La constructora brasileña sigue esperando que el Estado ecuatoriano se siente a la mesa para continuar con las negociaciones para acordar una reparación integral.
Esta reparación integral es por los múltiples casos de corrupción en los que se vio envuelta la constructora brasileña en el país y el perjuicio económico que estas cuestionables prácticas le han causado a Ecuador.
Han pasado 35 meses desde que iniciaron las conversaciones. Sin embargo, ese proceso parece cada vez más lejano. Especialmente ahora que el procurador Íñigo Salvador dijo que la negociación estaba suspendida tras el incendio del edificio de la Contraloría en Quito, donde se guardaban expedientes del caso.
El nuevo director regional de Odebrecht, Mauricio Cruz, comunicó a las autoridades, la semana pasada, que de ahora en adelante será el representante de la firma brasileña en el país y que quiere retomar el proceso.
Pero no hay respuestas concretas de parte de las instituciones que conforman la mesa de negociación, desde julio pasado: la Procuraduría, la Fiscalía, la Contraloría y la Secretaría Anticorrupción.
Cruz insiste en que la prioridad de la constructora brasileña es cerrar la negociación y saldar sus deudas. Pero ahora el discurso gira hacia una responsabilidad social.
Recuerda que la empresa tiene una deuda de USD 9 millones con 80 proveedores ecuatorianos y dice que se trata de medianas y pequeñas empresas.
Y reconoce otra deuda de Odebrecht por USD 25 millones con el Servicio de Rentas Internas (SRI). Por lo que quieren hacer un cruce de cuentas con el Estado, que les adeuda alrededor de USD 100 millones por obras ejecutadas:
Dicen que no tienen dinero
Cruz dice que la empresa no tiene dinero para pagar, que la inversión de los últimos tres años para las negociaciones y reparaciones con otros países de la región ha consumido todos sus fondos.
Por lo tanto, sostiene que están dispuestos a que el cruce de cuentas sea directo, que no pase por sus manos y que el Estado salde directamente las deudas pendientes con los contratistas.
Incluso, habla de la posibilidad de crear un fideicomiso, para que el capital restante quede como garantía y parte de pago de una futura reparación:
Vamos a enfrentar todas las responsabilidades que la empresa tiene, principalmente las derivadas de los ilícitos, pero no la responsabilidad de terceros por otros asuntos.
Mauricio Cruz, director regional de Odebrecht
Lavado de manos
Odebrecht llegó a Ecuador en 1987, para construir el proyecto de irrigación Santa Elena y su última obra, parcialmente entregada, fue el Poliducto Pascales Cuenca, en 2017.
El poliducto se licitó por USD 250 millones, pero el costo final fue de USD 623 millones. Y, a pesar del sobrecosto, el Poliducto Pascuales Cuenca se hizo con tantas fallas de diseño y problemas estructurales que no cumple con estándares internacionales para un funcionamiento seguro, según una auditoría contratada por las Naciones Unidas a pedido de Ecuador.
Sobre estos cuestionamientos, Cruz señala que es “un problema puntual”, en una estación del proyecto. Pero afirma que se trató de un defecto de diseño, no de construcción y que ellos lo advirtieron a las autoridades:
Por este caso, Odebrecht inició un proceso judicial, para aclarar con un peritaje las responsabilidades.
En medio de los escándalos de corrupción que han hundido la reputación de la firma en el continente, Odebrecht se empeña por tratar de rescatar su imagen técnica (de ingeniería y construcción), ya que quieren seguir operando en los países donde ha tenido presencia.
“No tenemos ninguna intención de litigar los temas penales”, advierte Cruz. Ni abogados, ni juicios, ni intenciones de dilatar procesos para evadir sus responsabilidades. Excepto si la controversia es técnica.
La calidad técnica de las obras que Odebrecht hizo, durante todos estos años, es elevadísima, es una empresa que tiene premios internacionales.
Mauricio Cruz, director regional de Odebrecht
Según Cruz, unos cuatro o cinco de los proyectos que contrataron con el Estado tienen problemas de pago, pese a que ya fueron entregados y facturados.
Los directivos de la constructora tienen claro que para que la empresa se recupere, y pueda saldar todas sus deudas pendientes, necesita seguir trabajando, generando recursos.
Eso implica seguir ganando licitaciones. Y en ese camino de renovación de su estructura e imagen, dice Cruz, han conseguido nuevos contratos en Estados Unidos, Panamá y Brasil.
Sin embargo, “si el Estado ecuatoriano decide que la empresa no puede recibir un perdón, lo respetaremos igualmente”, dice Cruz y explica que no insistirán en quedarse, porque se trata de un tema de confianza.
Sin embargo, la contraparte, las autoridades ecuatorianas han mostrado solo de palabra su interés por avanzar en las negociaciones. Odebrecht está inoperativa en el país. Y, si no tiene fondos para pagar las deudas pendientes, tampoco tendrá dinero para asumir una reparación al Estado.
Podría ser cuestión de tiempo para que la empresa brasilera abandone el país debido a la parsimonia con la que se han llevado las negociaciones y a los tropiezos del proceso.
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