Martes, 07 de mayo de 2024

Irene Vélez: "El secretismo sobre el Plan Fénix hará que la gente empiece a dudar"

Autor:

Adriana Noboa

Actualizada:

1 Ene 2024 - 16:00

La analista y estratega política, Irene Vélez Froment, conversa con PRIMICIAS sobre las primeras semanas de gestión del presidente Daniel Noboa y qué se espera de su gobierno para 2024.

El presidente Daniel Noboa, en el palacio de Carondelet, el 26 de diciembre de 2023.

Autor: Adriana Noboa

Actualizada:

1 Ene 2024 - 16:00

El presidente Daniel Noboa, en el palacio de Carondelet, el 26 de diciembre de 2023. - Foto: Presidencia

La analista y estratega política, Irene Vélez Froment, conversa con PRIMICIAS sobre las primeras semanas de gestión del presidente Daniel Noboa y qué se espera de su gobierno para 2024.

Ecuador cierra un año atravesado por el clímax de varias crisis (política, económica y de seguridad), que dieron paso a un inusual cambio de gobierno en noviembre y, así, la llegada sorpresa de Daniel Noboa Azín a Carondelet.

A ojos de la analista y estratega política, Irene Vélez Froment, la coincidencia entre el inicio de gobierno y el final de año, le dan un periodo de gracia al Primer Mandatario, que debe aprovechar para, desde el inicio de 2024, empezar a cumplir lo ofrecido en campaña.

Mientras tanto, los primeros pasos del presidente Noboa, aunque empiezan a despertar inquietudes de fondo, sirvieron para marcar una distancia y alejarse de los errores cometidos por su predecesor, Guillermo Lasso.

Por ejemplo, en menos de un mes de gobierno el Mandatario logró aprobar su primera ley económica urgente en la Asamblea y envió la segunda, seguida de anuncios que generan expectativa en la población.

Una expectativa que el presidente Noboa y su equipo deben manejar y satisfacer, para lograr el principal objetivo del Gobierno: la reelección en 2025.

A continuación, la analista política Irene Vélez conversa con PRIMICIAS sobre este escenario:

Ecuador cierra un 2023 de crisis política, pero las últimas cinco semanas han sido el arranque de la gestión del presidente Daniel Noboa. ¿Lo que ha mostrado este nuevo gobierno revela algo de lo que se puede esperar del Ejecutivo?

Creo que todavía no. No podemos establecer cuál va a ser el modo de operar o el ritmo que tenga el presidente Daniel Noboa, porque los tiempos van a ser diferentes. Una cosa es cuando recién empieza el gobierno, cuando no tiene enemigos políticos tan de frente y un 60% de aprobación.

Y otra va a ser, por ejemplo, en seis meses, cuando ya tiene que calentar motores para la siguiente elección presidencial. Y los otros partidos políticos lo empiecen a ver como un enemigo, probablemente, o como alguien a quien tienen que vencer.

Los tiempos van a marcar muchísimo como actúa el el gobierno.

Lo que sí se ha visto es que Noboa tiene un sentido de pragmatismo que va a acompañar al Ejecutivo durante su gestión. Lo que no tiene, hasta el momento, es esa agenda de correísmo versus anticorreísmo, que muchos tratan de imponerle.

Cerca o lejos de las elecciones, me imagino, no va a tratar de entrar en esa narrativa, porque Noboa ha tratado de establecerse como una opción nueva y como una manera diferente de hacer política.

El periodo de gobierno extraordinario es, de por sí, muy breve. ¿Esta particularidad no influye o pone presión en la forma en que el Ejecutivo desarrolla su gestión?

Absolutamente. Pero esas cinco semanas las tenemos que entender dentro de un contexto que es diciembre, que se cierra el año. Las personas también están, digamos, 'en otro patín'.

Entonces, se junta su periodo de 'luna de miel' política, este beneficio que le da la gente que quiere creer en un cambio, sumado a este ambiente festivo que vivimos.

