Jueves, 25 de abril de 2024

El 38,1% de ecuatorianos vive en la pobreza con múltiples carencias

Autor:

Silvio Guerra

Actualizada:

18 Ene 2020 - 0:03

Mendicidad

Autor: Silvio Guerra

Actualizada:

18 Ene 2020 - 0:03

Niños piden caridad en las calles de Quito, el 16 de julio de 2019. - Foto: Jonathan Machado / Primicias

Los indicadores de pobreza en Ecuador empeoraron al cierre de 2019 y afectaron más a quienes viven en zonas rurales.

La tasa de pobreza multidimensional medida por el acceso a educación, salud, empleo y vivienda creció 0,2 puntos porcentuales en 2019.

Este tipo de pobreza se ubicó en 38,1% de la población ecuatoriana en diciembre de 2019, mientras que en diciembre de 2018 fue de 37,9%.

Este aumento no se considera estadísticamente significativo, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Pero en el área rural este indicador pasó de 67,7% a 71,1%, un incremento de 3,4 puntos porcentuales, que sí es estadísticamente significativo.

El INEC mide la pobreza de tres maneras: por los ingresos, por las necesidades básicas insatisfechas y por el enfoque multidimensional, que incluye el acceso a educación, vivienda, salud y empleo.

La pobreza por ingresos es el método más habitual de medición. Para diciembre de 2019 una persona era considerada pobre si percibía un ingreso inferior a USD 84,82 mensuales.

Pero enfocarse en un solo factor, como el ingreso, no es suficiente para capturar la verdadera realidad de la pobreza, según la Universidad de Oxford.

De ahí la importancia de medir la pobreza multidimensional.

Objetivos lejos de cumplirse

En el Plan Nacional de Desarrollo (PND), del Gobierno de Lenín Moreno, se fijó como meta reducir la tasa de pobreza multidimensional de 35,1 % a 27,4% hasta 2021.

Pero a un año de cumplirse el plazo, las últimas cifras presentadas por el INEC se encuentran lejos del objetivo.

Para el área rural, la meta es reducir este indicador de 60% a 49,2%, pero entre 2016 y 2019 este indicador subió más de 11 puntos porcentuales.

Otra meta pendiente es subir de 53% a 95% el número de familias en situación de extrema pobreza que cuenten con una vivienda propia.

En diciembre de 2019 el porcentaje de familias de bajos ingresos con casa propia fue de 51,3%, alrededor de 2 puntos porcentuales menos que en 2016, cuando se planteó la meta.