Viernes, 03 de mayo de 2024
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Mantener la boca cerrada ayuda a la salud mental

Lourdes Hernández Vásconez

Lourdes Hernández Vásconez

Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.

Actualizada:

6 Abr 2024 - 5:52

Fui al concierto de Ají Casero, un grupo de rock. Una de las canciones repetía “sal de tu cabeza empieza a vivir” y mientras yo bailaba en mi propio puesto cantando sal de tu cabeza empieza a vivir, me decía: es así de simple, dejo de pensar y vivo.

El padre Alfonso Egüez nos decía en las clases de religión de la Universidad Católica que, si estábamos tristes, no dejáramos pasar un día en esa condición, que buscáramos, aunque sea un payaso que nos haga reír. 

Él decía: la tristeza enferma. 

En Ecuador 30 de cada 100 personas tiene problemas mentales. El más común es la depresión, seguido por la ansiedad. Tres de cada 10 niños se sienten infelices y la principal razón es que piensan demasiado. Se comen el coco. 

Fui profesora de música por 10 años y dejé de serlo principalmente porque me cansé de los papás. Súper sobreprotectores, sumisos frente a los caprichos de sus hijos, desafiando las reglas de mi clase, como practicar la flauta en la casa o repasar una canción. “Para qué le va a servir eso a mi hijo", llegó a decirme una mamá.

En ese entonces los psicólogos comenzaron a poner nombres a las condiciones de los niños: si era malcriado, le diagnosticaban índigo; si era débil, cristal; si era disperso, ADD. Quizás la psicología estaba entrando en su punto más innovador, pero para mi cabeza de simple maestra todo eso era demasiado complejo. 

Los niños necesitan reglas, punto.

Según estudios, un adolescente en la actualidad solo logra concentrarse 65 segundos en promedio, mientras que un adulto, tres minutos. Para recuperar el foco necesitamos apagar los distractores y hacer una cosa a la vez, dice un profesor de MIT, porque el cerebro no entiende la multitarea.

También necesitamos hacer más silencio. En su artículo El beneficio de callarse, de la revista semanal El País, Francesc Miralles propone cinco caminos: 

  1. Siempre que sea posible, no digas nada.
  2. Descubre el poder de las pausas.
  3. Deja las redes sociales.
  4. Busca el silencio.
  5. Aprende a escuchar. 

Y añade que cuando somos capaces de mantener la boca cerrada, lo que ocurre después es increíble. Nos sentiremos más tranquilos, menos ansiosos y con un mayor control sobre nuestra vida.

Volviendo a los psicólogos, hay un dilema en la actualidad gracias a la inteligencia artificial. Sabían que ahora hay programas que se alimentan con varias sesiones sobre cómo te sientes y qué problemas tienes, además de agregar bibliografía de cómo deberías sentirte y las soluciones a esos problemas, y la inteligencia artificial se vuelve tu psicólogo y te soluciona la vida.

Con la ventaja de que no tienes que salir de casa, tiene una memoria prodigiosa que te recuerda que ya te sentiste así el mes pasado y que el detonante es este y que dicha situación recurrente se cura con tal receta. 

Los psicólogos están nerviosos ante tremenda competencia. Van a tener que concentrarse más en sus pacientes, leer la información de las sesiones pasadas y encontrar los patrones de comportamiento más rápido que las máquinas. 

Por eso ya existe un marco normativo para manejar con responsabilidad estos sistemas. 

Volviendo a los papás, nada, ni la IA va a reemplazar la educación que hay que dar a los hijos para que sean sanos mentalmente.

Por cierto, estoy orgullosa de contar que la banda Ají Casero está formada por mi esposo, mi hijo y tres amigos.

“¡Sal de tu cabeza, empieza a vivir!”

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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