Viernes, 29 de marzo de 2024

Sector rural: el 77,9% de trabajadores tiene un empleo no adecuado

Autor:

Eduardo Cobos

Actualizada:

8 Ago 2021 - 0:05

Entre 1960 y 2019 la población rural cayó un 30% y actualmente 6,2 millones de personas viven en el campo. Además, el 22% del trabajo rural es no remunerado.

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Autor: Eduardo Cobos

Actualizada:

8 Ago 2021 - 0:05

Productores de la Comunidad "San Guillermo", en Pastaza, el 8 de junio de 2021. - Foto: Ministerio de Agricultura/Twitter

Entre 1960 y 2019 la población rural cayó un 30% y actualmente 6,2 millones de personas viven en el campo. Además, el 22% del trabajo rural es no remunerado.

El porcentaje de la población que reside en zonas rurales en Ecuador alcanzó su punto más bajo en los últimos 60 años. Fue así que en 2019 el Banco Mundial estimó que un 36% de la población ecuatoriana habitaba en la ruralidad, representando alrededor de 6,2 millones de personas.

Mientras que en 1960 el 66% de la población se ubicaba en zonas rurales. En las pasadas décadas y en la actualidad se denota una dinámica migratoria interna entre el campo y la ciudad; sobre todo en población joven.

A pesar de que cada vez hay menos personas en el campo, el sector agropecuario es la rama de actividad que mantiene una mayor participación del empleo nacional, con el 30,4%.

Esto quiere decir que de cada 100 trabajos, 30 se desenvuelven en actividades agrícolas, ganaderas, de silvicultura o pesca.

Las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras representaron el 69,8% de los trabajos rurales durante el primer trimestre del 2021. Pero la mayoría de personas en el sector rural no pertenece a la categoría del pleno empleo. Las cifras del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), muestran que el 77,9% del empleo rural es no adecuado.

El empleo no adecuado se define como aquellas labores en las cuales los trabajadores:

  • No completan las 40 horas de trabajo semanales estipuladas en la Ley.
  • No perciben un salario de al menos USD 400 mensuales.

El autoempleo predomina

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) caracteriza a la agricultura familiar por el acceso limitado a tierras y capital, además del autoempleo que se realiza en las parcelas por los miembros del hogar.

Una de las principales dificultades de la agricultura familiar es justamente la no remuneración de su trabajo. Y es que al utilizar mano de obra familiar, los agricultores y sus familias, no reconocen su tiempo y trabajo; por lo tanto, no lo cuantifican en dinero.

De hecho, el 22% del trabajo rural es no remunerado; alrededor de 620,600 personas no perciben un pago de salario. Esto se debe al esquema de producción de la agricultura familiar.

La Sierra alimenta al país 

Por otra parte, el 64% de los predios familiares se encuentra en la Sierra, frente al 26% de la Costa y 10% de la Amazonia, dice la FAO.

Las pequeñas unidades familiares se sitúan sobre todo en la Sierra, donde las haciendas fueron repartidas a sus trabajadores y comuneros durante la Reforma Agraria de la década del año 70.

Si bien la agricultura familiar se basa en unidades de producción que no sobrepasan las cinco hectáreas, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) dice que el 60% de los alimentos que se consumen en Ecuador son cultivados por este modo de producción.

Los principales cultivos de estas unidades de producción menores a las cinco hectáreas son tomate riñón, cebolla blanca, arveja, aguacate, habas y maíz suave. Y todos estos cinco cultivos mencionados se producen en la Sierra.

Las necesidades en el campo

El Estado debe visibilizar la importancia de las unidades de producción familiares campesinas, mediante la especial atención hacía el sector, dice Romelio Gualán, actual titular de la Coordinadora Nacional Campesina.

Gualán menciona que el futuro gobierno debe realizar acciones para el mejoramiento de infraestructura vial para las zonas rurales.

Además urge ampliar la cobertura de internet, según Gualán, para garantizar el acceso de educación a las niñas y niños de zonas periféricas. Con estos servicios, la población rural tendrá mayores incentivos para quedarse en el campo y no migrar hacía las ciudades.

Debido a la importancia de la agricultura familiar en la provisión de alimentos, el Estado debería promulgar una política pública que asegura los bienes y servicios de la actividad, opina también Gualán.

Y otra deuda pendiente en el sector rural, dice el dirigente, es incrementar la cobertura de riego.

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