Lunes, 29 de abril de 2024

Usureros obligan a comerciantes de Ambato a contraer deudas interminables

Autor:

Redacción Primicias

Actualizada:

7 Abr 2024 - 7:00

Estos prestamistas no regulados ofrecen dinero rápido a tasas exorbitantes y atrapan a sus víctimas en un ciclo interminable de deudas.

Los usureros tienen su nicho de 'clientes' en los mercados de Ambato, donde hasta los obligan a refinanciar las deudas.

Autor: Redacción Primicias

Actualizada:

7 Abr 2024 - 7:00

Los usureros tienen su nicho de 'clientes' en los mercados de Ambato, donde hasta los obligan a refinanciar las deudas. - Foto: PRIMICIAS

Estos prestamistas no regulados ofrecen dinero rápido a tasas exorbitantes y atrapan a sus víctimas en un ciclo interminable de deudas.

En las transitadas calles de Ambato, detrás de las fachadas de aparente normalidad, se esconde un problema que afecta profundamente a los pequeños comerciantes: los usureros.

Estos prestamistas no regulados operan en las sombras. Ofrecen dinero rápido, pero a tasas exorbitantes y atrapan a sus víctimas en un ciclo interminable de deudas.

En muchas de las ocasiones, hasta obligan a sus 'clientes' con amenazas para que se endeuden. El que menos cobra es el 10% de interés diario, es decir que a la semana una persona puede pagar hasta el 70% solo de interés.

Eso le pasó a Margarita Ronquillo, comerciante de víveres dentro de un mercado en el centro de Ambato. Asegura que con la pandemia sus problemas de dinero se agudizaron porque las ventas cayeron.

Necesitaba USD 500 para pagar gastos médicos y surtir el negocio, y una amiga le recomendó a un ´chulquero´ (prestamista ilegal). El sujeto, un extranjero, no pidió más requisito que la firma de una letra en blanco. A Margarita le pareció extraño el requisito pero se dejó llevar por la desesperación, asegura.

Firmó. Le entregaron el dinero, pero fue la peor decisión tomada, asegura. Las ventas disminuyeron aún más y su deuda, en vez de reducir, creció el doble.

“Cuando me faltaba para completar, ellos me refinanciaban el saldo aunque yo no lo quería, y mi deuda ha ido creciendo. Fui solicitar un crédito a una cooperativa, pero me piden muchos requisitos. Es desesperante, porque ellos prácticamente nos dan un crédito y después nos obligan a seguir endeudados”, expresa la comerciante.

Otra comerciante, quien pidió que la llamaran Susana, tiene un pequeño local de ropa en el centro de Ambato, aseguró que todos los días la visitaban usureros y, como se negaba, le dejaban tarjetas.

Hasta que cayó en la tentación. “Se me presentó una necesidad y pedí dinero a uno de los tantos que me acosaban, pero el problema surgió cuando terminé de pagarles. Me obligaron a que haga otro crédito. Tuve miedo y no me quedó otra opción”, menciona la mujer. Ella asegura que no ha denunciado porque tampoco tiene confianza en quienes ejercen la justicia.

Las historias revelan un patrón común: la necesidad desesperada de capital para mantener sus negocios a flote, seguida de préstamos con intereses abusivos que rápidamente se convierten en una carga imposible de soportar.

Educación financiera

Linda Carlos, presidenta de la Planta Baja del Mercado Central de Ambato, mencionó que el problema de la usura se intensificó a raíz de la pandemia del coronavirus.

En este mercado existen alrededor de 400 comerciantes. Solo en la planta baja están 170 y estiman que al menos un 60 % ha sido tentado por los prestamistas ilegales, quienes cobran a diario el interés.

“No conocemos con certeza cuántos comerciantes están endeudados, pero sí se han dado enfrentamientos dentro del mercado con quienes vienen a cobrar y amenazar cuando no pueden completar el dinero”, mencionó la dirigente.

Amable Chaluis, presidente de las Juntas Parroquiales de Tungurahua, reconoció que el problema de la usura no solo es en el centro de Ambato, sino en la provincia y el país.

“Lo lamentable es que la gente no denuncia. Estamos trabajando con capacitaciones para un buena educación financiera y que la gente pierda el miedo a denunciar”, recalca Chaluis.

La educación es lo más importante, asegura la economista Verónica Aldaz. Recomendó a que todos deben trabajar con la seguridad y rechazar la usura porque es parte de la inseguridad, ya que las personas se sienten atemorizadas.

“Las mujeres son más vulnerables para ser atemorizadass oir los usureros. Por eso también trabajamos con los representantes de las cooperativas para ver proyectos de pequeños créditos sin tantos trámites”.

José, quien también es mecánico en el norte de Ambato, también cayó en los tentáculos de los usureros. Asegura que en 2023 pasó por una presión financiera y la única opción que vio fue pedir dinero a los prestamistas ilegales.

Solicitó USD 600, pero asegura que no volverá a pedirles dinero. José tuvo complicaciones de cancelar a la tercera semana. Obligatoriamente, le refinanciaban la deuda, hasta que empezaron a amenazarlo porque su monto aumentaba cada día.

Los chulqueros le quitaron un carro. No los denunció, pero sí publicó en las redes sociales que le habían robabado el vehículo. Los usureros lo llamaron a amenazar para que borre la publicación.

José asegura que ha sido las peores decisiones en su vida. Perdió su carro y su tranquilidad, porque teme que en cualquier momento lleguen los usureros a atentar contra su familia.

Alfonso Campoverde, especialista en seguridad, recalca que la usura es ilegal y los prestamistas o denominados chulqueros buscan todo sitio, desde pequeño a grande comerciante para introducir dinero ilegal y cobrar interés excesivo.

El teniente coronel Cristhian Quintana, jefe subrogante de la Subzona de Policía de Tungurahua, mencionó que la gente casi no denuncia estos casos, por miedo o vergüenza en muchas ocasiones.

Pidió a laos afectados que, si no desean acercarse, denuncien de manera reservada al 911 o a la línea 1800-Delito (335486).

'Modus operandi'

  • Los prestamistas se presentan con tarjetas y ofrecen créditos a dueños de locales comerciales, pequeños o grandes.
  • La condición de los chulqueros es que el solicitante firme una letra en blanco.
  • El cobro generalmente se hace puerta a puerta y en motocicleta. En muchas ocasiones, el cobro es diario, en horas fijas.
  • Si no se pagan las cantidades requeridas, los dueños de los negocios son amenazados, agredidos o se les llevan los bienes.
  • Los afectados no denuncian por miedo o por vergüenza.