Viernes, 26 de abril de 2024

Tres incentivos perversos convirtieron al Sucre en una lavandería de dinero

Autor:

Estefanía Celi

Actualizada:

13 Ene 2022 - 0:05

El sistema Sucre se usó entre Venezuela y Ecuador para hacer exportaciones. La economía dolarizada de Ecuador fue uno de los factores que atrajo a empresas irregulares.

Autor: Estefanía Celi

Actualizada:

13 Ene 2022 - 0:05

X reunión del Consejo Político de la Alba, el 28 de febrero de 2013, encabezada por Nicolás Maduro. - Foto: Cancillería

El sistema Sucre se usó entre Venezuela y Ecuador para hacer exportaciones. La economía dolarizada de Ecuador fue uno de los factores que atrajo a empresas irregulares.

El sistema de compensación Sucre está en el ojo del huracán, gracias al proceso penal en contra del empresario colombiano Álex Saab, en Estados Unidos, y a las denuncias de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional de Ecuador.

Las denuncias de la Comisión incluso llegaron a Colombia. El presidente colombiano Iván Duque recibió a delegados de la Comisión, el 11 de enero, quienes le entregaron el informe sobre la investigación del caso Álex Saab y del sistema Sucre en Ecuador.

Este sistema, que funcionó especialmente entre Ecuador y Venezuela, sirvió para que empresas venezolanas lavaran bolívares, transformándolos a dólares en Ecuador.

El problema del Sucre no está en su naturaleza, pues debía funcionar como otros mecanismos de compensación de exportaciones (la Aladi, por ejemplo), está en los incentivos perversos que se crearon a su alrededor.

Al menos tres factores hicieron que el sistema Sucre se transformara en una lavandería de activos, dicen expertos y exfuncionarios consultados por PRIMICIAS.

1. Trampa en la Aduana

El Sucre fue creado en 2008 por los países que formaban la llamada Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).

Un bloque de naciones que respondía a las ideas del Socialismo del Siglo XXI y de las que Ecuador era parte.

Aunque Cuba y Bolivia también entraron al Sucre, la mayoría de las operaciones a través del sistema se dio entre Ecuador y Venezuela.

Varias empresas exportaban productos desde Ecuador hacia Venezuela y el flujo de dinero por esas operaciones se compensaba mediante el sistema Sucre, en teoría.

Todo marchaba sobre ruedas hasta que, entre octubre de 2012 y junio de 2013, el Banco Central de Ecuador (BCE) detectó que el valor de las transferencias monetarias desde Venezuela era mucho mayor que el valor FOB de lo declarado por los exportadores ante la Aduana de Ecuador.

La distorsión se hizo más obvia en enero de 2013: el Banco Central recibió órdenes de pago a través del Sucre por USD 308 millones, cuando el Servicio Nacional de Aduana (Senae) solo registraba USD 41 millones en exportaciones no petroleras hacia Venezuela.

2. Trampa de liquidez

El Sucre, tal como fue ideado buscaba atraer inversión extranjera, algo que fortalecería la economía de Ecuador, además de reducir los costos y los tiempos de las transacciones.

El primer problema para Ecuador estaba en lo que tardaba el tiempo de compensación fijado en las normas internas del Sucre: seis meses.

Según el esquema de funcionamiento del Sucre, los pagos a las empresas exportadoras se hacían desde la Reserva Internacional de Libre Disponibilidad (RILD) de Ecuador, como lo explicó PRIMICIAS en una publicación anterior.

Y recién a los seis meses, Ecuador recibía de regreso el dinero de sus reservas.

Esquema creaba un descalce de liquidez temporal en la reserva ecuatoriana, que solo se corregía a los seis meses, cuando los recursos se compensaban.

Pero hay otros dos problemas que llevaron a que el sistema Sucre se convirtiera en una lavandería de dinero.

El primero es el tipo de cambio de bolívares a sucres (el sucre era la moneda oficial del sistema) fijado en Venezuela.

Y el segundo, la falta de control dentro de los bancos intermediarios en Ecuador.

3. Trampa en el cambio

Para la importación de bienes en Venezuela, durante los años de funcionamiento del Sucre, existía en ese país la Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi).

Cadivi se encargaba de administrar las divisas en Venezuela bajo ciertas condiciones y limitaciones, controlando el libre acceso a monedas extranjeras como el dólar.

La entidad era la responsable del pago en dólares u otras monedas por las importaciones realizadas por Venezuela, después de que se verificaban la carga y sus documentos.

Cuando se creó el sistema Sucre, también se creó una moneda llamada sucre. Su tasa de cambio fue fijada a razón de un sucre por cada USD 1,25.

Sin embargo, no quedó clara la tasa de cambio de bolívares a sucres, pues era fijada por la Cadivi de acuerdo con la cotización del dólar.

Como la Cadivi controlaba el acceso a los dólares, los importadores debían hacer un trámite ante esta institución para obtener un cupo en esa moneda.

Y la Cadivi fijaba el tipo de cambio de acuerdo con los valores 'oficiales', que resultaba preferencial frente a los tipos de cambio de los mercados paralelos.

Si se considera el caso de Álex Saab, supuesto testaferro del presidente venezolano Nicolás Maduro, este esquema sirvió para convertir dinero del Estado venezolano en dólares y sacarlo de ese país.

Según la investigación de Estados Unidos a Saab, él y sus socios sobornaron a trabajadores de la Cadivi para que un solo contenedor sirviera para generar varios pagos: así, un embarque quedaba registrado como si fueran diferentes embarques de mercancías.

El material importado, supuestamente, se iba a usar en la construcción de vivienda popular para un proyecto estatal venezolano.

Bancos que cerraron los ojos

Aunque el Banco Central de Ecuador hacía el papel de intermediario en el sistema Sucre para los pagos a las empresas exportadoras ecuatorianas, algunas instituciones financieras ecuatorianas participaron del sistema.

Los bancos y cooperativas que recibían el dinero generado por las 'exportaciones' desde Ecuador hacia Venezuela debían realizar un proceso de debida diligencia con sus clientes, para verificar la licitud del dinero transferido.

Sin embargo, estos controles fueron laxos. Muestra de ello son los casos del Banco Territorial y de la cooperativa Coopera, que terminaron cerrando sus puertas por malos manejos.

Estas dos instituciones recibieron millones de dólares a nombre de empresas que, supuestamente, hacían exportaciones a Venezuela. Sin embargo, no verificaron si esas exportaciones eran reales.

En este tipo de transferencias, bancos y cooperativas deben pedir a sus clientes los respaldos de las exportaciones, las declaraciones de aduana y otros documentos.

Si hubieran cruzado las declaraciones de la aduana con el monto de las transferencias que recibían, instituciones como el Banco Territorial y la cooperativa Coopera se hubieran dado cuenta de que algo andaba mal.

En los reportes de la Aduana sobre 45 empresas con irregularidades se evidencia que los montos FOB declarados por las supuestas empresas exportadoras y los pagos recibidos por las supuestas exportaciones no coincidían.

Los montos declarados por los supuestos exportadores y los pagos recibidos por las supuestas exportaciones no coincidían.

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