Sábado, 04 de mayo de 2024

Los cuentos que hay detrás de las canciones que marcaron época

Autor:

Fátima Cárdenas

Actualizada:

6 Oct 2023 - 5:28

Tras el bossa nova hay una chica de Ipanema y tras el bolero, varias historias de amor. Es que ningún verso aparece por casualidad y siempre va a existir un cuento detrás de cada canción.

Canción con cuento

Autor: Fátima Cárdenas

Actualizada:

6 Oct 2023 - 5:28

El antes (izq.) y el después (der.) de Heloísa Menezes Paes, la mujer que inspiró "La garota de Ipanema". - Foto: Archivo Mundo Diners

Tras el bossa nova hay una chica de Ipanema y tras el bolero, varias historias de amor. Es que ningún verso aparece por casualidad y siempre va a existir un cuento detrás de cada canción.

Este artículo está basado en la nota "El cuento detrás de la canción" publicado en la revista Mundo Diners.

Al cambiar de emisora, con frecuencia se ignora que cada pieza musical es mucho más que una sucesión armónica de sonidos. Tras el bossa nova hay una chica de Ipanema y escondidas en un bolero hay varias historias de amor. Es que ningún verso aparece por casualidad y siempre va a existir un cuento detrás de cada canción.

La chica de Ipanema

El día era caluroso y la gente se refugiaba en cafés para soportar el sol de media tarde. Mientras tanto, músicos anónimos rompían el silencio con sus acordes. Dos de ellos, Tom Jobim y Vinícius de Moraes fumaban arrimados al alféizar de la ventana del bar Veloso cuando la mujer milagro pasó.

Entonces ella, que no tenía más de diecisiete años, caminaba hacia el mar como en una danza sobre nubes. Los hombres comprendieron que la muchacha era bossa nova. En la tarde siguiente el milagro se repitió y, así, casi todos los días. La veían con un paquete de cigarrillos en la mano y a veces nadando en el mar.

La mujer era Heloísa Eneida Menezes Paes Pinto, Helô, y casi de inmediato mutó en “La garota de Ipanema”. Involuntariamente, su espíritu se había inyectado en versos con la misma cadencia de sus pasos sobre la arena, pues Jobim y Moraes lograron que toda la pieza musical mantuviese cierto balanceo en sus notas cuando el cantante describe el caminar de la muchacha. Sin embargo, al final, en los instantes de introspección, la melodía suena a saudade.

Historia de un amor

Tras el brote de poliomielitis de 1950 en Panamá, los casos, aunque mucho más esporádicos, seguían presentándose luego de cuatro años. Así, tres días después de haber dado a luz, Mercedes Casanovas Escobet y su bebé fueron diagnosticadas con la enfermedad. Antes de fallecer, Mercedes solo alcanzó a encomendarle a su cuñado, Carlos Eleta Almarán, que cuidase de su marido y de sus tres hijos.

Los hermanos Eleta eran los fundadores de Radio Programas Continental, cuyo edificio quedaba muy cerca de la clínica. Por eso, apenas le notificaron sobre el deceso, Carlos fue a su oficina donde tenía un piano y se encerró para hacer música. Estaba purgando el sufrimiento con arte y el resultado fue el bolero “Historia de un amor”.

Aquella canción empezó a caminar sola: gracias a la radio, los Eleta mantenían relaciones con artistas de toda América. Uno de ellos, el argentino Leo Marini, escuchó el bolero durante un viaje a Panamá y se impresionó de tal modo que propuso grabarlo con Carlos. Era 1955 y La Sonora Matancera hizo el acompañamiento.

Canción, saqueo y baile

A las cuatro de la mañana del 18 de mayo de 1683, los vecinos del puerto de Veracruz se despertaron por el estruendo de mosquetes. “Vive le roi de France!”, se escuchaba. Casi de inmediato, un grupo de bucaneros encerró al pueblo en la iglesia parroquial. Su drama fue el génesis de una canción cuyo destino era dar la vuelta al mundo cuatro siglos después: “La bamba”.

A cierta distancia de allí, en una hacienda que pertenecía a una dama rica, los peones fueron los primeros en sospechar de las naves que iban hacia Veracruz. La señora se mostró temerosa de las capacidades de sus hombres para defenderla. Sin embargo, un mulato que era su amante le dijo: “Yo no soy marinero, pero por ti seré”…

Casi una semana después, los saqueadores se marcharon, llevándose consigo el botín. Los soldados que habían sobrevivido al saqueo se rehusaron a perseguir al enemigo, alegando que “no somos marineros, sino capitanes”.

En todos los rincones del virreinato, la gente se burlaba de su gobernante y le hacían canciones y mofas: en secreto lo llamaban bambarria, es decir, tonto. Y así “bamba” mutó en un ritmo musical…