Lunes, 20 de mayo de 2024
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Columnista invitado

América dada al diablo

Francisco Carrión Mena

Francisco Carrión Mena

Ex Canciller, ex embajador en España, ONU, Estados Unidos y México. Columnista, académico en Flacso y autor de libros de política exterior.

Actualizada:

10 May 2024 - 5:59

En la actualidad, como nunca antes en la historia reciente, “América está dada al diablo”.  Tomo prestado el título del brillante ensayo de mi abuelo Benjamín Carrión para tratar de describir lo que pasa en nuestra agitada región.

Veamos algunos ejemplos. En Argentina hay un presidente que insulta al Papa -casualmente también argentino- con frecuentes salidas de tono y que pretende con unas recetas ultraliberales salvar a su país.

En Colombia hay un presidente exguerrillero acusado de financiar su campaña con dinero sucio y es calificado por su homólogo argentino como “terrorista asesino”; en Brasil ha retornado Lula sin los bríos y la claridad de pensamiento que caracterizó su primer mandato y también es insultado por el mismo inefable presidente Milei.

Venezuela vive la tiranía chavista que no desaparece hasta ahora con el mediocre presidente Maduro en el poder desde donde no deja de tomar del pelo a todos quienes se le acercan para pedirle una simple aspiración: democracia; hay en México un presidente que, impulsado por su popularidad, designa a dedo a su sucesora antes siquiera de que haya elecciones y pretende constituirse en el líder del “progresismo latinoamericano”.

Sobre Nicaragua ni que hablar, el dueto Ortega Murillo se empeña con violencia y ningún escrúpulo en acabar con su país mediante la supresión de las libertades y la democracia; el Salvador del señor Bukele, con mano de hierro y sin ningún empacho se toma todo el poder y encarcela a decenas de miles de sus compatriotas semidesnudos en flamantes cárceles para intentar acabar con la violencia interna; y, en el Ecuador un niño rico con juguete nuevo pretende gobernar al país con palo de ciego con el único afán de conseguir la reelección el año que viene.

Y por si esto fuera poco, en Estados Unidos, ejemplo de la democracia occidental y del respeto a la ley, nuevamente el expresidente Trump aspira, y con posibilidades, llegar a la Casa Blanca a pesar de un sin número de juicios, acusaciones, multas y comparecencias ante juzgados por peculados, ofensas sexuales y turbios manejos financieros. Trump fue quien al final de su primer mandato alentó a las turbas a tomarse el Capitolio y puede volver a ocupar la presidencia de ese gran país.

Si a esta situación individual o bilateral sumamos el caos imperante en las organizaciones de integración donde la inutilidad de la OEA es abanderada, la UNASUR desaparecida, la CELAC inactiva y todas las demás inexistentes, el caos multilateral en la región está garantizado.  No existe afán compartido de progreso ni peor aún compartir solidaridad sin la cual no hay ninguna integración posible.  No hay tolerancia y, sobre todo, priman las ideologías que separan a los gobiernos, aunque no a los pueblos.

Pero detengámonos en nuestro país. 

A los ya conocidos errores en política exterior cometidos en tan solo cinco meses por el gobierno del presidente Noboa se suma una inadmisible violación al derecho internacional.  Como adolescente con juguete nuevo -pero que no sabe cómo funciona- ordenó el asalto a la embajada de México en Quito para capturar al exvicepresidente Glas, que se había refugiado en esa sede diplomática para evadir a la justicia ecuatoriana que le buscaba para que responda por delitos comunes de peculado después de haber ya estado detenido cinco años por otras fechorías, es decir se trataba de una persona con indudables antecedentes penales en firme, sin el menor empacho en violar el derecho internacional.

México no debió nunca concederle el asilo que solicitaba, pues está probada su condición de delincuente común, tal como lo exige la convención de Caracas.  Esta acción ecuatoriana viola el derecho internacional y no tiene ninguna justificación, hace añicos el principio del asilo y nos lleva a un bloqueo diplomático que quién sabe cuantos años durará cuando los pueblos de Ecuador y México son pueblos hermanos.

Definitivamente, “América está dada al Diablo” y con ella el Ecuador.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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