Jueves, 02 de mayo de 2024
Canal cero

Morán Valverde y el combate de Jambelí

Enrique Ayala Mora

Enrique Ayala Mora

Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.

Actualizada:

15 Oct 2023 - 5:56

En la historia de los conflictos bélicos, la lucha de David frente a Goliat ha generado siempre una visión heroica del más débil.

Esa imagen se proyectó sobre la invasión peruana de 1941, cuando una reducida minoría de soldados ecuatorianos resistieron el ataque de fuerzas muy superiores en número y armamento.

Quizá el hecho en que más se patentizó esa realidad fue en el combate o batalla de Jambelí en 1941.

A medianoche del 24 de julio de 1941, el cañonero ecuatoriano Abdón Calderón zarpó desde Guayaquil con la misión de escoltar a las motonaves Olmedo, Pinta y Deisy Edith, que llevaban provisiones y suministros hasta Puerto Bolívar en la provincia de El Oro, para las fuerzas ecuatorianas que resistían la invasión.

El Calderón llegó al puerto, desembarcó su carga y zarpó. Ese mismo día el destructor peruano Almirante Villar zarpó desde Zorritos con la misión de entrar en aguas ecuatorianas y para labores de patrullaje y reconocimiento. A las 11 horas avistó al Calderón cerca del canal de Jambelí.

El Almirante Villar era un destructor de clase Orfey de 1.440 toneladas de desplazamiento, con capacidad para una tripulación de 168 hombres; construido en 1915.

Su armamento consistía en cuatro cañones de 101,6 mm/50, tres ametralladoras, un cañón AA de 40 milímetros y nueve tubos lanzatorpedos de 457 milímetros.

Su velocidad era de 27 nudos. El Calderón era un cañonero de 300 toneladas de desplazamiento con capacidad para una tripulación de 54 hombres; construido en 1884.

Su armamento consistía en dos cañones Armstrong de 76 mm/40, dos cañones Armstrong de 47 mm/40 y dos cañones AA de 20 milímetros. Su velocidad era de ocho nudos. Tenía el récord de ser el navío de guerra en servicio más viejo del mundo.

El Almirante Villar abrió fuego y el Calderón respondió mientras trataba de internarse en el canal para evitar al adversario, que por su mayor tonelaje no podría seguirle.

Un cañonazo del Calderón alcanzó al destructor peruano y lo dañó, de modo que tuvo que ser remolcado por otras naves para retirarse.

El Calderón siguió por el canal y encalló más adelante. Según su comandante, el teniente de fragata Rafael Morán Valverde, en esa lucha desigual los marinos ecuatorianos sostuvieron la acción con un cañón de tres pulgadas y dos antiaéreos de 20 milímetros, ya que el cañón de popa falló después del primer disparo.

En el parte indicó que por la acción del Calderón, el Almirante Villar, "sufrió un vergonzoso revés, del cual fueron testigos los tripulantes de los buques peruanos".

La versión de la marina peruana fue que el Almirante Villar no fue tocado y no sufrió ningún daño. Siguió en operaciones por algunos meses. Pero del lado ecuatoriano se han presentado pruebas de los daños y la retirada del barco.

La acción desigual se considera un hecho heroico de Morán Valverde y su tripulación, que mereció que el 25 de julio fuera declarado "Día de la Marina de Guerra del Ecuador". El cañonero Calderón se exhibe ahora en un monumento a su triunfo.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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