Martes, 23 de abril de 2024

Guerra de precios y elecciones, un reto para los exportadores

Autor:

Evelyn Tapia

Actualizada:

1 Ene 2023 - 5:26

Con menos demanda mundial, los exportadores de alimentos como Ecuador tendrán que competir ferozmente para ganar clientes.

Imagen referencial de una finca desde donde se exporta banano, en El Oro, el 9 de mayo de 2022.

Autor: Evelyn Tapia

Actualizada:

1 Ene 2023 - 5:26

Imagen referencial de una finca desde donde se exporta banano, en El Oro, el 9 de mayo de 2022. - Foto: Twitter Ministerio de Producción.

Con menos demanda mundial, los exportadores de alimentos como Ecuador tendrán que competir ferozmente para ganar clientes.

Los exportadores ecuatorianos no tienen un año fácil por delante. El camarón, el cacao, el café, el atún y las flores enfrentarán una menor demanda en 2023.

El fantasma de una recesión económica global, o por lo menos de una desaceleración en los países ricos, significa una reducción en el consumo, advierte el Banco Mundial.

Y el sector bananero, que experimentó una baja de exportaciones por factores climáticos y por la invasión de Rusia a Ucrania, tendrá un escenario desafiante, advierte la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor).

Las exportaciones bananeras cayeron 6,5% en valor entre enero y noviembre de 2022, frente a igual período de 2021. La caída en términos de volumen exportado fue de 5,8%.

El sector bananero ya teme que la producción caiga en el primer trimestre de 2023, debido al Fenómeno de la Niña, dice Richard Salazar, presidente de la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano (Acorbanec).

La guerra de precios

La Organización Mundial de Comercio (OMC) prevé que habrá menos demanda de productos importados en 2023, ya que las principales economías del mundo estarán debilitadas tras un año de inflación récord.

El alza de precios en Estados Unidos, China y los países de Europa permitió que las exportaciones ecuatorianas de varios productos no petroleros crecieran en valor durante 2022.

En este grupo están, por ejemplo, el atún, los enlatados de pescado, las flores y las manufacturas.

Sin embargo, sus ventas fueron menores en volumen en 2022, lo que ya refleja una contracción de la demanda y dificultades de los exportadores ecuatorianos para competir, explica el vicepresidente de Fedexpor, Xavier Rosero.

La buena noticia es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica una ligera reducción de la inflación en el mundo en 2023 frente a 2022.

Con menos demanda mundial, los países productores de alimentos, como Ecuador, tendrán que competir para ganar clientes.

Las economías con moneda propia pueden ganar competitividad devaluando sus monedas frente al dólar, pero Ecuador no puede hacerlo, añade Rosero.

Los exportadores ecuatorianos, que consiguieron más dólares en 2022, gracias a la inflación mundial, tendrán que invertir en herramientas y estrategias para ser más competitivos en 2023.

Buscar certificaciones de calidad y de producción orgánica, que son más valoradas por los mercados con mayor poder adquisitivo, como lo ha hecho el sector camaronero, puede ser una salida.

Richard Salazar resalta que en el sector bananero casi el 50% de la oferta exportable ya cuenta con algún tipo de certificación.

Más mercados

Los agroexportadores esperan sortear los desafíos de 2023 con el acceso a más mercados en los que puedan vender sus productos sin pagar aranceles (impuestos de importación).

Por eso, al sector le urge que el Gobierno concrete tratados comerciales con China y México.

Ambos países son mercados grandes donde los exportadores ecuatorianos pueden vender más y compensar la caída de ka demanda en otros mercados.

Un sector de récords

En contraste, los desafíos del sector minero no son de demanda, sino políticos y de seguridad.

El sector minero exportó más en volumen y valor durante 2022. Y aunque las mineras prevén que las exportaciones sigan al alza en 2023, la oposición de grupos políticos y antimineros son una barrera, dice la gerente de Torata Mining, Carolina Orozco.

El principal riesgo para la paralización de proyectos ha sido el incremento de la minería ilegal, explica Orozco.

Pero también lo es la reducción de la inversión en el sector, añade Orozco.

Las elecciones seccionales de febrero son un riesgo para el sector minero.

Las empresas temen que los políticos se plieguen a un discurso antiminero para dar impulso a sus campañas electorales, lo que podría alentar ataques a los proyectos formales, como los que se vieron el año pasado, advierte Orozco.