Después de mil años del Oscurantismo, en el que primaban los mitos, las vacunas fueron el resultado del reencuentro de la Humanidad con la ciencia, en el siglo XVIII. Trajeron la derrota de terribles enfermedades, como la viruela y, posteriormente, de la poliomielitis, por citar algunas.
Por increíble que parezca, ahora que el mundo lucha para vencer otra terrible pandemia, los movimientos que se oponen a la vacunación siguen insistiendo en sus supersticiones y retrasan la esperada llegada de la inmunidad de grupo.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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