Ciberataques al acecho: ¿qué tan blindadas están tus finanzas?
En un mundo donde cada clic puede tener consecuencias financieras, la ciberseguridad no es solo un asunto técnico, es una responsabilidad personal. Aquí te contamos cómo prevenir errores comunes y proteger lo más valioso que tienes en línea.

Persona manipulando código en un celular y laptop, en una escena de actividad cibernética o hacking.
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La revolución tecnológica ha traído incontables beneficios al sector financiero: operaciones instantáneas, pagos móviles, billeteras digitales, inversiones en tiempo real. Sin embargo, a mayor conectividad, mayor exposición. Ecuador, como gran parte de Latinoamérica, enfrenta un crecimiento acelerado en ataques cibernéticos, muchos de ellos dirigidos a usuarios comunes que no siempre toman medidas de protección adecuadas.
En este contexto, la ciberseguridad ya no es una preocupación exclusiva de los expertos en tecnología. Hoy, cada persona que revisa su banca en línea, guarda una factura en su celular o recibe una oferta laboral por WhatsApp, está expuesta.
Así lo confirma Mario Micucci, security researcher de ESET Latinoamérica, quien en entrevista para Gestión advierte que “muchas veces, somos nosotros mismos los que abrimos la puerta al riesgo, por desconocimiento o simple descuido”.
Por eso, si manejas información sensible, estás en el mundo financiero o simplemente quieres evitar perder tus datos o tu dinero, toma en cuenta estas recomendaciones clave para blindarte ante los ataques más comunes en el entorno digital.
¿Seguro que estás seguro?
Uno de los errores más comunes y peligrosos es ignorar las actualizaciones de seguridad de nuestros dispositivos. Ya sea en un celular personal o en una computadora de trabajo, dejar las actualizaciones pendientes puede abrir puertas invisibles a los atacantes. “Cada actualización no solo agrega funciones, sino que repara vulnerabilidades. No hacerlas deja la puerta abierta a ataques”, advierte Mario Micucci, investigador de seguridad en ESET Latinoamérica.
Esto aplica especialmente a aplicaciones bancarias, sistemas operativos, navegadores y antivirus. Muchos usuarios asumen que por tener instalado un software de protección están a salvo, pero eso es solo una parte del trabajo. “La seguridad no es proporcional a la cantidad de capas, sino a cómo interactuamos con ellas. Si ignoramos una alerta de riesgo y seguimos adelante, el problema somos nosotros”, enfatiza Micucci.
Tu dispositivo es tu billetera, trátalo como tal
Nuestros dispositivos móviles ya no son solo teléfonos. Hoy funcionan como billeteras digitales, archivo de facturas, espacio de trabajo, álbum familiar y más. Esa cantidad de datos personales y financieros convierte a cualquier celular en un blanco valioso.
Por eso, Micucci insiste en la importancia de clasificar la información que almacenamos: “No es lo mismo una lista del supermercado que un estado de cuenta o una factura de un cliente. Lo que consideremos importante debe tener más filtros y copias de respaldo”.
Si ese dispositivo sufre un ataque o una falla, la falta de respaldo puede convertirse en una pérdida irreversible. En el ámbito financiero, esto puede significar no solo pérdidas económicas, sino también problemas legales y de reputación para profesionales y empresas. Tener copias de seguridad actualizadas, idealmente en la nube y en un soporte externo, es una práctica esencial que todavía pocos adoptan.
Wi-Fi público: el enemigo invisible
¿Te conectaste al Wi-Fi del aeropuerto para revisar tu saldo? ¿Hiciste una transferencia desde el café de la esquina? Esas acciones cotidianas pueden salir caras. Aunque parezcan inocuas, las redes públicas mal administradas son terreno fértil para los ciberdelincuentes.
“No es lo mismo navegar por redes sociales que ingresar a plataformas donde circula información sensible”, explica Micucci. El tipo de navegación y el tipo de red importan. Muchas veces no sabemos quién administra esas conexiones, ni qué puertas están abiertas en ellas.
¿Qué hacer si necesitas conectarte fuera de casa o la oficina?
