En lugar de estar enredados en las insignificancia de la política doméstica, es hora de pensar cómo daremos forma a un año decisivo para el país y para el mundo.
Si bien en el siglo XX el capitalismo triunfó sobre el fascismo y el comunismo, éste fue desnaturalizándose para dejar de ser, paulatinamente, un sistema abierto, que estimulaba la movilidad social y alimentaba a la clase media, para convertirse en un régimen que fomenta la inequidad.
Es inevitable y urgente construir un nuevo capitalismo, más equilibrado, democrático y consciente, tan vibrante e innovador como lo fue en los dos primeros siglos de la Revolución Industrial.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.