Martes, 30 de abril de 2024
Contrapunto

Sansón y Dalila, lírica y bacanal del francés Camille Saint-Saëns

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

5 Ago 2023 - 5:57

Algunos músicos escribieron decenas de óperas para pasar a la inmortalidad, el francés Camille Saint-Saëns (1835-1921) se hizo famoso solo con una: Samsom et Dalila, una obra en tres actos, cuya principal virtud es que convierte el Libro de los Jueces del Antiguo Testamento en un virtuoso bacanal de música y ballet.

Y de mucha sensualidad, una danza similar a la de los siete velos, incluso lujuriosa como la han definido algunos musicólogos.

El músico francés no compuso solamente una obra lírica más, desafió el estatus y el convencionalismo de la época, incluso en el país que hasta mediados del siglo XIX era considerado el más liberal de Europa.

Desde el comienzo la ópera de Saint-Saëns rompe la tradición, la obertura no se parece en nada a las monumentales de Verdi o de Wagner; se aproxima mucho más a un oratorio, tal vez parecido al de Joseph Haydn.

Pero aclaremos que no fue la única obra lírica del músico francés, solo que es la más famosa, la infaltable en los repertorios de los grandes escenarios europeos.

Cosa curiosa, Saint-Saëns no la pudo estrenar en París por causa de su contenido bíblico, contrario al laicismo que se impuso tras la Revolución Francesa de 1789.

La ópera en tres actos con libreto de Ferdinand Lemaire tuvo que ser estrenada el 2 de diciembre de 1877 en el Teatro de la Corte de Weimar y en lengua germana.

En Francia la ópera sería escenificada recién en 1890 y ni siquiera en París, sino en Rouen, la capital de la región de Normandía, en el norte del país. A la capital llegó dos años después.

Aunque de trasfondo clásico, esta obra lírica debe ubicarse dentro del exotismo musical de la segunda mitad del siglo XIX francés, subraya el historiador y musicólogo Roger Alier, fallecido recientemente en Barcelona a los 81 años.

El pueblo de Israel -explica- está siendo vejado y molestado por los filisteos. Sansón, en su papel de tenor, está enamorado de Dalila (mezzosoprano), una mujer fanática de la religión filistea.

Ella seduce a Sansón, que estaba dotado de una fuerza sobrehumana. La pasión lleva al personaje a revelar donde estaba el secreto de su fuerza: en su larga cabellera.

Los filisteos cortan el cabello de Sansón y celebran su victoria, beben y danzan. Cuando de repente y tras implorar a Dios, el personaje recupera sus fuerzas y derriba las columnas que sostenían el lugar de su prisión; todos mueren bajo los escombros.

Hasta ahí de manera resumida llega la historia bíblica de Sansón y Dalila, pero es necesario comentar otras obras importantes del autor del drama que tuvo de discípulo a Gabriel Fauré y que en Francia rivalizó con Claude Debussy (1862-1918).

Los biógrafos comparan la precocidad creadora de Saint Saëns con la de Mozart. A los cuatro años y medio ya daba sus primeros recitales de piano y a los 11 era capaz de interpretar cuartetos de Beethoven.

Además de la ópera citada, Saint-Saëns se destacó por la composición de sinfonías, la más importante la número 3, opus 78 para órgano y orquesta, que dedicó a quien mejor apreció su música: Franz Liszt (1811-1886).

Otra de las genialidades del músico francés fue su Carnaval de los animales, una suite de 14 movimientos que comienza con dos pianos en el escenario y que solo fue tocada por disposición del músico después de su muerte, ocurrida en Argelia a los 86 años.

La Danza macabra y el segundo de los cinco conciertos para piano también destacan entre las mayores composiciones del músico francés, que también admiraba la obra operística de Richard Wagner.

El Concierto para piano en sol menor, opus 22, lo compuso en apenas 16 días para que el músico Anton Rubinstein lo pueda tocar en Francia. Por su virtuosismo, el concierto está considerado entre las mejores creaciones para ese instrumento en todo el periodo romántico de la música. 

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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