Jueves, 25 de abril de 2024

Romo: "no estoy cabildeando respaldos para quedarme"

Autor:

Adriana Noboa

Actualizada:

21 Oct 2020 - 0:05

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, en entrevista, el 20 de octubre de 2020.

Autor: Adriana Noboa

Actualizada:

21 Oct 2020 - 0:05

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, en entrevista, el 20 de octubre de 2020. - Foto: EFE / José Jácome

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, habla del juicio político en su contra, los errores de octubre de 2019, el final del gobierno y su futuro político.

Lo sucedido en octubre de 2019 "es un pretexto de los interpelantes" para entablar un cuarto intento de juicio político en su contra, dice María Paula Romo.

Sentada en su despacho, la Ministra de Gobierno reflexiona sobre las buenas y malas decisiones tomadas durante esos días de conflicto social.

Con el escenario político actual ¿este intento de juicio político en su contra podría tener éxito en el Legislativo?

Eso siempre puede pasar, conmigo o con cualquier ministro. Y hay que dejar que el proceso siga su curso. Sin embargo, este es un proceso político por los hechos de octubre, mi cuarto juicio político por ello.

Pero no creo que haya cambiado nada respecto a cómo la Asamblea miró octubre, que lo que no fue motivo de juicio político hace 10 meses sea motivo de juicio político hoy. Porque no hay una nueva causal.

Entonces, ¿cuál es el motivo?

El tema de octubre es un pretexto de los interpelantes. En eso estoy clara. Y creo que vuelve a poner en la mesa el doble rasero del señor (Roberto) Gómez.

Por ejemplo, a mí buscan censurarme por el uso de bombas lacrimógenas, pero a los policías de la Escolta Legislativa que desalojaron la Asamblea, cuando iba a ser tomada, con bombas lacrimógenas, los condecoraron.

Es un pretexto de personas que políticamente tienen diferencias grandes conmigo, insalvables, entendería.

Este juicio político fue retenido en el Consejo de Administración Legislativa (CAL) durante meses, ¿no se vuelve demasiado extemporáneo?

Ver las cosas fuera del calor del momento permite comprender mejor lo sucedido. De todas maneras el CAL tiene la facultad de decidir cuándo le da trámite a un juicio político.

Hay en este periodo juicios que se han tardado más tiempo que el mío en pasar a la Comisión de Fiscalización. Pero, entiendo, también estuvo relacionado con el hecho de que el CAL recibió este pedido cuando otros tres habían terminado de cerrarse por el mismo motivo.

Y, me parece, que el tiempo le ha dado perspectiva, para mirar octubre con más distancia y menos apasionamiento.

¿Servirá de algo el juicio?

Nunca deja de ser oportuno discutir las cosas y, a pesar de que creo que los asuntos por los que está planteado el juicio político son unos pretextos para ponerme en la probabilidad de una censura o destitución, los temas son importantísimos. En el fondo está el debate sobre el uso de la fuerza, sobre la actuación de la Policía en una manifestación.

¿Cuál es el mensaje de la Asamblea para la Policía? ¿Cuál es el mensaje para los violentos?

¿Estaría resignada a irse o está cabildeando respaldos para quedarse?

No estoy cabildeando respaldos para quedarme, ni lo haré. Hay respaldos que he recibido sin necesidad de pedirlos. No es una situación en donde, como Ministra de Gobierno, pueda yo misma interceder. Pero tengo una buena relación y una relación directa con muchos legisladores, que también se deriva de mi trabajo.

¿Podrá seguir haciendo su trabajo de operadora política del Ejecutivo? ¿Cómo está su relación con la Asamblea? ¿Puede ayudar a tramitar leyes?

En general bien, ha sido una relación institucional, formal y va a seguir siendo así. Por ejemplo, mi relación con el correísmo está marcada desde mucho antes de que yo sea Ministra.

Con el señor Gómez, entendería que, su mayor preocupación es mi postura feminista, esa es otra diferencia que ha sido trasladada al campo de la política. Pero si me destituyen ya no hay nada que discutir sobre leyes futuras, será el Gobierno institucionalmente el que las tramite.

No he tenido ningún momento en donde mi relación con la Asamblea haya sido una relación sencilla.

Usted es la principal operadora política del Gobierno, ¿si la destituyen tendría el presidente Moreno con quien reemplazarla?

Eso explica en buena parte el juicio y las 40 comparecencias a la Asamblea. Por mi cargo yo tengo, para bien y para mal, mucho peso en la representación del Gobierno y la defensa de sus tesis, en su relación con los otros poderes del Estado. Eso también explica por qué soy un objetivo político para la Asamblea.

