Jueves, 28 de marzo de 2024
Contrapunto

Alfaro y la historia desconocida de la clasificación al Mundial

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

17 Sep 2022 - 5:27

Con un prólogo del famoso técnico brasileño Tite, una cita de Churchill, la incertidumbre por la pandemia y los recelos por "lo que había ocurrido en el piso 17" comienza la historia de la clasificación ecuatoriana al Mundial de Catar 2022.

'Cazadores de utopías imposibles' es el libro escrito en primera persona por el director técnico de la selección, Gustavo Alfaro, Editorial Planeta Colombiana S.A., que fue presentado oficialmente el 15 de septiembre.

"Quienes nunca cambian de opinión, nunca logran cambiar nada. El triunfo no es definitivo, el fracaso no es fatal…", es la frase atribuida a Winston Churchill en el segundo de los 25 capítulos.

El libro es la historia cronológica de todos los partidos jugados durante una campaña con altibajos, incertidumbres, después de las derrotas y la alegría (no euforia) por los triunfos o por los sufridos empates.

Es la autocrítica del rendimiento de la selección más joven que ha tenido Ecuador, que consiguió su cuarta clasificación y se enfrentó no solo a equipos fuertes, sino también a la implacable crítica deportiva.

La campaña futbolística fue difícil; había mucho que cambiar -sobre todo nombres- de los jugadores que no clasificaron en la anterior eliminatoria mundialista.

Si bien Alfaro dirigió al popular Boca Juniors y fue comentarista en los mundiales de Alemania, Sudáfrica, Brasil y Rusia, nunca había dirigido a una selección nacional de fútbol.

Ese era el dato que jugaba en su contra: "Insinuaban o directamente aseguraban que sería imposible que yo conociera a los jugadores", "me subestimaron", dispara Alfaro a modo de alegato.

Recuerda que su incorporación a la Selección la decidió después de recibir una llamada del dirigente Francisco Egas. Lo primero que hizo fue investigar por qué algunos jugadores habían tomado la decisión de renunciar a la selección.

Y ahí apareció la indisciplina convertida en leyenda: el piso 17 de un hotel en Brasil, donde se supone que algunos jugadores se excedieron en festejos durante la Copa América.

Lo que ocurrió Alfaro lo tomó como una alerta y llegó al fondo de los hechos; le resultaba difícil entender la renuncia de algunos jugadores y encontró la oportunidad de "construir desde cero".

Comenzó por las emociones, consciente de que el jugador emerge de situaciones muy duras y que sus triunfos "son cantos de lucha", dice en el capítulo que encabeza una de las ideas de Churchill.

Narra una anécdota después de convocar por primera vez a Moisés Caicedo, considerado uno de los mejores jugadores de la Selección. En la cancha le encargó marcar a Messi, pero con la advertencia: "si le vas a pedir un autógrafo, cagamos".

Cada capítulo es una bitácora narrada de memoria; antes de los temas aparecen siempre citas de escritores y pensadores: Séneca, Dostoyevski, Nietzsche, Darwin, directores técnicos famosos…

Alfaro cree que las duras críticas recibidas durante el camino a la clasificación afectaron más a los jugadores, por eso le tocó trabajar psicológicamente para que "se reconstruyan emocionalmente".

En el análisis de los otros, dice, "el futbolista que no juega es el mejor, pero si juega no debió ser convocado".

A los jugadores de 19 y 20 años les demostró que no tendrían que esperar que cumplieran 24 o 25 para convocarlos a la Selección y a los más grandes o mayores les transmitió que siguieran sintiéndose importantes.

Cuando los partidos eran difíciles y no se podía anotar goles, tomaba las precauciones para tampoco recibirlos; repitió una frase que se constituyó en lema: "El arco en cero nos llevará al Mundial", y así fue.

Sin ánimo de generar polémica, explica por qué aceptó el pedido de que uno de los partidos -contra Bolivia- se jugara en Guayaquil: "Dejé claro que no me condicionan los comentarios externos".

Aunque muchos tuiteros aún no han leído el libro, igual dispararon críticas al título que, de acuerdo con la explicación, salió de un amigo suyo que le dijo "a vos te fascinan las utopías imposibles".

El periodista deportivo Pablo Campos observa la "grandilocuencia del título", pero sin dejar de reconocer que es un texto necesario para entender el proceso exitoso de la Selección de Ecuador.

¿Por qué imposible si la Tri ya se había clasificado en tres ocasiones anteriores? Es decir, lo que parecía utópico fue posible.

No lo dice el autor, pero el libro tiene dos epílogos, el tradicional y con cita de Cortázar, y el que más apreciarán los lectores: fotografías a color de los momentos estelares de la clasificación.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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