Protestas ‘secan’ al sector lácteo en Imbabura: litros de leche perdidos y productores en jaque
Las protestas registradas en el país en estos días también han afectado al sector lácteo ecuatoriano, con pérdidas de millones de litros de leche y graves afectaciones para miles de pequeños productores y la industria en general. La crisis también expone los problemas estructurales de una de las actividades agrícolas más importantes del país.

Una mujer campesina ordeña una vaca al aire libre en un paisaje rural.
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El sector lácteo afronta una crisis en Imbabura. Las paralizaciones registradas desde finales de septiembre de 2025 han provocado pérdidas millonarias y la destrucción de miles de litros de leche que no pueden llegar a los centros de acopio. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la industria láctea ecuatoriana registró ventas totales por USD 273 millones en 2023 (últimas cifras), con Pichincha liderando con USD 87,6 millones, seguida de Guayas con USD 80,7 millones. (Gráfico 1).
La Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (ESPAC 2024) reporta una producción nacional diaria de 5,3 millones de litros, de los cuales, 4,1 millones provienen de la Sierra, la región más afectada por las protestas actuales. Las pérdidas de casi 2 millones de litros en apenas diez días representan más de un tercio de la producción diaria nacional, un golpe para aproximadamente 3.000 pequeños y medianos productores formales de un total de 12.000 registrados en las provincias más afectadas.
El impacto de las paralizaciones
Las cifras oficiales hablan de pérdidas cercanas a los dos millones de litros de leche y un impacto económico de USD 660.000, según el Centro de la Industria Láctea (CIL). Verónica Chávez, directora del CIL, explica que la leche tiene 48 horas de vida con un sistema de frío, que muchos pequeños productos no tienen. “La leche que no logra cruzar las vías se bota o se recolecta en fosas tratando de aprovecharla como fertilizante” señaló recientemente en una entrevista con diario Expreso.
De su lado, la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Oriente (AGSO) estima que las manifestaciones han afectado un 15% de la oferta nacional (de 5 millones de litros como producción diaria). Y aunque esto todavía no ha causado desabastecimiento, el daño va más allá: “La pérdida no solamente es en la parte física, hay mucho más allá de eso ya que se destruye el sistema productivo”, dijo Gabriel Espinosa, presidente de la AGSO.
Cerca de 3.500 ganaderos de Imbabura, norte de Pichincha y parte de Carchi han dejado de vender tres millones de litros del producto debido a las protestas. “El ganadero no tiene alimento para su ganado, no tiene veterinario, no tiene medicinas, no tiene fertilizantes, no tiene pasto para sembrar. Esto es un daño que va a demorar al menos seis meses para estabilizar, porque el ganadero no recibe ningún bono, ningún beneficio por este daño”, explicó Espinosa en una entrevista radial.
La advertencia de los expertos es que, si los días siguen pasando, toda la cadena productiva se debilitará: productores que quiebran, empresas que reduzcan su escala y consumidores que enfrenten menos oferta y precios más altos, pues los productores que logran almacenar leche solo pueden hacerlo por dos días si cuentan con tanques de refrigeración adecuados, caso contrario empieza a descomponerse.
Pasado ese punto crítico, los productores tienen tres alternativas igual de complejas: intentar hacer quesos o yogures (perdiendo su mercado habitual), donar la producción o, en el peor de los casos, usar la leche como abono para los pastos.
La precaria rentabilidad del sector lácteo
Pero, además, detrás de las cifras de la industria láctea se esconde una realidad: los pequeños y medianos productores sobreviven con márgenes de apenas centavos. Según Francis Abad, coordinador nacional de la organización Fe por la Leche, el costo de producción de un litro de leche oscila entre 34 y 38 centavos para el pequeño y mediano productor. Y aunque la ley establece un precio mínimo de sustentación de 52 centavos, “la realidad es que actualmente les pagan entre 42 y 44 centavos por litro”.
“Son centavos los que se gana. Uno trata de ganar en la cantidad. Si tiene 100 litros y está ganando 6 centavos por litro, son USD 6 diarios. Si tiene que botar la producción de un día, se comió toda la ganancia del mes”, ejemplifica Abad. Esta matemática explica por qué las paralizaciones, aunque sean parciales, golpean a los pequeños y medianos productores, considerando, además, que las condiciones de pobreza son más severas en la ruralidad, donde reside la mayoría de ellos.
