Deuda de Ecuador con el FMI pasó de USD 1.400 millones a USD 8.705 millones en cinco años y seguirá creciendo
El saldo de deuda con FMI seguirá creciendo luego de que Ecuador solicitara un aumento de USD 1.000 millones al programa de crédito vigente desde mayo de 2024, que era de USD 4.000 millones.

Ilustración de los presidentes que han firmado acuerdos tipo SAF con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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PRIMICIAS.
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Desde 2019, cuando Ecuador volvió a buscar financiamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo se ha vuelto uno de los principales prestamistas del país.
Pero, además, Ecuador se convirtió en el cuarto país que más dinero le debe al organismo en el mundo, luego de Argentina, Egipto Y Ucrania.
El saldo de la deuda con el FMI asciende a USD 8.705,9 millones con corte a marzo de 2025, sin contar los intereses.
Y ese saldo seguirá creciendo, luego de que el 11 de junio de 2025, el organismo informó que Ecuador solicitó un aumento de USD 1.000 millones al programa de crédito vigente desde mayo de 2024, que era de USD 4.000 millones.
Así, el programa de crédito de Ecuador con el FMI sumaría USD 5.000 millones, si el directorio del FMI aprueba la petición.
Verónica Artola, exgerente del Banco Central (BCE), explica que la petición del Gobierno es adecuada en el contexto actual en el que el Presupuesto del Estado enfrenta dificultades.
Entre ellas están la caída de los precios del petróleo y una menor recaudación de impuestos porque algunas medidas tributarias que adoptó el Gobierno solo regían hasta 2024.
Además, en el primer trimestre de 2025, el Gobierno de Noboa aumentó el gasto público en bonos y subvenciones sociales y no se concretó la concesión del campo petrolero Sacha, dice Artola.
"Era una gran preocupación en los mercados saber cómo se cubriría el financiamiento necesario, por eso, estos USD 1.000 millones adicionales son una buena señal", agrega Artola.
El acuerdo económico que hoy tiene vigente Ecuador es conocido como Servicio Ampliado del Fondo (SAF), que es de mediano plazo, pues se extiende hasta 2028.
Cuando los países firman este tipo de acuerdos, se comprometen a implementar políticas centradas en reformas que resuelvan las deficiencias institucionales o económicas, además de políticas que mantengan la estabilidad económica, dice el FMI.
Esto, con el fin de que, tras cerrar el programa, el país ya no dependa de este tipo de préstamos del FMI y pueda conseguir recursos del mercado internacional, por ejemplo, con la emisión de bonos.
De ahí que, antes de autorizar cada desembolso, el Fondo revisa periódicamente que el país haya cumplido con los compromisos.
¿Por qué volvió Ecuador a depender tanto del FMI?
Ecuador y el FMI estuvieron distanciados durante el gobierno de Rafael Correa. En 2007, tras pagar el último saldo de una deuda que mantenía Ecuador con el organismo, el expresidente dijo "no queremos saber más del Fondo Monetario".
Y desde entonces, Ecuador comenzó a depender de préstamos de bancos chinos.
Pero con la caída de los precios del petróleo, un elevado gasto público y menos disposición de China para seguir desembolsando préstamos, Ecuador tuvo que volver a buscar a los multilaterales.
Con el presidente Lenín Moreno ya distanciado del correísmo, Ecuador volvía a buscar al Fondo luego de 16 años. El último acuerdo había sido uno de tipo Stand By, en 2003, durante el gobierno de Lucio Gutiérrez.
En 2019, Ecuador recibió USD 1.401 millones del FMI en tres desembolsos, recuerda el exviceministro de Finanzas, Fabián Carrillo.
Pero el acuerdo firmado por Moreno tuvo que terminar por anticipado en abril de 2020, porque el FMI encontró inconsistencias en la data proporcionada para el análisis. Y en septiembre de 2020, se firmó un nuevo acuerdo, esta vez por un monto mayor USD 6.500 millones.
En septiembre de 2021, ya durante el gobierno de Lasso, hubo una renegociación de metas de ese mismo acuerdo.
La deuda con el FMI seguirá creciendo
Los USD 8.705,9 millones de saldo de deuda con el FMI que se reportan hasta marzo de 2025 son recursos por pagar por los acuerdos anteriores al firmado por Noboa, que deben concretarse hasta 2034.
Del último crédito con el FMI por USD 4.000 millones, firmado en mayo de 2024 por el Gobierno de Daniel Noboa, Ecuador ya ha recibido USD 1.500 millones.
Y estaría por llegar un tercer desembolso de ese programa, por alrededor de USD 410 millones, debido a que el Fondo ya informó el 11 de junio de 2025, que el Gobierno de Noboa aprobó la revisión de metas que hizo el organismo entre mayo y la primera semana de junio de 2025.
Según el acuerdo, en los primeros cuatro años, el Gobierno no tendrá que pagar el capital de la deuda de USD 4.000 millones, sino solo los intereses.
Esto significa que a partir de 2028 —a un año de que termine el período de Noboa— se deberá comenzar a pagar el capital. El crédito tiene un plazo de pago de 10 años; es decir, esa deuda se terminaría de pagar en 2038.
Si el directorio del FMI aprueba el aumento de USD 1.000 millones más al actual programa, este multilateral podría convertirse en el mayor prestamista del país.
Con datos hasta marzo de 2025, el mayor prestamista de Ecuador es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al que Ecuador le debe USD 8.965 millones.
No obstante, por ahora la deuda con el BID es de más largo plazo, pues las cuotas (amortizaciones) se extienden hasta 2050.
Ecuador promete al FMI reformas decisivas
Según el comunicado del 11 de junio del FMI, Ecuador cumplió "con amplio margen" las metas cuantitativas del acuerdo con corte a diciembre de 2024; es decir, aquellas que tienen que ver con cifras como monto de reservas internacionales y reducción de atrasos en el Presupuesto.
Además, el multilateral destacó que los datos preliminares sugieren que las metas cuantitativas para finales de abril de 2025 también podrían cumplirse.
De ahí que Santiago Mosquera, director del Departamento de Investigación Económica de la firma Analytica, explica Ecuador no necesitaría importantes ajustes en las metas numéricas para acceder a estos USD 1.000 millones adicionales.
Sin embargo, Mosquera considera que lo más probable es que el acuerdo contemple nuevos compromisos más estructurales.
Mosquera explica que el mismo FMI ya adelantó que las autoridades ecuatorianas reafirmaron su compromiso de implementar una ambiciosa agenda de reformas para abordar las perturbaciones externas, fortalecer aún más la sostenibilidad fiscal (reducción del déficit de recursos en el Presupuesto del Estado) e impulsar la inversión privada y un crecimiento generador de empleo.
Y esas medidas podrían ser, por ejemplo, una nueva focalización a los subsidios a los combustibles, como el diésel, en donde todavía hay espacio y cambios para mejorar las condiciones para que el mercado de bonos domésticos sea una real fuente de financiamiento del Gobierno, añade Mosquera.
Además de otras medidas más complejas, por su costo político, como una reforma a la seguridad social y una reforma laboral para reducir los costos de contratación y despido, añade Mosquera.
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