Las otras aristas del paro nacional

¿Tomó en cuenta el Gobierno alguna de las recomendaciones del informe de la CIDH sobre lo ocurrido en octubre?

Para nosotros sí importa lo que diga el Sistema Interamericano. Presentamos algunas observaciones al informe porque lo consideramos sesgado en algunas partes, algunas también se corrigieron, es un procedimiento normal.

Pero algunas recomendaciones sí se tomaron en cuenta, como analizar el comportamiento de la Policía y uno de los resultados evidentes es que la Policía no permitirá volver a ser secuestrada.

Un año después, ¿cómo evaluar lo sucedido?

Las órdenes operativas fueron apropiadas. Por ejemplo, fue apropiado no intentar un rescate de los policías y periodistas secuestrados en el Ágora de la Casa de la Cultura. Hay personas que creían que eso debía hacerse.

También fue oportuno que el único caso en el que la Policía intervino con sus fuerzas especializadas fue en el secuestro de Calderón. Porque les arrojaban gasolina a los policías.

Hay personas que creen que debimos haber intervenido con fuerza en Pujilí, donde los policías estuvieron secuestrados cinco días. Pero sigo creyendo que la orden de no intervenir fue apropiada.

Escogimos la prudencia, pero también hay algo que aprender. Nunca desalojamos una gobernación, de las 11 tomadas. Negociamos y nos mandaban fotos de que todos estaba en orden todas las noches antes de dormir.

¿No hubo errores?

Pero sí me pregunto si no debimos haber sido más duros frente al ataque a La Balbina. Era un cuartel militar y lo defendimos con bombas lacrimógenas. Afortunadamente no pasó a mayores.

Se cometió el error operativo y logístico cuando no había lugar para la detención de personas. A un grupo de detenidos se los llevó a un cuartel por unas horas, hasta poder llevarlos al juzgado y la detención fue declarada ilegal.

Otro desacierto fue haber permitido que se divida a la ciudad en zonas de paz y zonas de guerra. Todo el país debería ser zona de paz, ¿dónde está permitido el enfrentamiento? Eso hizo que prendan la Contraloría, porque la Policía no se podía acercar.

El futuro político

¿Cómo ve el Gobierno sus últimos meses?

El Gobierno entra en su fase final y está marcada por varias cosas: el poscovid en primera fila, hay temas que pierden prioridad cuando hay personas que tienen el riesgo de pasar hambre, el problema fiscal es grande.

Un desafío importante en las próximas semanas será la ficción de que las cosas siguen igual, porque hay instituciones que pretenden que en sus presupuestos no exista impacto. Las próximas semanas van a estar marcadas también por la disputa electoral.

El Ministerio de Gobierno y la Policía se preparan para un incremento de la conflictividad social.

No tenemos en nuestras previsiones la posibilidad de algo similar a octubre del año anterior. Pero sí pueden darse y se dan estas expresiones de violencia. Por ejemplo, en la ruralidad, asociadas a los temas de minería ilegal y antiminería, en las fronteras y con el contrabando, en la disputa por territorios y las industrias ilegales.

La conflictividad para la que se prepara la Policía no es solo de origen social y político. A la Policía le espera un momento nada fácil y estamos recuperando el material usado y dañado en las protestas del año pasado.

¿Cuál es el futuro político de María Paula Romo? ¿Está usted construyendo una marca personal?

Mi futuro político es de 32 semanas si la Asamblea no decide lo contrario. Este Ministerio no permite hacer muchos planes de futuro.

Con la comunicación, estoy respondiendo. Desde el inicio he tenido una comunicación de bajo perfil. Y creo que ese también ha sido un error, porque al ser yo un objetivo político tan importante, por el cargo y las responsabilidades, entonces otras personas están contando lo que yo hago. Otras personas están contando lo que aquí se decide.

Ahora quiero ser yo la que hable más fuerte sobre lo que yo hago.

¿Sigue siendo usted parte de Ruptura, ahora el nuevo movimiento Construye?

He tomado distancia de lo que en su momento fue Ruptura y ahora es el movimiento Construye. Pero estuve de acuerdo y formé parte de esa decisión de reinventar la organización política.

Mientras soy ministra no puedo, al mismo tiempo ser ni representante, ni vocera de una organización política. Conozco a los que están tomando las decisiones y hay personas nuevas a las que no conozco, pero cuando se termine mi cargo en el Ministerio voy a conocerlos. Estoy segura de que voy a seguir haciendo política hasta el último día de mi vida. Voy a seguir siendo militante. Militante de Construye.