Viernes, 03 de mayo de 2024
De la Vida Real

El tío Jaime es un pilar familiar y custodio de memorias

Valentina Febres Cordero

Valentina Febres Cordero

Es periodista y comunicadora. Durante más de 10 años se ha dedicado a ser esposa y mamá a tiempo completo, experiencia de donde toma el material para sus historias. Dirige Ediciones El Nido. 

Actualizada:

10 Jul 2023 - 5:26

En todas las familias hay un tío incondicional, el tío que ayuda a solucionar los trámites, el que sabe qué hacer en cualquier caso. Es el tío que siempre ayuda sin esperar nada a cambio.

En nuestra familia es el tío Jaime. Es un tipo callado, bueno y agencioso, que nos quiere mucho y nosotros le queremos incondicionalmente.

Él no es mi tío por genética. Es más bien tío por casualidad del destino, porque se casó con mi tía. Pero como ha estado en la familia incluso antes de que yo nazca, la genética, en este caso, es lo que menos pesa, porque él es mi tío y el de mis hijos y hasta de mi esposo. Porque así ya nos vino, con nombre de tío y apellido Jaime.

No sé cuántos años tiene exactamente, le calculo unos 75 o tal vez 76. Desde que le conozco es un señor adulto y calvo. El tiempo para él no ha pasado. Está exacto desde el día de su boda. Eso sé, porque en su casa hay fotos impresas en blanco y negro en marcos de plata.

No ha crecido, no se ha arrugado y tampoco le ha salido barriga como a mis otros tíos. Le veo igualito año tras año. Su cumpleaños es en enero. Es el único de la familia que comienza el año nuevo con el festejo de su vida. La gente especial siempre nace en fechas especiales.

El tío es muy religioso y admirable al mismo tiempo, porque a pesar de tener tanta fe y conocimiento de causa, jamás adoctrina a nadie. Él respeta y, claro, todos le respetamos.

Me encanta el tío porque solo con su familia íntima reza en voz alta cuando va a comer. Me imagino que cuando están otras personas, da las gracias en voz baja, y conmigo y mis hijos ha rezado en alto, y eso me enorgullece y le agradezco por la confianza. Jamás se lo he dicho, pero pienso calladita como si fuera uno de mis secretos más íntimos de gratitud.

Todos los años nos invita de vacaciones. Mi prima y su hija vienen de Estados Unidos, y hacemos planes y viajes a la playa. Ha coincidido que me ha tocado viajar estos últimos años en su carro, él de chofer, yo de copiloto, y algún guagua va atrás. Mi tía y los otros niños van en otro auto.

Me gusta viajar con el tío porque hablamos lo básico, pongo música, y él no se queja. No le importa ni el género musical ni el ritmo, y mi playlist es bastante variada. Hay mucho Carlos Vives, Gloria Trevi, Joaquín Sabina, y ahora he agregado talento nacional.

De cuando en cuando, hablamos del clima, del tráfico o de alguna anécdota, y luego el silencio vuelve. Y el tío me sorprende, y de a poquito, he ido conociendo su esencia.

Él es el mayor de 12 hermanos, y en los viajes me cuenta cosas de su niñez, de su vida. Pero lo hace de tal manera que no puedo preguntarle más. He notado que no le gusta que lo acosen con preguntas, porque sus respuestas son secas y concisas, a pesar de que sus historias están llenas de encanto y detalles.

En este viaje, por ejemplo, estábamos pasando por Tandapi y de repente lee en voz alta: "Manuel Cornejo Astorga era el hermano de mi bisabuela, uno de los asesinos de García Moreno. En mi familia jamás se habló del tema porque mi abuela era religiosa, y que su tío haya estado metido en tremendo lío ha de haber sido un escándalo terrible para la época”. 

Obviamente, tenía que preguntarle todo al respecto. Es una historia para escribir una novela. Y el tío me contó cómo fueron los hechos: “Manuel Cornejo Astorga traicionó a García Moreno, porque eran amigos, y él fue uno de los que le tendieron la emboscada”.

Encantada, le saqué tanta información como pude. Pero cuando quise escribir sobre eso, resultó que ya no me acordaba de nada. Le volví a preguntar mientras estábamos en la piscina, pero noté que la inspiración del narrador se había ido.

Como no quiso hablar del tema, me mandó a leer tres libros de historia. Para no quedarme callada, le pedí de favor si me podría ayudar a renovar mi firma electrónica. Él dijo que encantado, y en dos clics la renovación fue aprobada.

Así que la historia completa de Manuel Cornejo Astorga quedará para el próximo año, cuando seguramente volvamos de vacaciones, y en el auto retomaré el tema. Pondré ON en la grabadora del celular para no perder ni un detalle de su encantador relato.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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