El sector lácteo ecuatoriano: entre el hito exportador y los desafíos de competitividad
El sector lácteo ecuatoriano marca un hito histórico con su primera exportación de leche líquida a El Salvador, mientras enfrenta el desafío de fortalecer su competitividad en un mercado cada vez más exigente. Con más de 1,2 millones de personas vinculadas a la cadena de valor, este sector busca consolidarse como motor de desarrollo económico y social del país.

Un productor ordeña a mano una vaca en el campo, recogiendo leche fresca en un balde negro.
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El sector lácteo ecuatoriano atraviesa un momento de transformación. Después de décadas de producir exclusivamente para el mercado interno, Ecuador ha logrado concretar su primera exportación histórica de leche líquida, enviando 19.000 litros de leche UHT a El Salvador en mayo de 2025. Este logro representa un hito para la industria nacional; sin embargo, más allá de esta conquista comercial, el sector enfrenta desafíos estructurales que requieren atención urgente.
Con una producción diaria de aproximadamente 5,3 millones de litros de leche y más de 320.000 productores ganaderos en todo el país, la industria láctea ecuatoriana debe evolucionar hacia un modelo más competitivo, tecnificado y sostenible para aprovechar las oportunidades que se presentan en los mercados regionales e internacionales.
El sector lácteo, motor económico y social del país
El sector lácteo ecuatoriano representa una fuerza económica considerable que va más allá de las cifras de producción. Según datos del Centro de la Industria Láctea (CIL), esta cadena productiva involucra directa e indirectamente a más de 1,2 millones de personas, convirtiéndose en un pilar fundamental del empleo rural y urbano del país.
Según las cifras oficiales presentadas en el Foro Lácteo 2025, organizado por la Universidad San Francisco de Quito, el sector contribuye con aproximadamente el 7,1% del valor agregado bruto de la industria de alimentos y bebidas, generando cerca de 488.000 empleos formales. Además, representa el 8% del PIB agropecuario y constituye el segundo producto más importante de la canasta básica familiar ecuatoriana.
El perfil del productor lácteo ecuatoriano para 2024 muestra características particulares que definen la estructura del sector. Según las estadísticas más recientes de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria (ESPAC), el 79,4% de los productores son hombres, mientras que las mujeres representan solo el 20,6%.
En cuanto al nivel educativo, el 52,5% tiene educación primaria, el 20,3% secundaria, y solo el 17,6% cuenta con educación superior, lo que evidencia la necesidad de programas de capacitación y tecnificación (Gráfico 1).
“El 80% de productores son pequeños productores; son productores casi informales; sin embargo, el 80% de la producción proviene de los grandes productores”, explica Ramiro Díaz, profesor del Colegio de Ciencias de la Salud y Director del Instituto de Investigaciones en Biomedicina iBiomed, a GESTIÓN. Esta concentración de la producción en pocos actores grandes, mientras la mayoría son pequeños productores, representa uno de los principales desafíos estructurales del sector.
Distribución geográfica y capacidades productivas
La producción láctea en Ecuador se distribuye a lo largo del territorio nacional, con una marcada concentración en la región andina. Según la ESPAC, Pichincha lidera la producción con 709.653 litros diarios, seguida por Chimborazo, con 633.722 litros, y Manabí, con 613.014 litros. Estas tres provincias representan el 37% de la producción nacional total (Gráfico 2).
El análisis de la evolución del hato ganadero muestra tendencias mixtas. Mientras que en Chimborazo se observó un crecimiento significativo de 285.000 a 344.000 cabezas de ganado entre 2022 y 2023, provincias como Manabí experimentaron una reducción de 805.000 a 711.000 cabezas en el mismo período. Esta variabilidad refleja los desafíos climáticos, económicos y sanitarios que enfrenta el sector (Gráfico 3).
En términos de comercialización, según los últimos datos el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC) para el 2023, el 52,7% del total de empresas lácteas se concentraba en cinco provincias: Pichincha, Guayas, Manabí, Azuay y Cotopaxi. Pichincha genera las mayores ventas, con USD 87,7 millones, seguida de Guayas con USD 80,7 millones, lo que demuestra la importancia de estas regiones como centros de procesamiento y distribución (Gráfico 4).
Crecimiento empresarial en empresas lácteas: de 34 a 143 compañías en una década
Uno de los indicadores más reveladores de la transformación del sector lácteo ecuatoriano es el crecimiento exponencial en la formalización empresarial. Según datos de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, las empresas dedicadas a la producción de leche cruda de vaca pasaron de apenas 34 en 2014 a 143 en 2024, representando un crecimiento del 320% en diez años (Tabla 1).
Esta expansión no solo se refleja en el número de empresas, sino también en la magnitud de los ingresos generados. En 2014, únicamente Agrícola Cochicaranqui Cía. Ltda. figuraba en los registros con ingresos de USD 170.865, mientras que en 2024, el sector generó USD 67,3 millones, liderado por Chivería S.A., con USD 28,1 millones.
El salto cuantitativo es extraordinario, mientras que en 2014 el sector formal registraba ingresos mínimos, para 2024 solo el líder del ranking (Chivería S.A.) genera ingresos 164 veces superiores al total del sector formal de hace una década.
