En siete años, la guerrilla colombiana cruzó la frontera e incursionó en el narcotráfico y la minería ilegal en Ecuador
En marzo de 2018, tres marinos fueron asesinados por el Frente Oliver Sinisterra en Esmeraldas, cerca a la frontera entre Ecuador y Colombia. Siete años después, los Comandos de la Frontera asesinaron a 11 militares en Orellana.

Militares se alistan para participar en un operativo aéreo en la Brigada de Selva, Napo, en la provincia de Orellana, el 13 de mayo de 2025.
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24 de agosto de 2016. Juan Manuel Santos, entonces presidente de Colombia, y Rodrigo Londoño, alias 'Timochenko', comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), firmaron un acuerdo de paz en La Habana, Cuba.
En teoría, ese acuerdo pondría fin al conflicto interno colombiano que había durado más de 50 años. Sin embargo, varias células guerrilleras anunciaron que no se plegarían a la paz. Esa negativa dio origen a las llamadas disidencias, que heredaron los lucrativos negocios ilícitos en los que participaba la guerrilla.
Esta situación generó alertas en Ecuador. "Se calcula que tal vez un cuarto de efectivos de las FARC (en esa época unos 7.000) no se desmovilice, sino que harán bandas organizadas como pasó con los paramilitares. Eso aumentaría la inseguridad en la frontera norte", advertía el expresidente Rafael Correa semanas antes de la firma de la paz.
El temor era que, ante la firma de la paz se iba a desplegar mayor presencia estatal colombiana en la zona guerrillera de Colombia, asociada al narcotráfico como forma de financiamiento, y los grupos residuales tendrían que replegarse hacia la frontera con Ecuador, para operar desde el lado ecuatoriano.
El inicio de la crisis en Esmeraldas
Pese a que se conocía lo que podría pasar, no se tomaron previsiones suficientes. Un año y cinco meses después, estas llamadas disidencias de las FARC empezaron a generar violencia del lado ecuatoriano como respuesta al control militar y policial en la zona fronteriza.
El 27 de enero de 2018, hubo un atentado con un coche bomba contra el cuartel policial de San Lorenzo, en Esmeraldas. La explosión que destruyó la estructura fue el inicio de una ola de violencia en la frontera norte.

Semanas después, el 20 de marzo de 2018, tres marinos ecuatorianos murieron en una explosión, cuando se acercaron -durante un patrullaje- a lo que resultó ser una bomba artesanal. Seis días después, un equipo periodístico de diario El Comercio fue secuestrado y asesinado en cautiverio, en esa misma zona.
Esos ataques fueron atribuidos al Frente Oliver Sinisterra, que era comandado por el guerrillero colombiano-ecuatoriano Walter Arízala, alias 'Guacho'. Este sujeto ordenó estos ataques como medida de presión para que el Estado ecuatoriano retire sus controles en la zona fronteriza de Esmeraldas y liberare a algunos de sus cómplices que habían sido capturados.
Tras la confirmación del asesinato del equipo periodístico, fuerzas de Colombia y Ecuador reforzaron sus operativos en la frontera. El 21 de diciembre de 2018, 'Guacho' fue abatido por oficiales colombianos. Sin embargo, la violencia no terminó ahí y en los años siguientes, la violencia se extendió a toda la frontera norte de Ecuador.
El Frente Oliver Sinisterra fue solo la primera muestra de los peligrosas que son las disidencias guerrilleras colombianas para Ecuador. Estos grupos se dedican, principalmente al narcotráfico, y encontraron en Ecuador una vía para sacar la droga de Colombia y enviarla hacia los mercados de consumo en Norteamérica y Europa.
Por esta razón, su influencia no se quedó en Esmeraldas, que limita con los departamentos colombianos de Tumaco y Nariño. Sino que se extendió a Sucumbíos, cerca del Putumayo en Colombia, también en la línea fronteriza.
En enero de 2019, un agente policial fue emboscado y asesinado en Sucumbíos. En esas épocas, la inteligencia ecuatoriana empezó a rastrear a los responsables y dio con una organización colombiana conocida como La Constru.
La Constru, agrupación narcodelictiva colombiana, era liderada por Miguel Bastidas, alias 'Gárgola'. Posteriormente, se aliaron con las disidencias del Frente 48 de las FARC, que eran lideradas por Pedro Goyes, alias 'Sinaloa', a quien se le atribuía el control de las rutas del narcotráfico en Sucumbíos. Juntos empezaron a llamarse La Mafia.
En los años siguientes, 'Gárgola' y 'Sinaloa' fueron detenido y asesinado, respectivamente. El control lo asumió alias 'Araña', un exguerrillero de las FARC que volvió a dar a la organización criminal una fachada de guerrilla y la convirtió en lo que hoy se conoce como Comandos de la Frontera (CDF).
Carteles mexicanos y bandas ecuatorianas
Con la presencia de disidencias como el Frente Oliver Sinisterra, Comandos de la Frontera, el Frente Carolina Ramírez y la Columna Móvil Urías Rendón en la frontera ecuatoriano, las actividades narcodelictivas también se incrementaron en esa zona.
Por lo que, las bandas ecuatorianas, antes dedicadas a la delincuencia común, empezaron a brindar servicios de transporte, almacenamiento y seguridad a los cargamentos de droga. Por lo que estos grupos crecieron rápidamente en poder económico y territorial.
Las alianzas se extendían hasta el extranjero, ya que la droga se movía a nombre de carteles internacionales, sobre todo mexicanos: Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
Hasta 2020, el control total del lado ecuatoriano era de Los Choneros, alrededor de la figura de José Luis Zambrano, alias 'Rasquiña'. Incluso, este grupo criminal creó brazos armados como Tiguerones, Gángsters, Lobos y Chonekillers, que operaban en distintas provincias como sus lugartenientes.
