Domingo, 28 de abril de 2024
Esto no es político

Nada que celebrar

María Sol Borja

María Sol Borja

Periodista. Conductora del programa político Los Irreverentes y del podcast Esto no es Político. Ha sido editora política, reportera de noticias, cronista y colaboradora en medios nacionales e internacionales como New York Times y Washington Post.

Actualizada:

8 Mar 2024 - 5:59

El cuerpo de Danna, de 8 años, descuartizado y escondido en la cisterna de casa de sus abuelos. Los restos de dos hermanas, Génesis de 10 años y Brianna de 3, desaparecidas el año pasado, encontrados en una quebrada. El cuerpo de Aina, de 2 años, desenterrado del patio de su propia casa.

Ocurrió en Riobamba, Tulcán, Taisha.

En Punta Cana, una joven de 17 años fue violada por tres compañeros en el paseo de fin de curso de un colegio privado de Guayaquil. 

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer y los hechos de violencia más recientes —y más mediáticos— nos recuerdan que no hay nada que celebrar. 

Cómo pasan estas cosas, nos preguntamos. Cómo estaba vestida la joven. Por qué aceptó encontrarse con el amigo. Por qué estaba sola. 

Queremos creer que los perpetradores son monstruos espeluznantes que no tienen nada que ver con nosotros. Pero, ¿lo son? El padre, el padrastro, el compañero de curso, el amigo de toda la vida. Están ahí. Entre nosotros, perpetuando una cultura que les ha permitido creer que son dueños de los cuerpos de las niñas y las mujeres.

Cuando son mujeres jóvenes o adultas, la sospecha recae sobre ellas. Su palabra es puesta en duda. Su físico es escudriñado hasta el último milímetro. Es muy fea para que la violen. Es muy linda, ella los provocó. El tiempo que se tomaron para denunciarlo también es motivo de cuestionamiento: por qué no denunció antes. Qué raro que haya denunciado tan pronto. 

Cuando son niñas nos horrorizamos. Nos espeluzna imaginar la perversidad con la que se perpetra un crimen contra ellas pero qué tanto nos preguntamos sobre cómo se llega a la expresión máxima de la violencia contra mujeres y niñas. 

2023 cerró con 321 femicidios, es decir que ocurrió uno cada  30 horas. En lo que va de 2024 ya son al menos 35 femicidios registrados.

Esos datos nos sorprenden, asustan y conmueven. Pero, a la vez, somos indiferentes ante la violencia estructural que se expresa en lo cotidiano. En 2021, nacieron cinco niños cada día cuyas madres tenían entre 10 y 14 años de edad. Es decir, a diario, nacieron cinco niños producto de una violación, según datos de Unicef.

¿Cuántas violaciones son judicializadas? 9.006 entre enero de 2018 y junio de 2023, según datos recabados por la Defensoría del Pueblo. De esos, solo el 23% terminó con una sentencia condenatoria.

Según la misma entidad, hay además 178 casos de conciliación, es decir, que hubo un acuerdo por fuera de la justicia para que la persona acusada no sea procesada. Son acuerdos que pueden incluir intercambio de dinero o matrimonio entre la víctima y el acusado —de ahí surgen, lastimosamente también, los matrimonios y uniones tempranas infantiles  y adolescentes que sí, aún se practican a pesar de ser ilegales— algo que parece impensable, pero que es una realidad en nuestro país. 

Que este panorama nos recuerde todo lo que falta por pelear. Que le recuerde al Estado las obligaciones que tiene para proteger a las niñas y a las mujeres y sobre todo, que no perdamos de vista la urgencia para educarnos como sociedad para dejar de perpetuar una cultura machista, misógina y cómplice de la violencia. Se lo debemos a Danna, a Génesis, a Brianna, a Aina y a tantas más.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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