Jueves, 25 de abril de 2024

Elecciones 2021, la política se digitaliza en tiempos de pandemia

Autor:

Adriana Noboa

Actualizada:

8 Jun 2020 - 0:04

Las organizaciones políticas eligen a sus autoridades y candidatos en convenciones o asambleas, provinciales o nacionales.

Autor: Adriana Noboa

Actualizada:

8 Jun 2020 - 0:04

Las organizaciones políticas eligen a sus autoridades y candidatos en convenciones o asambleas, provinciales o nacionales. - Foto: PRIMICIAS

Los movimientos y partidos políticos enfrentan la pandemia de Covid-19 en año preelectoral. Deberán escoger sus candidatos respetando todas las normas de distanciamiento social.

Mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue definiendo las reglas para un año preelectoral inusual, los movimientos y partidos políticos intentan definir un derrotero para los próximos meses.

Según el calendario electoral previsto, las candidaturas de todos los participantes para las elecciones generales de febrero de 2021 tendrán que estar definidas a mediados de agosto.

Aquí algunos de los retos que presenta una contienda en medio de una 'nueva normalidad' que obliga al distanciamiento social:

  • Hasta marzo, los operadores políticos de los partidos y movimientos seguían recorriendo el país o las provincias para movilizar a sus bases y ganar nuevos seguidores.

    Además, este año varios partidos deben cambiar directivas locales y nacionales. Para lo cual hay que hacer convenciones donde sus afiliados escojan a sus representantes internos.

    Todos esos procesos quedaron en pausa y ahora empiezan a reactivarse, ya que las cúpulas partidistas saben que el calendario electoral no se detendrá y deben definir autoridades.

    Pero ya no pueden hacerlo recorriendo las calles y tocando puertas, llenando coliseos, teatros y estadios. Ahora tienen que recurrir a las plataformas digitales, para mantener las medidas de distanciamiento social y evitar el contagio de Covid-19. Nada será lo mismo este año.

    Esto en un país donde la política es de tarima y espectáculo.

  • La edad media de los candidatos

    Generalmente, en las elecciones presidenciales la edad promedio de los candidatos suele ser alta. La mayoría son adultos mayores.

    En época de pandemia eso hace que para los precandidatos actuales sea un riesgo extra la posibilidad de contraer una enfermedad que es especialmente peligrosa para las personas que tienen más de 60 años.

    Es el caso de Guillermo Lasso (64), líder del movimiento CREO, que ya anunció que terciará por tercera vez para la Presidencia de la República.

    También sucede con Jaime Nebot (73), líder del Partido Social Cristiano (PSC). Aunque no ha confirmado oficialmente su candidatura, se espera que este mes haga pública su decisión de presentarse o no a las elecciones.

    Uno de los recientes precandidatos jóvenes es Salvador Quishpe (49), quien dijo que irá a las primarias por el partido del movimiento indígena, Pachakutik.

    Llegado el momento, todos deberán pasar por elecciones primarias de sus partidos y movimientos, en agosto. Y probablemente sea de forma virtual. Lo que podría extenderse a la campaña electoral en enero y febrero próximos.

  • Al igual que para la teleducación y el teletrabajo, la conexión a Internet es un punto clave para que los partidos puedan acercarse a su militancia y a sus posibles votantes.

    Pero, fuera de las principales ciudades, donde la conexión también falla, la señal es limitada o de menor calidad. Lo cual complica la capacidad de las organizaciones políticas para llegar a sus bases.

    Es por eso que algunos apuestan por devolverle importancia a canales tradicionales con alcance nacional, como la radio. Mientras que otros optan por activar pequeños núcleos digitales en cada circunscripción y así crear redes de conexión.

    Según el mismo Ministerio de Telecomunicaciones solo el 60% del país tiene acceso a señal 4G.

    Esto es un reto especialmente para los partidos que tienen sus bases en sectores populares o en el campo donde, en muchos casos, no hay ni siquiera cobertura de Internet.

  • El espejismo de las redes sociales
    La red social más usada en Ecuador es Facebook, seguida de Instagram.

    La red social más usada en Ecuador es Facebook, seguida de Instagram. Pixabay

    Aunque las redes sociales han servido para dinamizar y potenciar movimientos sociales alrededor del mundo, esto varía dependiendo del país y de la región.

    Además, el número de usuarios en cada red social varía según la edad. En Ecuador la mayoría de los votantes son jóvenes: alrededor del 50% del electorado tendrá menos de 40 años en 2021.

    Y las redes sociales son cada vez más dinámicas, mientras que los partidos políticos siguen siendo tradicionales, por más jóvenes que sean, la mayoría le presta atención solamente redes como Facebook y Twitter.

    En el país hay 13 millones de cuentas de redes sociales en Facebook, Instagram, Linkedin, TikTok, Twitter, Pinterest y Snapchat.

    La última elección en Quito es prueba del espejismo de las redes sociales. Los candidatos que lideraban en Twitter y Facebook no llegaron ni al 7% de los votos.

  • Twitter endurece las reglas del juego político

    En las esferas políticas Twitter es la red social predilecta. Es ahí donde se ventilan los asuntos del país, y hasta se puede provocar un cambio en las decisiones del poder Ejecutivo.

    La red social ha crecido en Ecuador desde 2010, cuando se vio su potencial en la revuelta policial de septiembre de ese año. Y es donde ahora, debido a la pandemia de Covid-19, las autoridades anuncian sus decisiones.

    Sin embargo, Twitter se ha visto obligada a asumir una mayor corresponsabilidad en su papel en la política mundial. Especialmente con las actuaciones de políticos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

    Es por esto que, en octubre pasado, Twitter decidió no dar más cabida a la propaganda política pagada.

    El objetivo es que, para hacer más equilibrado el terreno político, el alcance de los mensajes debe ganarse y no comprarse.

    Además, Twitter ha endurecido sus políticas sobre contenidos falsos, para poder identificar y advertir o bloquear las mentiras de los políticos y de las figuras públicas.

    Pasó recientemente con Trump, y sus tuits fueron marcados como que necesitaban verificación porque la información no era exacta o incluso fueron borrados porque no cumplían con las reglas de la red social.