El momento de medir a Daniel Noboa va a ser a partir de enero, porque este era un tiempo que se entendía excepcional sobre lo excepcional.

Desde enero se va a ver, por ejemplo, si tiene algún plan, una acción contundente de seguridad, porque ahí ya cambiará el nivel de exigencia al gobierno.

En este momento, el Gobierno ha entendido que tiene que comunicar: promesa cumplida, acciones, que están empezando en trabajar. Pero no ha soltado aún una acción definitiva, con la que uno pueda decir: aquí hay un verdadero cambio.

Sí se siente un cambio en la gobernanza, que hay menos conflicto entre el Legislativo y Ejecutivo. Es más que nada un cambio de estilo que ha gustado, especialmente, entre los jóvenes, pero todavía no hay una maniobra o una acción que lo diga claro: de aquí en adelante hay un cambio de 180 grados, un antes y después de Daniel Noboa.

Precisamente en ese tema de la comunicación, hay anuncios, pero no hay detalles de ejecución, cómo, con qué recursos... ¿Hasta cuándo esa percepción de cambio alcanzaría para mantener la aceptación?

Entiendo lo que el presidente Noboa quería decir, sobre que no tiene que estar diciendo todo todos los días. Por ejemplo: estoy reunido, estamos trabajando. Esa fue la cruz de Guillermo Lasso y lo sepultó comunicacionalmente.

Pero no es cuestión de dejar de comunicar, si es que no hay resultados. Es cuestión de tener resultados para comunicar. Pero no tener resultados tampoco es una excusa, necesariamente. Y eso deja ver que no se entendió bien la lección que dejó el gobierno anterior.

Por ejemplo, cuando Noboa decidió derogar la tabla de consumo de drogas, perfecto, hay que comunicarlo. Cuando se aprobó la ley tributaria también, increíble que el Ejecutivo y el Legislativo no se estén peleando.

Pero hay un momento en que tiene que decir cómo esa ley beneficia al ciudadano, que sea tangible. Por ejemplo, la ministra Mónica Palencia ha dicho: no más Ejército en los cuarteles sino en las calles. Hasta ese momento, maravilloso, pero de ahí viene la parte de: ¿lo estoy viendo? ¿veo las calles más seguras? ¿en qué puntos van a estar?

Va a haber una expectativa y si esas expectativas no se cumplen, van a jugar en contra del Ejecutivo.

La aplicación y los detalles del Plan Fénix han generado expectativas. Sin embargo, el presidente Noboa y sus ministros se guardan la reserva de esa información bajo el argumento de la seguridad. ¿La expectativa y los pocos anuncios alcanzan para satisfacer a la ciudadanía?

En lo absoluto. Y realmente esta narrativa de 'no podemos dar a conocer el plan porque no queremos que los malos sepan', ya tiene fecha de caducidad.

Eso se popularizó con Donald Trump, cuando dijo que tenía un plan maravilloso de seguridad internacional, pero que no lo podía decir porque era secreto, porque Isis no podía conocerlo. Y, a partir de eso, se convirtió en una muletilla.

En caso de que en verdad no lo quiera comunicar (aunque yo tengo muchísimo escepticismo ante eso), fácilmente se puede leer como un: no tenemos qué decir y, por lo tanto, voy a utilizar esta excusa.

Solamente las acciones van a poder hablar por el Gobierno, acciones contundentes, que espero se sientan desde enero.

No creo que la población pueda esperar más allá de enero o febrero para ver cambios significativos o una acción contundente contra contra la delincuencia.

Y decir que ha bajado la tasa de mortalidad y entrar en esos números no le sirve nada al Gobierno, por más que sea cierto (que yo lo pongo en duda). No podemos olvidar que cinco niños fueron asesinados en ese mismo lugar.