Pero, todo cambió a finales de ese año, cuando 'Rasquiña' fue asesinado y los cabecillas de los brazos armados quisieron tomar su lugar. Empezando una guerra interna de bandas en Ecuador que se libró, inicialmente, en las cárceles, dejando más de 500 presos asesinados. Y luego en las calles, convirtiendo a Ecuador en uno de los más violentos de la región.
Esta división supuso alianzas y competencias en todos los espacios de la cadena del narcotráfico: frontera (producción), territorio nacional (transporte, almacenaje y tráfico) y extranjero (venta final). Inteligencia ecuatoriana identificó estos grupos:
- En Esmeraldas, Los Tiguerones trabajaban con el Frente Oliver Sinisterra, al servicio del cartel Jalisco Nueva Generación. Mientras que Los Gángster, asociados a Los Choneros, se aliaron con la Columna Móvil Urías Rendón y el Cartel de Sinaloa.
- Mientras que en Sucumbíos, Sinaloa trabajaba con los Comandos de la Frontera y Los Choneros. El cartel de Jalisco se asoció con el Frente Carolina Ramírez y bandas ecuatorianas como Los Lobos y Tiguerones.
Sin embargo, agentes de Inteligencia policial y militar explicaron a PRIMICIAS que estas alianzas son momentáneas y cambian mucho, ya que las organizaciones extranjeras no trabajan con exclusividad y contratan al mejor postor. Ese es el origen de la violencia criminal.
Las disidencias mutaron y avanzaron en Ecuador
El 9 de mayo de 2025, 11 militares fueron asesinados en el sector del Alto Punino, en Orellana. Los agentes hacían un operativo en contra de la minería ilegal y fueron atacados por miembros de la banda Comandos de la Frontera (CDF).
Ese crimen puso los ojos de la opinión pública sobre Orellana, una provincia históricamente pacífica, pero que desde mayo de 2023 se tornó violenta por la disputa del control de las actividades de extracción de oro en la cuenca del río Punino.
Si bien está cercana a Sucumbíos, provincia fronteriza con Colombia, Orellana no comparte linderos con ese país. Pero la rentabilidad del negocio de la minería de oro ilegal llamó la atención de los CDF que dejaron la zona fronteriza y avanzaron hacia la Amazonía ecuatoriana.
Inteligencia del Ejército ecuatoriano explica que esa actividad fue, inicialmente, controlada por Los Choneros. Sin embargo, una división interna de este grupo, provocó molestias en los mineros ilegales, ya que tenían que pagar 'vacunas' a dos facciones.
Los mineros se desplazaron a Lumbaqui, en Sucumbíos, centro de operaciones de los CDF en Ecuador y les pidieron ayuda. Los narcoguerrilleros aceptaron darles seguridad a cambio de una parte del negocio minero y de dirigir su propia línea de abastecimiento de combustible.
Pero esa no es la única señal del avance de los Comandos de la Frontera más allá del límite con Colombia. Desde 2024, autoridades ecuatorianas hicieron capturas de sus miembros en Manabí y Pichincha. Se trata de personas dedicadas al narcotráfico y lavado de activos a través de empresas fachada.
De hecho, el asesinato de los 11 militares sucedió mientras en Quito, a la misma hora, empezaba el juicio contra uno de sus cabecillas y sus hijos.
Ahora, inteligencia militar ha rastreado una naciente y creciente alianza entre los CDF y Los Lobos, que se han dedicado a ‘exterminar’ cualquier rastro de Los Choneros, en Orellana y Sucumbíos.
Ecuador, detrás de las disidencias guerrilleras
Desde que las disidencias narcoguerrilleras colombianas empezaron a perpetrar ataque en Ecuador, los gobiernos de turno han tomado medidas. Incluso, ubicando a las cabecillas como principales objetivos nacionales, sobre los líderes de bandas locales.
En abril de 2024, la Presidencia de la República de Ecuador liberó la lista de los más buscados. En el primer nivel estaban dos extranjeros: 'Araña', cabecilla de los Comandos de la Frontera; y 'El Mayo' Zambada, líder del Cartel de Sinaloa.
Tras el ataque a los militares en Orellana, el 15 de mayo de 2025, el presidente Daniel Noboa declaró como grupos armados organizados a los Comandos de la Frontera, el Frente Oliver Sinisterra (FOS) y las Disidencias Comuneros del Sur. Esta última es una disidencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN), otra guerrilla colombiana en inestables diálogos de paz en Colombia.
Desde el lado operativo, el Estado ecuatoriano -con el apoyo de Colombia- también ha dado fuertes golpes. Por ejemplo, el Frente Oliver Sinisterra ha perdido fuerza y ahora, incluso, ha cambiado su denominación a Bloque Occidental Alfonso Cano para redirigir sus operaciones.
Mientras que los CDF han recibido tres golpes en un año. En abril de 2024, las FF.AA. capturaron a alias 'Cejas', quien era el segundo al mando de la organización. En febrero de 2025, en cambio, autoridades colombianas detuvieron a alias 'Araña'.
En mayo de 2025, fue abatido 'Comandante', quien coordinaba las acciones criminales de esta narcoguerrilla del lado ecuatoriano de la frontera.
John Reimberg, ministro del Interior, explicó a PRIMICIAS que estas disidencias guerrilleras buscan dinero en Ecuador y han encontrado en la minería ilegal una vía rápida para encontrarlo. Por esta razón, ahora la estrategia será atacar su cadena logística. Es decir, la extracción y el transporte del oro.
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