Datos del INEC muestran que la pobreza rural en Ecuador alcanza el 41,7%, casi tres veces la pobreza urbana (15,7%). Asimismo, la pobreza extrema en el campo es del 25,1%, siete veces superior a la urbana (3,5%) (Gráfico 2).
La falta de relevo generacional es otra señal alarmante. “En el campo no hay relevo generacional. No hay jóvenes porque ven la pobreza de sus padres y el maltrato, y nadie quiere quedarse”, advierte el coordinador de Fe por la Leche. Esta realidad también amenaza la sostenibilidad a largo plazo de la producción láctea nacional.
Panorama empresarial del sector lácteo
Los datos más recientes de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros sobre el sector de producción de leche cruda de vaca (clasificación A0141.02) muestran que 85 empresas formales emplean a 799 personas (Tabla 1).
Las dos mayores empresas concentran el 31% del empleo formal (249 trabajadores) y controlan la mayor capacidad de procesamiento. En contraste, 53 microempresas, que representan el 62% de las compañías registradas, emplean apenas a 199 personas.
Pero la realidad del sector va mucho más allá de estas cifras oficiales. De acuerdo con datos de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (ESPAC), del total de 5,5 millones de litros producidos diariamente, solo el 51,8% se destina al mercado formal, mientras que el 38,5% se comercializa en el mercado informal.
Espinosa confirmó esta problemática, señalando que cerca de 230.000 ganaderos no están registrados en el Ministerio de Agricultura. “La industria recibe apenas el 45% de la leche y el resto se convierte en lo que se llama leche informal. Estos ganaderos no tienen a quién entregar, entregan a un lechero un producto no certificado que tiene mala calidad en cuanto a la vida útil”, explicó el presidente de AGSO.
Según el CIL, los productores que proveen su leche al sistema informal no reciben el precio estipulado en el acuerdo interministerial y, en su gran mayoría, son pequeños lecheros. En este mercado no se garantiza un pago de precios oficiales, existe adulteración de productos y no hay una óptima aplicación de medidas sanitarias, lo que puede causar problemas de salud en la población.
Geografía de la producción: Pichincha y las provincias lecheras
Los datos de la ESPAC 2024 muestran que la producción láctea ecuatoriana está altamente concentrada en la Sierra, que aporta el 77,6% del total nacional, con 4,1 millones de litros diarios. Pichincha lidera con 709.653 litros (13,4% del total nacional), seguida de Chimborazo con 633.722 litros (11,9%) y Cotopaxi con 611.063 litros (11,5%). Estas tres provincias aportan más de un tercio de la producción nacional (Gráfico 3).
Paradójicamente, Imbabura, que se ha convertido en el epicentro de las paralizaciones, no es una de las principales provincias productoras de leche del país. Según la ESPAC 2024, su producción es de 126.675 litros diarios, lo que representa el 2,4%. Sin embargo, su ubicación es estratégica en el corredor vial que conecta las principales zonas lecheras del norte con los centros de procesamiento. Zonas como Otavalo, El Cajas y la vía Cayambe-Otavalo son puntos críticos de bloqueo.
Esta geografía explica por qué el impacto de las paralizaciones ha sido desigual, pues provincias como Chimborazo, Tungurahua y Cotopaxi, que juntas aportan 1,7 millones de litros diarios (un tercio del nacional), han logrado mantener la circulación de su producción con relativa normalidad.
La Cámara de Industrias y Producción (CIP) calculó que hasta el 4 de octubre las pérdidas totales por el paro ascendían a USD 70 millones, incluyendo todos los sectores. Sin embargo, para los pequeños productores lácteos, las pérdidas no se miden solo en dólares sino en la supervivencia de sus familias y la viabilidad futura de su actividad.
Desde el sector industrial, la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), el Centro de la Industria Láctea (CIL) y la Asociación de Industrias de Bebidas No Alcohólicas del Ecuador (AIBE) hicieron un llamado conjunto al diálogo como “la vía para superar las diferencias”.
(*) Economista, analista económica Gestión Digital.
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