El entrenador de 60 años se despidió de la selección ecuatoriana después 25 meses y 35 partidos. Gustavo Alfaro deja un equipo renovado, pero también una eliminación mundialista dolorosa.
Gustavo Alfaro es un tipo elocuente. Sus ruedas de prensa en la Selección, tranquilamente podían durar hasta dos horas. Es un director técnico con buen discurso. Sin embargo, lleva un mes y medio en silencio.
La derrota contra Senegal, el 29 de noviembre de 2022, le dolió mucho. Asistió a la conferencia de prensa en el Khalifa Internacional donde dijo que debía pensar en su futuro y el jueves 12 de enero de 2023 (44 días después), llamó a Enner Valencia, capitán de la Tri, a decirle que no seguiría en el cargo, aunque la mayor parte de jugadores querían su continuidad.
El entrenador nacido en Rafaela se ganó el cariño de los futbolistas y de la afición y también el respeto de los rivales. Sus decisiones, su discurso y los resultados lo acompañaron.
Alfaro llegó a Ecuador con mucha experiencia en clubes, pero sin haber dirigido una selección. Se adaptó muy pronto y llevó a la Tricolor a Qatar 2022, algo que parecía imposible cuando él asumió el cargo.
Aceptó la propuesta de la Federación Ecuatoriana de Fútbol en el momento más complicado: Jordi Cruyff había abandonado la Selección sin dirigir ni un solo partido.
Antes, Hernán Darío Gómez había fracasado en la Copa América de Brasil, en 2019. Y antes, Gustavo Quinteros se despidió tras un doloroso proceso en el camino a Rusia 2018.
La Selección llevaba, al menos, cinco años de inestabilidad. Con procesos caóticos, escándalos, fracasos y sin renovación.
Gustavo Alfaro apostó por los jóvenes y eso le dio resultado. El director técnico de la Tri deja una generación joven con mucha proyección, pero en el camino, también cometió muchos errores. Esta es la herencia de su paso Ecuador.
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Una generación joven y mundialista
Muy pocos hubiesen apostado por jugadores como Moisés Caicedo, Piero Hincapié, Jeremy Sarmiento, Jackson Porozo y muchos otros. Aunque no tenían experiencia, Gustavo Alfaro los puso a jugar Eliminatorias, Copa América y Mundial. Creyó en ellos para su proyecto y los jugadores le respondieron.
Ecuador tiene en este momento, al menos, 15 futbolistas menores de 25 años, que pueden disputar dos Eliminatorias mundialistas más. Hay que reconocerle el mérito de Gustavo Alfaro, de haber renovado la selección ecuatoriana, en muy poco tiempo. Quizás ese es su principal legado.
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Volvió a conectar a la Tri con la hinchada
Las Eliminatorias a Rusia 2018 con escándalos incluidos, la bochornosa participación en la Copa América de Brasil 2019 con escándalo incluido, la poca cercanía de Gustavo Quintero y Hernán Darío Gómez con el público y la apática llegada de Jordi Cruyff habían alejado al hincha de la selección ecuatoriana. Los aficionados no querían ni asistir a los partidos de la Tri.
Sin embargo, Gustavo Alfaro logró conectar con los aficionados y los resultados lo fueron acompañando. Apenas la pandemia lo permitió, los seguidores de la Tricolor fueron llenando las gradas de todos los estadios donde jugaba Ecuador, hasta llevar un récord de aficionados al Mundial de Qatar. Se calcula que alrededor de 7.000 ecuatorianos pagaron entrada para ver los partidos en la Copa del Mundo.
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Amplió el equipo de trabajo
En Ecuador estamos acostumbrados a que los cuerpos técnicos sean limitados. Entrenador, preparador físico, preparador de arqueros y hasta un analista de video.
Sin embargo, Gustavo Alfaro se rodeó de un equipo gigante, que le ayudó a tomar decisiones. Trajo a Alejandro Manograsso, la mente de los datos y el video en la Selección. Se respaldó en Manuel Illescas, un hombre que ayudaba desde la logística hasta las decisiones técnicas. "Es un todocampista" le decía el DT.
Contrató a su amigo Ivan Tcherkaski, uno de los mejores psicólogos deportivos y en el último tiempo fichó a Imanol Ibarrondo, un coach mental español muy cotizado en el mundo del fútbol.
Aparte, contaba con fisioterapistas, médicos, personal de logística, un equipo de comunicación, de cocina, de utilería y muchos más que estaban a sus disposición. Alfaro siempre aplicó esa frase que repetía en todo momento: "nadie es más importante que el equipo".
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Una mentalidad ganadora
La generación que deja Gustavo Alfaro está convencida que puede ser campeona del mundo. Aunque eso por ahora parece difícil, los jugadores trabajan para lograrlo, porque no se sienten inferiores que nadie.
En Ecuador hemos estado acostumbrados más a las derrotas que a las victorias. Pero las nuevas generaciones de futbolistas han cambiado la historia y han conseguido victorias muy importantes que han invitado a la afición a soñar.
Alfaro hizo un trabajo mental muy fuerte con los jugadores. Para eso se asesoró de Tcherkaski, Ibarrondo y otros especialistas. Hoy, la Tricolor tiene una generación que quiere ganar.
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Una dolorosa eliminación
Pero no todo fue bueno. Ecuador se fue del Mundial sin el éxito que buscaba. Le ganó bien a Qatar, jugó un partidazo ante Países Bajos, pero perdió ante Senegal, el rival con el que no podía perder. Y esa derrota dolerá por mucho tiempo.
Gustavo Alfaro se equivocó en el partido más importante. Hizo cambios de jugadores y tácticos y el rival nos pasó por encima durante gran parte del encuentro.
No acertó en la alineación y tampoco en los cambios. Se traicionó a él mismo y las consecuencias fueron muy dolorosas.
Además, Alfaro se va de Ecuador sin responder algunas preguntas sobre sus decisiones, por ejemplo para armar la nómina mundialista o sobre lo que ocurrió en la derrota ante Senegal. E incluso, cómo se decidió dejar fuera de la convocatoria a Byron Castillo.
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