Leyenda Urbana
La derrota que golpeó con carambola
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
Actualizada:
La historia registrará la jornada del domingo 16 de noviembre de 2025 como un contundente triunfo del pueblo ecuatoriano, que supo interpretar el momento político que vive el país y descifró las reales intenciones del poder, al que infringió una sonada derrota.
En la soledad de su conciencia, el presidente Noboa tendría que concluir que, con el círculo que lo rodea, y los defensores que se ha conseguido, quienes solo hallan virtudes y nuca yerros, va camino al fracaso. Y eso no lo puede permitir por los pergaminos académicos que posee, su conocimiento de la política, y porque su legado tiene que ser positivo, para beneficio del país.
Que los correístas pretendan reivindicar el resultado les muestra en su esencia de falsarios irredentos, cuando a todos consta que evitaron hacer campaña abierta por el No, ya que la excandidata presidencial se preparaba para participar en la Constituyente, en la que su líder puso su última esperanza, para lograr impunidad.
Qué explica lo del domingo en las urnas, se pregunta la gente mientas reflexiona sobre tantos hechos que observó, muchas veces en silencio, y que camino a depositar su voto, volvieron a su mente. Y fueron decisivos.
Allí está la revelación de la Fiscalía sobre la brutalidad con la que torturaron a los niños de Las Malvinas, que llenó de coraje e impotencia, al recordar también el infame proceder de las autoridades.
La gente fue a las urnas con las denuncias del insólito contrato de Progen para la instalación de centrales termoeléctricas; un perjuicio de más de USD 100 millones, establecido por la Contraloría; y cuya investigación fue birlada por los asambleístas del oficialismo, emuladores de los sumisos a quienes derrotaron en abril pasado, pero ahora se codean con algunos de sus más conspicuos militantes en las oficinas públicas.
La gente fue a votar sin tener una explicación oficial sobre la empresa Galamedios, con la que el asambleísta alterno del oficialismo Luis Alvarado Campi compró, por USD 2,6 millones, dos medios de comunicación habiendo declarado un patrimonio de USD 70.000 en la Contraloría.
Las marchas en contra de los jueces de la Corte Constitucional, y el escarnio de exhibir sus fotos en carteles, nunca fue olvidado, y tampoco el silencio sobre quiénes las financiaron.
Todos estos hechos llenaron de coraje al elector, así como la certeza de que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), engendro de Montecristi, que controla Carondelet, pudo ser eliminado con una reforma parcial en la Asamblea Nacional, al igual que el Consejo de la Judicatura, cuyas miembros son fruto de ternas armadas al margen de la ley, y aun así eligieron un fiscal general subrogante.
El sonsonete de que no hay dinero, mientras se entregan bonos que podrían superar el ahorro por la eliminación al subsidio al diésel estimado en USD 1.100 millones, generó suspicacias. Al igual que anticipar el décimo tercero sueldo, dos días antes de ir a las urnas, que llevó a concluir que algunos creen que todo es transable. Por eso, la reacción.
El desaire a autoridades y ciudades por parte de ministros atacadas por el vértigo del poder llenó la medida, y la gente usó su voto para responderles.
La ofensa de ministros desubicados que hablaron de la “marcha política de Cuenca”, cuando la defensa de Quimsacocha fue pacífica, multitudinaria y devenida en el “Quinto Río”, es ya un hito de la ciudad, generó coraje del duro.
Las imágenes inhumanas de las patadas y golpes a un moribundo cuando estaba siendo atendido, durante el paro, están en la memoria; así como el anuncio de que el IESS dejará de prestar el servicio de salud que pasarían al Ministerio del Ramo que se cae en pedazos, y que ha tenido cinco ministros en dos años; al igual que las denuncias de pagos selectivos por derivaciones médicas.
El clímax llegó cuando Noboa mencionó Baltra para la instalación de bases militares, pero tras la reacción nacional y desde el exterior, incluida la de Leonardo DiCaprio, lo descartó.
El país se fastidió cuando se anunció que algunos de los actuales alzamanos que engavetan las denuncias contra sus coidearios irían a la Constituyente, y repudiaron. Así como que se usen las oficinas públicas como centrales de campaña.
Estas y muchas razones más explicarían los resultados del domingo, que golpearon al Gobierno y, por carambola, a la falsaria oposición correísta, que se quedó sin Constituyente.
Presidente Noboa, eche a los esbirros del Palacio y haga lo que tenía que hacer desde el inicio: juntar a los mejores ecuatorianos, en especial a quienes lo contradigan, pero al final decidan lo que más conviene para el país.
¡Vuelva a comenzar!