- Elige redes conocidas y confiables (evita “Wi-Fi gratis” sin autenticación).
- Nunca accedas a la banca en línea ni envíes datos sensibles en redes públicas.
- Usa una solución antimalware actualizada que pueda alertarte de accesos no autorizados.
- Siempre que sea posible, espera a estar en una red segura antes de hacer operaciones críticas.
La clave está en la contraseña
Una de las puertas de entrada más comunes para los ciberataques es, irónicamente, la más básica: la contraseña. “El nombre de tu mascota o de tu hijo no es seguro. Los algoritmos de los atacantes están diseñados para probar ese tipo de datos primero”, alerta el experto Mario Micucci.
A pesar de que todos sabemos que debemos usar contraseñas seguras, lo difícil es recordarlas. Y ahí es donde fallamos: reutilizamos claves, las anotamos en cualquier lado o elegimos combinaciones fáciles de adivinar. Ante esto, los gestores de contraseñas se convierten en aliados esenciales.
Estas herramientas permiten generar y guardar claves robustas para cada cuenta, y acceder a ellas con una sola contraseña maestra. “Esto nos da la posibilidad de tener contraseñas fuertes sin tener que recordarlas todas”, explica Micucci. Además, muchos gestores incluyen alertas si una clave ha sido vulnerada o si es demasiado débil, y pueden sincronizarse entre dispositivos de forma segura.
Entonces, ¿cómo crear una contraseña segura? Aquí le dejamos algunos pasos clave:
Usa combinaciones de letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos.
Evita palabras comunes o datos personales.
No repitas la misma clave en varias plataformas.
Usa un gestor de contraseñas confiable con una clave maestra segura.
Activa la autenticación en dos pasos siempre que esté disponible.
Ni siquiera los métodos biométricos como huella o reconocimiento facial garantizan seguridad total. “El usuario sigue siendo el eslabón más débil en la cadena”, recuerda Micucci. Por eso, más allá de la herramienta, lo esencial es desarrollar una cultura de protección consciente y constante.
¿Cómo reconocer una amenaza?
Los ataques más comunes llegan por medios que usamos a diario: mensajes de texto, correos, redes sociales, incluso ofertas laborales por WhatsApp. Si recibes un mensaje sospechoso, detente y piensa: ¿conozco al remitente? ¿Me están pidiendo información urgente? ¿Ofrecen algo demasiado bueno para ser cierto?
Según Micucci, la clave está en “dudar, pensar antes de actuar. Esa pausa puede salvarnos de caer en una trampa”. También recomienda revisar la configuración de privacidad de cada aplicación que usamos, porque muchas vienen con permisos activados por defecto que ponen en riesgo nuestra información.
Nadie quiere imaginarlo, pero puede pasar. A pesar de seguir buenas prácticas, ningún usuario está completamente a salvo de caer en un ataque cibernético. Lo importante es no entrar en pánico y actuar con rapidez. Como señala el experto Micucci, estar preparado marca la diferencia entre una molestia temporal y una pérdida irreversible.
Si sospechas que fuiste víctima de un ciberataque, estos pasos pueden ayudarte a contener el daño y recuperar el control:
- Cambia inmediatamente todas tus contraseñas, empezando por las financieras.
- Desinstala apps sospechosas o poco confiables.
- Informa a tu banco o institución financiera si detectas movimientos extraños.
- Usa tu antivirus para hacer un escaneo completo del sistema.
- Denuncia el hecho ante las autoridades correspondientes.
- Restablece el dispositivo si es necesario, y recupera tus datos desde los respaldos.
Vivimos en un tiempo donde una contraseña débil o un clic imprudente pueden costarnos mucho más que una simple molestia: pueden significar la pérdida de nuestros ahorros, nuestra reputación o incluso la estabilidad de un negocio.
La buena noticia es que hoy más que nunca tenemos acceso a información, herramientas y recursos que nos permiten estar preparados. La ciberseguridad no requiere ser experto, solo estar atento, informado y dispuesto a tomar decisiones más conscientes. La pregunta no es si vas a ser atacado, sino si estarás listo cuando ocurra. ¿Lo estás?
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