Avances sanitarios y apertura de mercados internacionales
Uno de los logros más significativos del sector lácteo ecuatoriano en los últimos años ha sido la superación de barreras sanitarias que históricamente limitaron las exportaciones. “Ya se han disminuido las barreras que nos impedían exportar leche antiguamente, pues teníamos fiebre aftosa. Actualmente, con las campañas agresivas de vacunación que los gobiernos han fomentado, ya somos un país libre de fiebre aftosa pero con vacuna”, añade Díaz.
Este avance sanitario ha sido fundamental para abrir nuevos mercados. Además de la histórica exportación a El Salvador, Ecuador ha logrado firmar protocolos sanitarios con China, lo que permitirá exportar productos lácteos al mayor mercado consumidor del mundo. “Por primera vez hemos exportado leche líquida, según lo que podemos ver en las plenarias, a Centroamérica y también ya se ha abierto un mercado a China”, confirma Díaz.
El proceso de exportación a El Salvador, que se concretó en mayo de 2025 con 19.000 litros de leche UHT, inició en octubre de 2024. Este logro demuestra la capacidad del país para cumplir con los estándares internacionales más exigentes y abre la puerta para futuras exportaciones a otros destinos centroamericanos.
Erika Zárate, representante de la FAO, destaca en entrevista para GESTIÓN que “Ecuador por su capacidad y por su ubicación, también en términos comerciales, no puede competir tanto por volumen, pero sí por especialización y por diferenciación”. Esta observación subraya la estrategia que debe seguir el país: competir por valor agregado y calidad superior.
Entre la formalización y la competitividad
A pesar de los avances, el sector lácteo ecuatoriano enfrenta desafíos estructurales significativos que limitan su potencial de crecimiento. Uno de los más críticos es la alta informalidad, pues se estima que el 50% de la leche producida ingresa al mercado informal, lo que representa una pérdida considerable de oportunidades para el desarrollo del sector formal.
“Tenemos los litros de leche suficientes para poder abastecer el mercado, pero lo que tenemos que captar es lo que se va a la informalidad”, explica Verónica Chávez, directora ejecutiva del Centro de Industrias Lácteas (CIL), en entrevista para GESTIÓN. Esta situación representa tanto un desafío como una oportunidad, pues el sector formal requiere leche y existe la posibilidad de incorporar a productores informales.
La competitividad del sector también se ve afectada por los altos costos de producción. “Tenemos un costo de maíz alto, si bien la mayoría del ganado está en pastoreo, en los cortes de luz que teníamos sequía y que no se podía dar pastoreo, el sector primario tuvo que invertir en maíz o en balanceado. Esto evidentemente genera costos de producción elevados que no los tenían programados”, señala Chávez.
Otro factor que limita la competitividad es el marco regulatorio. El sector lácteo opera bajo un sistema de precios controlados, lo que, según la directora del CIL, representa “nuestro candado para poder realmente pensar en los mercados internacionales, pues nosotros deberíamos competir en términos de calidad y precio”.
La necesidad de tecnificación es evidente cuando se analiza que ”el crecimiento se da básicamente por el incremento del número de animales, pero no por la productividad”, confirma Zárate de la FAO.
Estrategias de desarrollo y perspectivas futuras
Para superar estos desafíos, los actores del sector han identificado estrategias clave que requieren coordinación entre el sector público, privado y académico. El fortalecimiento de la asociatividad emerge como una de las herramientas más importantes para mejorar la competitividad de los pequeños productores.
La experiencia del consorcio Salinas de Guaranda, mencionada en el Foro Lácteo, demuestra que es posible desarrollar modelos exitosos de organización comunitaria. Este modelo ha logrado articular a más de 1.200 campesinos productores, procesando alrededor de 25.000 litros de leche diarios y elaborando 3.000 kilos de queso, todo bajo la marca Salinerito.
En términos de mercados futuros, los expertos coinciden en que Ecuador debe mirar hacia Centroamérica y Asia como destinos prioritarios. “Como sector lácteo, todavía estamos dando los primeros pasos. Si bien a nivel del sector están haciendo sus esfuerzos para abrir el mercado de manera sanitaria, hay que hacer trabajo interno. Nosotros todavía tenemos que trabajar en competitividad, tenemos que trabajar en la calidad de la leche”, reconoce Chávez.
La sostenibilidad ambiental también emerge como un factor clave para el futuro del sector. La necesidad de desarrollar sistemas productivos que contribuyan a la restauración de ecosistemas, en lugar de degradarlos, se convierte en una exigencia tanto del mercado como de las regulaciones internacionales.
El desarrollo de productos con valor agregado representa otra oportunidad significativa. La tendencia global hacia alimentos más saludables y funcionales abre espacios para que Ecuador desarrolle productos lácteos especializados que puedan competir en mercados de nicho donde el precio es menos determinante que la calidad y diferenciación.
Para lograr estos objetivos, es fundamental que el país invierta en la cualificación del recurso humano, especialmente en aspectos básicos como “el control de calidad del pasto, el control de calidad del agua que beben los animales, los mecanismos de higiene para el ordeño, para el almacenamiento y el transporte”, como señala la representante de la FAO.
El sector lácteo ecuatoriano se encuentra en un buen momento. La primera exportación a El Salvador marca el inicio de una nueva era, pero el verdadero desafío radica en construir un sector competitivo, sostenible e inclusivo que pueda aprovechar las oportunidades del mercado global mientras fortalece su contribución al desarrollo nacional.
(*) Economista, analista económica Revista Gestión.
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