Viernes, 26 de abril de 2024

Presencia de grupos armados en la frontera norte inquieta al Gobierno

Autor:

Mario Alexis González

Actualizada:

2 Sep 2020 - 0:05

Operativo de control de armas, municiones y explosivos en la frontera entre Ecuador y Colombia, el 25 de agosto de 2020.

Autor: Mario Alexis González

Actualizada:

2 Sep 2020 - 0:05

Operativo de control de armas, municiones y explosivos en la frontera entre Ecuador y Colombia, el 25 de agosto de 2020. - Foto: @FFAAECUADOR

Dos grupos subversivos han sido identificados en actividades delictivas en Esmeraldas y Sucumbíos. Las muertes violentas se mantienen a la baja en las tres provincias fronterizas.

Dos años y siete meses pasaron desde que Ecuador atravesó su peor crisis de violencia en la frontera con Colombia, entre enero y mayo de 2018. Hoy nuevos hallazgos centran la atención de las autoridades en esa zona.

En la misma zona, el 17 de agosto de 2020 una mujer fue secuestrada por grupos armados. Y 11 días después liberada por la Policía Nacional.

Seis personas fueron detenidas y al interrogarlos la violencia de 2018 volvió a la memoria. Los antisociales aseguraron pertenecer al Frente Oliver Sinisterra, un grupo disidente de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Un grupo que entre enero y mayo de 2018, protagonizó en los poblados fronterizos de Esmeraldas tres secuestros, nueve asesinatos (seis en cautiverio) y un atentado terrorista contra un cuartel policial.

En ese entonces varios de sus cabecillas fueron arrestados y procesados. Su líder, alias 'Guacho', fue abatido en un operativo de efectivos ecuatorianos y colombianos.

Según el analista Mario Pazmiño, pese a los golpes que la Policía y el Ejército dieron a esa estructura criminal, al parecer todavía no ha desaparecido y sigue movilizándose en la selva fronteriza.

Los datos que maneja el Observatorio Ciudadano de la Política de Seguridad (OCSI), indican que el 'Frente Oliver Sinisterra' libra una batalla por el control de la zona con otros dos grupos: 'Los Contadores' y 'Las Guerrillas Unidas del Pacífico'.

Una segunda pista de problemas proviene de la misma frontera norte, pero más al oriente, en la provincia de Sucumbíos.

El Ministerio de Defensa confirmó que se han detectado infiltraciones de grupos armados ilegales en la frontera.

Estos sucesos ocurren entre los poblados Puerto El Carmen y Tres Fronteras, en el cantón Putumayo. Los militares desarmaron un campamento.

Luego de varios operativos, el Ejército ecuatoriano decomisó 1.723 municiones calibre 7,62 milímetros (mm), 820 municiones calibre 5,56 mm, 110 municiones calibre 9 mm, 26 alimentadoras de fusil M16, 15 alimentadoras de fusil GALIL y 30 mochilas de combate con arnés.

Pero entre los hallazgos también se encontró un tacho de panfletos. Los escritos se identificaban con el nombre de 'Comandos de la Frontera' (CDF), otro de los grupos subversivos que opera en la zona.

Minería y narcotráfico

El grupo 'Comandos de la Frontera' es relativamente nuevo. La primera aparición de sus panfletos se registró a finales de julio de 2020, en el departamento de Putumayo, en el lado colombiano de la frontera.

Sin embargo, la Policía de ese país negó la aparición de un nuevo grupo armado.

En declaraciones recogidas por Punto Radio de Putumayo, Francisco Gelvez, comandante de la Policía colombiana en la zona, dijo que según los reportes de inteligencia los CDF son un invento del GAO-R Estructura 48 (E48).

Los GAO-R son los Grupos Armados Organizados - Residuales, que es como se conoce a los grupos subversivos que no se plegaron a la desmovilización de las FARC, en 2016.

La E48 de los GAO-R opera en el sector del Putumayo y mantiene confrontaciones permanentes por el control del narcotráfico en la zona.

Gelvez considera que los integrantes del GAO-R E48 buscan contrarrestar la atención de la ciudadanía, la Policía y los medios hacia ellos y que dejen de identificarlos como una mafia desprendida de las FARC.

Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia de las Fuerzas Armadas y coordinador del Observatorio Ciudadano de la Política de Seguridad (OCSI), explica el accionar de estos grupos armados.

Las disidencias de las FARC como el GAO-R E48 o CDF trafican con droga, extorsionan y asesinan en Colombia, pero tienen sus campamentos del lado ecuatoriano para evitar ser capturados.

Este grupo -agrega- trabaja con otro llamado La Constru, que se formó luego de la desmovilización de los paramilitares y controla el tráfico de hoja de coca y clorhidrato de cocaína de la región.

Además, La Constru trabaja directamente con el Cartel de Sinaloa (México) y con el Cartel de Los Soles (Venezuela) en el tráfico de estupefacientes por toda la región.

Luis Hernández, general retirado del Ejército, remarca que además del narcotráfico, estos grupos armados se han centrado en la minería ilegal.

Con el dinero que mueven en el tráfico de drogas, buscan incursionar en la extracción de minerales de manera ilegal.

"¿Cómo podemos explicarnos que a grupos de mineros ilegales, en Esmeraldas se les decomise equipos de USD 500.000?", se preguntó Hernández en una entrevista radial.

Violencia del otro lado de la frontera

El fin de semana del 22 y 23 de agosto de 2020, Iván Duque, presidente de Colombia, visitó el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador.

La visita del mandatario se debe al incremento de homicidios colectivos en la zona. Los crímenes -se cree- fueron perpetuados por las bandas criminales o grupos residuales de las FARC.

En esa visita, Duque aseguró que las recientes matanzas en distintas zonas de Colombia, la mayoría fronterizas, han dejado más de 30 personas muertas.

El Presidente colombiano dijo que en los dos años que lleva de su Gobierno ha habido 188 fallecidos por este tipo de crímenes. A inicios de agosto, en Nariño fueron masacrados ocho jóvenes en una zona rural.

Sin embargo, esa violencia que se vive del lado colombiano no se refleja en Ecuador. Los datos del Ministerio de Gobierno dicen que los homicidios intencionales o muertes violentas en las tres provincias fronterizas con Colombia mantienen una tendencia a la baja, desde hace casi una década.

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