Thalía Flores y Flores

Pichincha y Guayas con sus capitales son bastiones por conquistar en 2027, mientras que sus autoridades, a la fecha, no tendrían auspicios. Para Noboa, en cambio, “bajarse” a Aquiles Álvarez y tener Quito, es la meta.

Yo quiero creer que, inspirado en Marco Aurelio -quien gobernó con sensatez-, el presidente Noboa ha decidido dar un giro a su administración, y comenzar de nuevo.

Que los correístas pretendan reivindicar el resultado les muestra en su esencia de falsarios irredentos, cuando a todos consta que evitaron hacer campaña abierta por el No.

Una Constitución no puede ser un proyecto político de las fuerzas hegemónicas, que aplauden el hiperpresidencialismo, ni el traje a la medida del gobernante de turno, sino un pacto social.

La región está sometida a un estrés nunca imaginado, y hay riesgo de división, aunque todos los países sufran, en diferentes dimensiones, el horror de las acciones del narcoterrorismo y el crimen organizado.

Siete años después del primer ataque terrorista, en San Lorenzo, el enemigo se ha metido en las entrañas del país. Ecuador reacciona.

Es evidente que fuerzas siniestras azuzan desde las sombras a la gente más necesitada, no con la intención de ayudarla, sino para usarla y desestabilizar al poder.

Resulta inconcebible que los hechos de 2019 y 2022, que causaron tanto dolor y pérdidas al país, no hayan dejado lecciones aprendidas para quien ejerce el poder político ni para el movimiento indígena.

La Asamblea Nacional de mayoría oficialista es una de las causantes para que la relación entre el Ejecutivo y la Corte Constitucional se haya tensado a límites peligrosos

Usar la sorpresa como estrategia debe ser entendida como lección aprendida de la historia reciente del Ecuador, para no repetir las jornadas de dolor y llanto