del Gran Poder"

Enrique Ayala Mora

Enrique Ayala Mora

Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.

Actualizada:

6 Ago 2022 - 19:00

Devoción popular.

Durante muchos años, el 'Señor del Gran Poder' estuvo confinado a un depósito en el Convento Máximo de San Francisco de Quito y parecía que allí se quedaría para siempre.

La estatua la habían traído de España, donde se le rinde culto, sobre todo en Sevilla. No se conoce su autor, pero sin duda, es sevillana, similar al famoso 'Gran Poder'.

No se la sacaba porque los gobiernos liberales prohibieron las procesiones y estuvo guardada a lo largo de décadas.

Mientras tanto, devociones como la de Virgen del Quinche, el Corazón de Jesús, la Dolorosa del Colegio y la Narcisa de Jesús, crecían. Pero una serie de hechos no propiamente religiosos lanzaron al 'Señor' a la fama.

A finales de los años cincuenta del siglo pasado, un grupo de periodistas y artistas quiso darle a Quito una fiesta popular e impulsaron la 'Serenata Quiteña', la víspera del 6 de diciembre, día que se consideraba, por cierto erróneamente, de fundación española de la urbe.

La celebración adquirió mayor relieve cada año y la 'Serenata' se convirtió en fiesta en las calles, con elección de reina y desfile.

Los ganaderos habían construido la 'monumental' plaza de toros y organizaron, para inicios de diciembre, una feria a lo grande, con los toreros más famosos del mundo. Pero la nueva feria necesitaba un patrono, como el 'Señor de los cristales' o el 'Señor de los remedios' de los países vecinos.

Por ello consultaron al padre Francisco Fernández, un franciscano español que vivía en el convento de la capital y se había hecho quiteñísimo.

El padre Fernández les dijo que tenía la respuesta y sacó al 'Señor del Gran Poder' de la bodega a la Iglesia de San Francisco, para que los toreros fueran a pedirle suerte antes de las corridas, como es costumbre taurina.

Se llamó a la 'Feria de Jesús del Gran Poder' y comenzó la costumbre de los franciscanos de sacarlo para esas fechas y donar un trofeo con la imagen del Señor para la feria.

Pero el pueblo más bajo que frecuentaba la iglesia se fijó en la imagen cuando era sacada y se fue apegando a ella. Desde los primeros años, la gente le pasaba sus misitas, pedía sus estampitas y presionó para que la estatua permaneciera en el templo todo el año.

Los padres franciscanos, muy rápidamente, organizaron el culto, con misas y oraciones especiales. Establecieron una procesión el Viernes Santo, que se volvió costumbre. Para ello revivieron la 'Cofradía' con sus cucuruchos morados, que desfilan junto al Cristo y a la Virgen Dolorosa, rodeados de penitentes en la procesión.

En poco tiempo 'Nuestro Padre Jesús del Gran Poder' era una devoción popular potente en todo el país, que muchos creen ahora que es muy antigua.

La afición taurina y el espíritu fiestero de las élites y las clases medias españolísimas de Quito provocaron, sin querer, el surgimiento de una de las devociones populares más vigorosas. Así se inventan las tradiciones, incluso las religiosas, porque "Dios escribe recto sobre renglones torcidos".

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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