Consulta popular y referéndum: La gestión del presidente Daniel Noboa será evaluada, otra vez, en las urnas
Este domingo 16 de noviembre, el Mandatario descubrirá si los votantes respaldan su intención de redactar otra Constitución y de permitir la instalación de militares extranjeros en Ecuador.

El presidente Daniel Noboa llegando a un evento en Anconcito, Santa Elena, el 6 de noviembre de 2025.
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Este domingo 16 de noviembre, el presidente Daniel Noboa medirá por cuarta vez su popularidad en las urnas. Pero, a diferencia de la consulta y referendo de 2024, y las presidenciales de 2023 y 2025, la tensión en el clima social del país ha subido.
El descontento por la crisis de inseguridad, que apunta a que este 2025 será el año más violento de la historia, y el estado crítico de desabastecimiento en los hospitales públicos, son dos de los principales problemas por los que el Gobierno no ha respondido.
A eso se suma una larga lista de medidas, en este nuevo periodo, que han provocado críticas y preocupación en múltiples sectores: las polémicas leyes de Inteligencia, Solidaridad Nacional, Integridad Pública, Transparencia Social, Sostenibilidad Crediticia; la desaparición de la millonaria deuda tributaria de Exportadora Bananera Noboa; la eliminación del subsidio al diésel; la intención de explotar Quimsacocha; el despliegue militar para reprimir la protesta social…
Y en medio de ese contexto, el Mandatario decidió impulsar una quincena de propuestas para consulta popular y referendo, como el retorno de los casinos y la castración química, pero solamente cuatro llegaron a la papeleta para este domingo:
- Permitir la instalación de bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano.
- Eliminar el financiamiento estatal para las organizaciones políticas.
- La reducción de asambleístas de 151 a 73.
- La convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente.
Aunque el Gobierno y sus planteamientos también tienen simpatizantes, la intención de abrir bases militares extranjeras y de redactar una nueva Constitución le abrieron dos frentes conflictivos. Especialmente después de haber puesto como una opción que Galápagos vuelva a ser sede de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, lo que el Mandatario se vio obligado a descartar días después.
Además, Noboa se ha encargado de sacudir su propia campaña electoral en distintos momentos. Por ejemplo, ha repetido que una nueva Constitución le permitiría quitarle la prestación de servicios de salud del IESS. Pero se niega a dar detalles sobre sus otras intenciones y afirmó que se puede utilizar ChatGPT para redactarla, algo que volvió a matizar.
También ha dejado pistas de las cosas que le molestan de la actual Carta Política. Se ha quejado de los derechos colectivos, del derecho a la protesta, de los obstáculos para la explotación minera, de las garantías judiciales y del contrapeso de la Corte Constitucional.
Sin embargo, el Gobierno tiene una gran ventaja política: la oposición es casi inexistente. Mientras las organizaciones políticas y sociales están fuertemente debilitadas e incluso desacreditadas, ADN y sus simpatizantes invierten numerosos recursos en publicidad digital y campaña.
Adicionalmente, el rechazo a una constitución correísta o chavista también tendrá peso en las urnas. Y el discurso de que ese texto redactado en Montecristi protege a los delincuentes también ha calado en ciertos sectores ciudadanos.
Pero, al igual que con todos sus predecesores, que buscaron medir su popularidad en las urnas para impulsar sus proyectos políticos, el principal factor que influirá en la decisión de los ecuatorianos será la opinión que tengan de la gestión del presidente Noboa, especialmente después de que lleva casi dos años en el poder.
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