Y ante este hecho, no hay número o estadística que valga. Entonces, la realidad mata el relato. Y salir a justificarse o a decir que estás teniendo éxito, no va a tener respaldo alguno.

¿El secretismo del Plan Fénix puede jugarle en contra al presidente Noboa?

Tal cual. Se crea la posibilidad de que la gente empiece a dudar de si saben o no saben del tema. Por el momento, se mantiene el período de gracia del Gobierno, pero ya empiezan a sentirse las voces de: bueno, por qué no hacen algo más contundente.

Para mí, tiene hasta febrero para poder demostrar, a través de sus actos, que quienes criticábamos y dudamos del Plan Fénix simplemente éramos escépticos. O, por el contrario, que estábamos en lo correcto y que el secretismo era porque no hay contenido.

Posiblemente, no tienen mayor contenido y están haciendo camino al andar.

En medio de todo esto, está también el anuncio de la consulta popular. Unos voceros dicen un número de preguntas y temas, otros dicen otras. ¿Una iniciativa así puede tener éxito después del fracaso del referendo del expresidente Lasso?

Sí hay una diferencia en el presidente Lasso y Noboa. Lasso debía tener las preguntas listas, para después de los 90 primeros días de su gestión, cuando tenía 70% de aprobación. Más que Noboa, al parecer.

Lasso tenía una mayor esperanza de conseguir un buen resultado, pero no aprovechó ese momento, porque no tenía las preguntas. Por lo tanto, tuvo que aguantarse y lanzarlas en un momento de mucho desgaste y ya era imposible que las pudiera ganar.

Al parecer Noboa aprende de eso y, además, se siente que es algo que ya tenía calculado. Por lo que hago una diferencia entre la preparación de Noboa para la seguridad versus la preparación en términos jurídicos.

Por ejemplo, ha cumplido con entregar las leyes urgentes. Aunque haya detractores que dicen que son leyes 'por encimita'. Pero ha cumplido con entregarlas, una al mes. Eso es algo que en el gobierno anterior hubiese sido impensable, daban una fecha y tres meses después no sabíamos qué pasaba con lo prometido.

Entiendo que todavía no nacen las preguntas, estratégicamente. Porque estaríamos hablando sobre si las pregunta son viables o no son viables. Al final del día, cuando la gente empieza a criticar la consulta, también critica al Presidente.

Pero confío, por el momento, que van a tener una mejor respuesta y reacción que Lasso.

Si no lanza las preguntas en enero, máximo febrero, sí hablamos de una improvisación total.

El 2024 será también un año atípico, porque se trata de un año preelectoral, pese al reciente cambio de gobierno. ¿Le alcanzará el tiempo a Noboa para lograr una reelección en 2025?

Dependerá muchísimo de cómo gestione ese tiempo. En principio, puedo decir que sí. Sería comprensible que la población quiera decir: no tan rápido, no puedo cambiar de gobierno otra vez. Lo primero que van a buscar las personas es continuidad. Y eso estaría jugando a su favor.

Sin embargo, si es que no aprovecha estos momentos y tiene que tomar decisiones difíciles, como la focalización de los subsidios, podría ser negativo.

Noboa empieza con un ambiente favorable para su reelección, debido a tanta inestabilidad. Es natural que la gente quiera que se quede seis años, a menos que no se sientan resultados en seguridad o se tomen medidas impopulares.

La vara la dejaron muy baja y Noboa está aprovechando eso en este momento.

¿El mayor problema sería que la economía le obligue a tomar una decisión con un impacto social negativo?

Sí, porque el tema de seguridad depende 100% de Noboa, si decide entrar a tal lugar y sitiarlo, lo rápido que pueda conseguir las cárceles barcazas o construir centros penitenciarios. La economía no depende de él, sino de si logró tener el crédito o no, si la reforma económica logra el objetivo esperado.

La economía va a marcar la gestión y la reelección del presidente Noboa.