Sábado, 27 de abril de 2024

Ambato lucha por volver a ser la tierra de la fruta y de las flores

Autor:

Rocío Echeverría

Actualizada:

9 Mar 2024 - 5:59

En Ambato, capital de la provincia de Tungurahua, hay una crisis de flores. Las rosas para la fiesta de la Fruta y de las Flores se las consigue en Cotopaxi, Pichincha e Imbabura.

Las exposiciones florales y carros alegóricos en Ambato son adornados con flores que adquieren en otras ciudades o provincias.

Autor: Rocío Echeverría

Actualizada:

9 Mar 2024 - 5:59

Las exposiciones florales y carros alegóricos en Ambato son adornados con flores que adquieren en otras ciudades o provincias. - Foto: PRIMICIAS

En Ambato, capital de la provincia de Tungurahua, hay una crisis de flores. Las rosas para la fiesta de la Fruta y de las Flores se las consigue en Cotopaxi, Pichincha e Imbabura.

Las flores son el símbolo de Ambato, pero que no resaltan en sus calles y edificios. Es que la ciudad atraviesa por una crisis florícola que ha provocado que hasta las flores para los arreglos de la Fiesta de la Fruta y de las Flores provengan de otras provincias.

Diego Reino, director de Gestión Ambiental de la Municipalidad, recalca que la Unidad de Infraestructura Verde y Arbolado Urbano da mantenimiento a las áreas verdes.

Además realizan reposición de plantas e incluso las donan para que Ambato vuelva a ser la ciudad jardín de antaño.

Según los registros del Ministerio de Agricultura, hasta 2022 se registraron dos hectáreas de cultivos de rosas en Ambato, y no hay información actualizada de otros cultivos de flores.

Solo en cuatro meses de 2023, en Ambato se plantaron más de 100.000 plantas ornamentales y 997 árboles, mientras que de enero a febrero de 2024 han colocado más de 20.000 plantas y 498 árboles en todo el cantón.

Para el mantenimiento de 650.000 metros cuadrados de áreas verdes en la ciudad, contratan a 16 microempresas locales y para el abastecimiento de plantas para la ciudad, la municipalidad tiene su propio vivero, donde laboran 12 personas.

En una hectárea cultivan cada año unas 300.000 plantas. “Hay el esfuerzo y la inversión, pero es un trabajo de todos. La gente no cuida. Mientras nosotros sembramos, otros destruyen. Son alrededor de 180 plantas que debemos remplazar al día porque la gente las daña”, dice Reino.

Para que Ambato recupere su ambiente familiar, la municipalidad busca vincularse con la empresa privada mediante convenios para que apadrinen y cuiden sus espacios verdes.

“Si la gente no ayuda, las intenciones y el trabajo de volver a transformar a Ambato en la ciudad jardín serán en vano”, recalca el director municipal.

Reino agrega que, además de sus flores y plantas ornamentales -que escasean en la ciudad-, hay déficit de especies arbóreas que son las encargadas de descontaminar el aire.

Lo recomendable es que mínimo se tenga un árbol por cada dos personas y en Ambato hay un árbol por cada tres personas. “Ha crecido la población y disminuido las áreas verdes”, sentencia Reino.

Agrega que trabajan en la reforma de la Ordenanza de Mantenimiento de Áreas Verdes con la Comisión de Gestión Ambiental para analizar estrategias que incentiven a los barrios y a locales comerciales para que sean amigables con el medio ambiente.

Con esto se pretende que las flores sean nuevamente las protagonistas de la 'Ciudad Jardín'.

Adornos con flores, pero de otras provincias

Cada año, por la fiesta patrimonial de la Fruta y de las Flores, en la ciudad se elaboran alegorías con productos frescos auspiciados por el Gobierno Provincial, la Diócesis, municipalidad y el Club de Jardinería.

Sin embargo, las flores y rosas que se utilizan en los diseños se las consigue en provincias como Cotopaxi, Pichincha e Imbabura.

Las flores son usadas para adornos en la Fiesta de la Fruta y de las Flores, en Ambato.

Las flores son usadas para adornos en la Fiesta de la Fruta y de las Flores, en Ambato. PRIMICIAS

Esteban Ramos, administrador del Museo Provincial, donde se expone la galería denominada Océano de Flores, dice que para la exposición se utilizaron 50.000 flores de diferentes variedades.

Estas exposiciones estarán abiertas hasta el 12 de marzo, en la Casa del Portal. La creatividad provino de manos ambateñas, cuyas alegorías con frutos y flores fueron creados por los sobrevivientes del terremoto de 1.949, como una manera de agradecer por la vida.

Una esencia que se pierde

Verónica Moreno es una florista joven. Ella recuerda que disfrutaba salir a las casas de sus vecinos o al centro de Ambato para apreciar las coloridas flores en los pequeños jardines, en los balcones o ventanas de las casas.

Esos colores y olores que se percibían le daban un toque de familiaridad a la ciudad, dice Verónica, cuya mirada de alegría se trastoca cuando regresa a la realidad y declara que lamentablemente "esa esencia de los ambateños se está perdiendo".

Ambato se ganó el nombre de la 'Tierra de Frutas y Flores' por los coloridos jardines y huertos que adornaban los patios de las casas y porque cada comerciante se esmeraba en colocar un macetero en los locales.

El agrónomo Jorge Tapia aclara que Ambato nunca se ha caracterizado por ser exportadora de flores, pero sí por sus coloridos jardines, que también desaparecen con el tiempo.

Luis Cuji, experto en floricultura, sostiene que hasta 2016 la ciudad era considerada una de las principales productoras de plantas ornamentales en Tungurahua.

También de flores como margaritas, cucardas, geranios, aretes y otras que eran cultivadas expresamente para colocarlas en macetas o en jardines.

Verónica asegura que su barrio Puerto Arturo (norte de Ambato) estaba rodeado de claveles. Ahora los deben cultivar en invernaderos, porque ya no hay jardines. Las rosas las consigue en San Lucía, localidad de Salcedo, en Cotopaxi.

Los huertos frutales también desaparecen con el tiempo. En sectores como Ficoa, Huachi, Pinllo y Santa Rosa, referentes de cultivos de frutas como el durazno guaytambo, del cual surgió el apelativo de los ambateños, las huertas han sido reemplazadas por modernas construcciones.

Para la ingeniera agrónoma Enma Espinoza, todos estos cambios también ocurren porque “nuestros jóvenes no quieren trabajar en el campo ni cultivar jardines”.