Martes, 23 de abril de 2024
Efecto Mariposa

¿Deberíamos usar el ChatGPT en las universidades?

Yasmín Salazar Méndez

Yasmín Salazar Méndez

Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.

Actualizada:

5 May 2023 - 5:28

Después de siete décadas de desarrollo, la inteligencia artificial (IA) nos ha sorprendido con sus avances.

Las últimas novedades de la IA no solo deslumbran, también causan preocupación ante la posibilidad de que puedan llegar a ser nocivas para la Humanidad.

Esta preocupación ya fue manifestada una carta del CEO de Tesla, Elon Musk, y por otros líderes, profesores e investigadores del área tecnológica, quienes pidieron a los desarrolladores de IA una pausa, de al menos seis meses, para elaborar y compartir protocolos para el uso seguro de las herramientas de IA.

En la carta se menciona que la inteligencia artificial avanzada supone riesgos para la sociedad y la Humanidad.

Al punto que podríamos "perder el control de nuestra civilización", puesto que la IA está generando "mentes digitales cada vez más poderosas que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden entender, predecir o controlar de manera confiable".

Recientemente, Geoffrey Hinton, pionero de la inteligencia artificial de Google, renunció a esta compañía e hizo una advertencia sobre el avance indiscriminado de la IA.

Según Hinton, la IA puede ser una herramienta de desinformación que podría provocar el caos en los medios de comunicación, la política y la educación.

Y es justamente la educación, una de las áreas que más ha generado discusión sobre los peligros del uso descontrolado de las herramientas de IA.

Aunque la discusión no es reciente, y ha estado centrada en el uso de chatbots en la educación universitaria, se encendió a partir del lanzamiento de ChatGPT por la compañía de investigación artificial OpenAI, a la que se le atribuye la popularización del uso de chatbots.

El ChatGPT permite interactuar con un computador de forma natural, es de fácil manejo y permite a los usuarios entablar conversaciones sobre cualquier tema, así como obtener datos, análisis y opiniones con respuestas que se basan en el análisis estadístico de miles de millones de textos en Internet.

Concretamente, la inquietud común entre profesores y estudiantes es: ¿se debería usar o no ChatGPT o cualquier otro chatbot en las clases universitarias?

Considero que la vertiginosa expansión de ChatGPT, no deja espacio para pensar en un no. 

Negarnos a usar chatbots y otras herramientas de IA es cerrar los ojos a la realidad, lo que nos llevará al autoengaño y a la obsolescencia voluntaria.

Es más realista reconocer las ventajas de ChatGPT en las aulas y, en lo posible, adaptarlo e incorporarlo en el proceso de aprendizaje, de forma consensuada y consciente.

La Unesco explica diversas funciones del ChatGPT y la Inteligencia Artificial que pueden ayudar a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje en la educación superior.

Entre los usos recomendados por el organismo, se mencionan los siguientes: 

  • Motor de posibilidades: para expresar una idea de formas alternativas.
  • Oponente en un debate: el ChatGPT puede desempeñar el papel de opositor en un debate, y este mecanismo ayuda a que los estudiantes desarrollen ideas y argumentos, poniendo a prueba sus conocimientos y habilidades de comunicación y argumentación.
  • Trabajo en grupo: en este tipo de actividades, el ChatGPT podría ser un integrante más y contribuir a la realización de una tarea como un miembro más de un grupo y, claro, debería constar su nombre como un aportante más del trabajo realizado. 
  • Tutor personal: el ChatGPT puede orientar a cada estudiante sobre cómo mejorar su desempeño, a través de un diagnóstico inicial y un plan de estudios personalizado.
  • Auxiliar de metodología de enseñanza: a los profesores puede ayudarles a diseñar planes de estudios, rúbricas, objetivos y métodos. También puede ser útil para complementar el proceso de enseñanza aprendizaje con la generación de juegos y retos que permitan reforzar y ampliar dicho proceso.
  • Análisis e interpretación: puede ser una herramienta para explicar e interpretar datos.
  • Evaluador dinámico: la herramienta puede evaluar el nivel de conocimientos de un estudiante, y este puede ser un modo de prepararlo para rendir pruebas, exámenes o incluso para presentarse a una entrevista de trabajo.

A pesar de todas las ventajas que se pueden obtener del ChatGPT, usarlo también supone algunos retos. 

Considero que uno de los más complejos está relacionado con el establecimiento de reglas sobre cuándo y cómo se debe usar la herramienta, es decir, si llegar a acuerdos sobre esto entre profesores y estudiantes.

Es un gran paso que debe servir como sistema de control y para fomentar la confianza entre profesores y alumnos en el uso responsable de la tecnología. 

Además, aceptar el uso del ChatGPT en las aulas representa un esfuerzo para los docentes, puesto que implica modificar el tipo y el formato de las evaluaciones.

También es necesario hacer un proceso de evaluación continua de las medidas implementadas para realizar los ajustes necesarios.

Otro de los puntos cruciales para los profesores es la calidad de la información que provee el ChatGPT.

Es conocida la preocupación de expertos tecnológicos sobre la capacidad de las herramientas de IA para generar y difundir información falsa (fake news), información sesgada o errónea, y debemos estar vigilantes para evitar que este tipo información se reproduzca indiscriminadamente.

En este punto, los profesores universitarios tenemos un rol fundamental, pues lejos de relajar nuestras funciones y nuestra responsabilidad, debemos estar activos y alerta para minimizar la posibilidad de que los estudiantes consuman información basura.

Se espera que la IA se perfeccione cada vez más en la generación de información, así como que se refuercen y revisen las leyes existentes para controlar las prácticas de los sistemas de Inteligencia Artificial que producen información falsa o que perpetúan comportamientos discriminatorios o sesgados.

Por último, se dice que en la Inteligencia Artificial todo avanza tan rápido, que la recomendación de los expertos es centrarnos en los riesgos actuales y no en los hipotéticos peligros futuros.

Sin embargo, aún no hay consenso sobre el uso del ChatGPT en las aulas universitarias y OpenAI ya anunció el lanzamiento de una herramienta más poderosa que ChatGPT, llamada GPT-4.

En su etapa de pruebas, GPT-4 aprobó exámenes estandarizados, diseñados específicamente para humanos, lo cual es señal de que debemos repensar la educación universitaria.

El GPT-4 también redactó demandas y hasta creó un sitio web, partiendo desde un esquema realizado a mano.

La IA es una realidad y el desafío para profesores y estudiantes es usar esta herramienta para potenciar nuestras capacidades cognitivas humanas; es decir, sin perder nuestra capacidad de detección, razonamiento, análisis, resolución de problemas y de creación de cosas nuevas.

Para esto, debemos autoimponernos los límites de lo permitido y comprometernos a generar espacios educativos que fomenten el pensamiento crítico y lógico y la investigación basada en evidencias, con el fin de analizar la validez de la información generada por las herramientas de IA. 

Así, si pensamos que la IA nos hará el trabajo fácil o que reemplazará a los profesores, no estoy de acuerdo, al contrario, creo que pone a correr a los docentes universitarios para acompañar el ritmo de los cambios tecnológicos, y para sacar más provecho propio y potenciar el aprendizaje de los estudiantes.

Para finalizar esta columna, comparto con ustedes que en una de las materias que dicto en una universidad, incentivé a los estudiantes para que usaran el ChatGPT, incluso en las evaluaciones, estableciendo reglas sobre el uso responsable. 

La experiencia fue enriquecedora, puesto que considero que todos aprendimos, fuimos críticos y reflexivos, fomentamos la confianza mutua y respetamos los límites impuestos.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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