Las empresas familiares (EF) son la estructura productiva más antigua de la humanidad, representando un rol predominante en la economía de cada país. En el mundo, las empresas familiares representan más de dos tercios (2/3) de todas las compañías, llegando a ser uno de los pilares fundamentales para el desarrollo económico y social (Ernst & Young [EY], 2015).
Según un estudio de la Empresa Familiar de Ecuador realizado por la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), el 90,5% de las empresas ecuatorianas registradas en la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros tenía una estructura de tipo familiar en 2017.
Mientras que un 7,9% de las empresas son de propiedad dispersa no familiar y el 1,7% de propiedad desconocida.
Del conjunto de grandes empresas un 65,9% son de propiedad familiar, mientras que, en el segmento de empresas medianas este tipo de estructura representa un 88%, finalmente, las empresas pequeñas y microempresas representan más del 90% como empresas familiares.
Recientemente en el año 2018, un estudio publicado por quien les escribe junto con Natalia Bermúdez-Barrezueta (Universidad Católica de Lovaina) creamos una metodología un tanto diferente para poder determinar si una empresa es familiar o no, en esta metodología diferenciamos varios aspectos:
- Administración.
- Poder.
- Tamaño de la empresa.
- Familia.
En función de esta nueva metodología se ha llevado la determinación de la participación de las empresas familiares en el país desde 2007 hasta 2017 y se observa que más del 85% de las empresas formales es de propiedad familiar, este valor se ha mantenido estable desde 2007, mostrando así que su presencia predominante como eje fundamental de la economía es un indicador de la necesidad de una evaluación constante en su desarrollo a través del tiempo.
Cuando miramos las ventas de las empresas familiares desde 2007, se observa que han crecido desde 2008 y que desde 2011 representan más del 50% del total de ventas de las empresas formales. Este dato es de suma importancia puesto que su participación en la economía no es nada despreciable y que emplean a más del 50% de las personas que trabajan en las empresas formales.
Cuando dividimos a las empresas familiares por su tamaño, se observa que de ese 50% de participación en las ventas del total de empresas de este tipo, más del 64% es de las grandes empresas familiares, alrededor del 24% es de las medianas empresas familiares, 11% de las pequeñas empresas y solo el 1% de las microempresas.
Esta pequeña descripción de la empresa familiar en el Ecuador abre el debate sobre la importancia de este tipo de sociedades, mostrando su gran relevancia en la economía ecuatoriana, no solo en términos de ventas sino por el aporte al empleo formal; además de que existe un nicho donde elaborar políticas públicas y financieras para el desarrollo de este tipo de empresas.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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