El honoris causa de Dora de Ampuero

La Universidad Francisco Marroquín de Guatemala ha otorgado un doctorado honoris causa a Dora de Ampuero, economista ecuatoriana fundadora del Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP).

Además, en el último año doña Dora, o Dorita, como le gusta ser llamada, ha recibido la Orden del Mérito en grado de Comendador de Ecuador, otorgada por el Presidente de la República; ha sido elegida miembro del directorio de Mont Pelerin Society y recibido el Premio Nöus a la Trayectoria de Vida otorgado por la Fundación Fidal.

En 2017 la fundación Caminos de Libertad de México le dio el premio Una vida por la Libertad, que también han recibido personalidades como Michael Gorbachov, Ron Paul o Deirdre McCloskey.

Son pocos los ecuatorianos que han recibido tantos honores y que han sido tan reconocidos fuera del país.

Hay pocas ecuatorianas que hayan tenido tal repercusión y trayectoria internacional. Dorita ha conocido personalmente, entre otros, a los premios Nobel Friedrich Hayek, Milton Friedman, James M. Buchanan (quien fue su maestro) y Mario Vargas Llosa, quien es su amigo.

Antes de que yo viniese a Ecuador, desde España, algunos amigos comunes me comentaron de la figura de Dorita, casi mítica entre los círculos del liberalismo internacional.

Aún recuerdo el contraste entre el respeto y la congoja con el que yo llamé por primera vez a la puerta del IEEP en Guayaquil; y la candidez, la bondad y la sonrisa con la que me recibió Dorita.

Desde entonces creo que no he parado de reírme con ella, pues es una mujer inteligente y con un humor veloz. Proba, inspiradora y luchadora a pesar de todas las dificultades de la vida, como su pronta viudez y el fallecimiento de su nieta Anita.

Teniendo el privilegio de ser contemporáneo y compatriota de una figura tan excepcional como Dora, sorprende que no sea aún más conocida y hasta reconocida en su tierra, Guayaquil, y en Ecuador.

Una 'Dama de la Libertad' cuya biografía es un ejemplo para cualquier persona apasionada por las ideas y para entender la sociedad que le rodea a cualquier edad, y convencida de que el mundo y su país pueden prosperar a base de libertad.

Una alumna incansable, que nunca para de leer y releer a los clásicos (siempre vuelve a su predilecto Hayek), y que sabe que el conocimiento debe ser compartido, por eso ha hecho una labor de divulgación desde su instituto, en colegios, con conferencias y en redes.

Somos legión, de muchas generaciones y naciones, quienes estamos tremendamente agradecidos con Dorita por todo lo que nos inspira.

Es una maestra de vida, pues nos enseña con su ejemplo lo más importante: la bondad y a amar el conocimiento y la libertad.