Martes, 23 de abril de 2024

Autor:

Daniel Sánchez

Actualizada:

20 Nov 2019 - 0:05

La pasión que mueve Roger Federer en los niños de Quito

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Autor: Daniel Sánchez

Actualizada:

20 Nov 2019 - 0:05

El tenista suizo es el referente de varios niños que practican el tenis en la capital y que sueñan con conocerlo. - Foto: Israel Mora

El suizo lleva casi tres décadas generando emociones en los seguidores del tenis en todo el mundo. Su llegada a Quito no se escapa de esta pasión que se refleja en un grupo en especial: los niños.

Los pequeños jugadores de tenis, quienes tarde a tarde se entrenan para mejorar en este deporte, preparan con pasión los implementos que podrían llevar a la exhibición que realizará Roger Federer ante Alexander Zverev en el coliseo Rumiñahui, el 24 de noviembre.

La pasión es ingrediente de esa expectativa. Así lo demuestra Joaquín Niebieskikwiat: "estoy muy emocionado por verlo jugar".

El joven tenista de 9 años, que entrena en el Club Jacarandá, está listo para asistir al Rumiñahui a ver a su ídolo. Así como Tomás Baquero, del mismo club, que recibió una sorpresa de sus padres.

"Me regalaron la entrada por mi cumpleaños. Será una experiencia increíble", cuenta Baquero. Él tiene al suizo como su máximo referente en el juego que ama.

Este amor no tiene edad, pues pequeños tenistas como Nicolás Trujillo, de apenas 7 años, también cuenta los días para ver a Su Majestad. "Me gusta Federer y será el primer partido profesional que veré en vivo".

Las niñas también se emocionan conforme pasan las horas. Así lo expresa Manuela Moscoso, del Rancho San Francisco: "es mi ídolo y aunque ya lo vi, quiero verlo de más cerca. Me parece el mejor tenista de la historia".

Todo por un autógrafo

Una tradición en el tenis es luchar por un autógrafo. Al borde de las gradas por las que ingresan o salen los jugadores, varios fanáticos acercan distintos objetos para obtener la firma que certifique su presencia en el evento.

Quito no será la excepción, pues los niños ya piensan qué llevar para conseguir un sello personal de Roger Federer. "Mi raqueta para ver si la puede firmar", asegura Joaquín Niebieskikwiat.

Quizá algo con más valor, como Tomás Baquero: "llevaría mi gorra blanca de Federer que la tengo desde hace seis años y es uno de los recuerdos más chéveres".

Algunos van un poco más allá, no quieren el autógrafo sino un recuerdo del jugador. Como lo hace Julián León, del Club Jacarandá: "me lanzaría para tratar de coger algo de su propiedad".

Lo mismo sueña Samuel Camacho, pero con un método menos peligroso, "le voy a hacer una carta para que me regale su cintillo".

Un encuentro cara a cara

Los sueños no se terminan en un autógrafo. Los niños fanáticos aspiran a tener algún contacto con su ídolo.

"Quisiera que pueda pelotear conmigo y me diga cómo hace para tener esa cabeza para solucionar todo", sueña Manuela Moscoso al pensar en un momento con el suizo.

Los sueños son distintos y las expectativas son muy altas, pero todas apuntan a ese 24 de noviembre en el Coliseo Rumiñahui, cuando Federer juege en Quito por primera vez.

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