Lunes, 29 de abril de 2024
Leyenda Urbana

Carondelet y las orejas del lobo

Thalía Flores y Flores

Thalía Flores y Flores

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC de España.

Actualizada:

1 Nov 2022 - 5:28

Las imágenes calaron profundamente en el pueblo ecuatoriano, que observó, con perplejidad, cómo el ministro de Energía y Minas, Xavier Vera Grunauer, en menos de 24 horas, pasó de exhibirse, desafiante, en la tribuna de autoridades, en la ceremonia de aniversario de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE); a asomar sentado y cabizbajo, en un sofá, mientras los agentes hurgaban su domicilio, en un allanamiento dispuesto por la Fiscalía.

Que un ministro bajo sospecha y en la mira de todos asistiera al simbólico acto castrense, confirma la arrogante desconexión del poder con la realidad.

Esa misma desconexión habría llevado al presidente Lasso a alardear de que su Gobierno no tiene un solo acto de corrupción, para contemplar, a renglón seguido, el allanamiento al domicilio y al despacho de su ministro de Energía, sospechoso de cohecho.

La semana anterior para Carondelet fue tan patética, que parecería que todos conspiraron en su contra.

El Presidente de la República convocó al Palacio de Gobierno al presidente de la Asamblea Nacional, al presidente de la Corte Nacional de Justicia, el contralor general del Estado, a la presidenta del CNE y otras altas autoridades, para coordinar acciones para combatir la corrupción.

Dos días después, Lasso debió aceptar la renuncia del ministro Vera Grunauer.

El caso del ministro de Energía y Minas no termina con su renuncia.

El fin de semana, en Samborondón, se allanó el domicilio de un exasesor en el Ministerio, y, con certeza, habrá nuevas acciones. El tema es grave.

Vera Grunauer llegó al Gabinete cargando el pesado fardo de la sospecha. Lasso cometió un error al nombrarlo.

O se impuso el amiguismo, o realmente los de Carondelet habitan otro territorio, al punto de desconocer la historia de aquellos a quienes llevan al Gobierno.

Es inconcebible que no reaccionaran cuando el presidente de la Comisión de Fiscalización, Fernando Villavicencio, pidió la destitución de este ministro, que tenía un conflicto de intereses en la fiscalización de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.

Resulta que una de las empresas del consorcio que hizo la fiscalización, por un valor de USD 128 millones, pertenece a la familia de Vera Grunauer.

El consorcio dio luz verde para que los trabajos prosiguieran, a pesar de haberse detectado problemas y fallas en la construcción de la enorme obra.

Tal sería la responsabilidad del exministro que Villavicencio, aliado del Gobierno, lo tiene enjuiciado penalmente por presunto intento de tráfico de influencias, para que no se aprobara el informe de la Comisión de Fiscalización sobre la hidroeléctrica.

Y tales serán los intereses en juego que los asambleístas gobiernistas de la Comisión de Fiscalización votaron en contra del informe que sugería no recibir la obra.

Así, el Gobierno le hace también juego al correísmo, que construyó la faraónica, pero corrupta obra.

El exministro de Lasso tiene otras calaveras en el armario: Encuentros en Toronto con ejecutivos de a Schlumberger, empresa a la que Correa entregó, a dedo, grandes campos petroleros, con los cuales exaccionan al país.

El mismo exministro autorizó la cesión de derechos del bloque 16 de la compañía Repsol, a la compañía New Stratus Energy, a sabiendas de que, a finales de este año, tiene que revertirse al Estado el 100% de las reservas remanentes del bloque 16 y su infraestructura, porque fenece el contrato, que cuesta USD 2.000 millones.

Con la cesión de derechos se entrega a la nueva empresa la operación del bloque cercano al bloque 41, que es el bloque ITT.

Se trata de un acto ilegal y siniestro para el país. El Ecuador perdería USD 2.000 millones.

Que el Presidente conoce el caso, reveló el asambleísta Villavicencio, ayer, en Teleamazonas, donde también contó que Vera Grunauer removió a todos los funcionarios que revelaron la información sobre las fisuras y los materiales de mala calidad usados en Coca Coco Sinclair. ¡Insólito!

Justo este mes se vence el plazo para que el Estado enjuicie a la Fiscalizadora. Y a la china Sinohydro. ¡Demuestren que no propician la impunidad!

Al posesionarse, el 24 de mayo de 2021, el presidente Lasso firmó un Decreto Ejecutivo de Normas de Comportamiento Ético Gubernamental, que establecían estándares de conducta para los funcionarios del Poder Ejecutivo.

Las disposiciones son nítidas en asuntos delicados como el conflicto de intereses. Pero en el caso del exministro Vera Grunauer, el bendito Código no sirvió para nada.

El escándalo por la caída del ministro no convulsionó al país porque la gente estaba concentrada en la final de la Copa Libertadores, que se jugó en Guayaquil, a la que los medios dedicaron grandes espacios; por los conciertos de famosos cantantes, que coparon la atención de la gente en varias ciudades.

Y hasta por la expectación que generaron las elecciones de la segunda vuelta en Brasil, que las ganó Lula da Silva, poniendo a la izquierda de vuelta al poder, con lo cual copan la geopolítica de la región.

¡En fin!

Con la investigación fiscal por cohecho a un ministro de Lasso, la corrupción que tanto dolor y trauma ha causado al país, durante tantos años, ha vuelto a colarse en el poder político. 

En Carondelet han sido vistas las orejas del fiero lobo de la corrupción. ¡Qué espanto!

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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