Viernes, 29 de marzo de 2024
De la Vida Real

Lo que pasa en los WhatsApp de las familias

Valentina Febres Cordero

Valentina Febres Cordero

Es periodista y comunicadora. Durante más de 10 años se ha dedicado a ser esposa y mamá a tiempo completo, experiencia de donde toma el material para sus historias. Dirige Ediciones El Nido. 

Actualizada:

10 Oct 2022 - 5:26

Los grupos de WhatsApp de las familias a veces permanecen en silencio, como si cada uno quisiera pasar por la vida sin que el otro le diga nada, sin ser malcriado por no saludar o descortés por no responder.

Otras veces, el chat no se calla desde el amanecer hasta el anochecer. Todos quieren que el otro sepa que todavía existen, que todavía viven. Quieren hacerse presentes de alguna manera, con un chiste, un meme o con un comentario que nadie entiende.

Tengo tres grupos familiares. El uno dice Familia Febres; el otro, Familia Pallares, y el tercero se llama Solo Nosotros, y paradójicamente es el más callado de los tres. En este estamos mis papás, sus hijos y sus nietos.

De repente mi ñaño habla con mi hija Amalia. Se cuentan chistes malos y cosas serias de las que nunca nos enteraríamos si uno de los dos no le escribe al otro por el chat familiar.

-Hola tío, te cuento que hoy me caí durísimo del columpio. También que la Oreo (nuestra perra) está enferma, y que me saqué un tres en inglés.

-Amalita, qué gusto oírte. Te cuento que hoy me volqué con la camioneta. Me caí al barranco y me hice mierda, pero estoy bien.

-Chuta, tío, qué pena, y qué bueno que no te haya pasado nada. Chao.

Y el chat se activa.

Mi papá:

-Ya te llamo.

Mi mamá:

-Samuelito, contesta. Tu papá te está llamando.

Mi sobrino Tadeo:

-Tranquilos, no le pasó nada a mi Pá. ¿A nadie le importa que la Amalia se haya sacado un tres. A mí ya me hubieran mandado de la casa.

Mi cuñada:

-Familia, llámenle más tarde al Samuel. Está bien. Se fue a la mecánica y dejó el celular en la casa.

El Pacaí:

-Oigan, el Independiente quedó campeón. Chuta, tío, qué pena, es que esa camioneta está como la v****.

Yo le grito en vivo y en directo:

-¡Pacaí, no pongas esas malas palabras en el chat de la familia!

Pacaí eliminó este mensaje.

Mi ñaño:

-Pacaí, ¿qué dijiste? Vuelve a escribir.

Y así, un chat siempre callado de repente no para de sonar.

Cada grupo de las familias tiene su magia, su encanto y también su enerve.

Pero lo que más me gusta de los chats familiares es cuando algún tío o algún primo aburrido, pone de la nada una foto del recuerdo. Cuando éramos niños, cuando los abuelos estaban jóvenes, el tiempo en que nuestros papás eran bebés.

Y ahí el chat familiar se convierte en nostalgia. En un presente donde muchos ya están ausentes, en un tiempo en que el único recuerdo es una fotografía color sepia, a blanco y negro, o a colores diluidos que nos recuerda que el tiempo pasó, que los abuelos murieron, que el tío guapo ahora está calvo, que la tía sexy ya no viste a la moda.

Y buscamos parecidos, como si quisiéramos ser parte de ese pasado al que no pertenecíamos, porque no existíamos todavía.

La tía manda una foto de la abuela en la playa.

-Igualita a la prima.

-Qué bestia, es exacta a mí.

-Cuánta falta nos hace.

-La abuelita, la más bella de todas las mujeres.

Cuando ya no se tiene más que decir, unos mandan unos corazoncitos o unas caritas felices, los más modernos mandamos un sticker. Y el silencio del chat se restablece hasta que alguien se acuerda de algún recado no dado.

-Les cuento que la Carmita se ha muerto.

-Chuta, qué pena.

-Irán a la misa.

Hoy, en la Familia Pallares, mi prima mayor mandó la foto de mis tíos con su perrita que se llamaba Viruta, era una dálmata. Me di cuenta cuánto había durado esa perra en nuestras vidas.

Mis tíos, ahora camino a los sesenta años, en esa época eran adolescentes. Yo no salgo en la foto, porque no existía, pero me acuerdo de que cuando yo era chiquita la Viruta no me gustaba porque olía raro, tal vez a vejez. Era una perra apática, pero todos la amaban.

Mis tíos con la perra Viruta.

Mis tíos con la perra Viruta. Cortesía.

Hoy me quedé clavada en el pasado queriendo que mi prima, que estaba aburrida, mandara más fotos. Pero no mandó nada y el silencio de ese grupo volvió.

Y mágicamente se activó el grupo Solo nosotros.

Amalia escribiendo…

-Tío, ¿viste lo igualito que eres al Manuel cuando era joven?

Ñaño escribiendo…

-Pero yo soy más guapo.

Amalia escribiendo…

-No, tío, qué va.

Y así, se quedan hablando por mucho tiempo. En un grupo de once miembros, solo hablan los dos, pero en silencio todos leemos y nos enteramos de cosas que pasan, que si no se hubieran compartido en chat familiar jamás sabríamos.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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Dominus
11 octubre, 2022 07:57

Lo lamento, pero me pareció aburridísimo. Pensé que era un artículo ene general de como se usan los ecuatorianos el WhatsApp, no que era una anécdota personal