Santiago Roldós

Es literal: toca deconstruirnos, y asumir que nosotros también hemos tenido violadores, ejemplarizantes, en nuestro camino.

Oswaldo: Acabo de leer, en el libro sobre usted las páginas que dedica a las muertes de mi padre, el entonces presidente Jaime Roldós.

Deconstrucción: traemos a nuestros hijos e hijas a morir, pues dar vida es comenzar a dar muerte. Amor en francés nos recuerda eso todo el tiempo.

Como muchxs, casi todxs en Ecuador, llevo días dando vueltas, reciclando ideas, frases, indignaciones y denuncias “de lado y lado”. Detesto las redes sociales y, sin embargo, recurro a ellas como analgésico de mi deseo radical de desparecer. Fundirme a negro, como en una película.

Para grandes sectores de la población no indígena, las jornadas de sublevación y democracia directa de la Conaie reavivaron una deuda de nuestra sociedad: el lastre colonial de no poder discrepar sin fracturar para siempre lazos entrañables.

Ecuador llevaba años a punto de reventar, a causa del expolio de nuestras riquezas naturales a manos de bancos y empresas chinas, rusas y medio orientales, relevo del socialismo neoliberal del siglo XXI del FMI, entidad que hoy vuelve a gobernarnos sin matices.

A Paola, a su familia, no la destrozaron solamente unos cuantos energúmenos concretos, ni nuestro precarizado e inoperante sistema educativo.

Amo admirar a mi hijo, en el sentido más concreto y corporal del término. Dejarme asombrar por sus inquietudes y necesidades.

Aprendí algunas de las cosas más importantes de la vida padeciendo y gozando el fútbol. El fútbol nos vertebra y nos nuclea.

Una cantidad de hombres blancos, heterosexuales y de 50 años ha objetado el Premio Joaquín Gallegos Lara de Novela 2019 de la Municipalidad de Quito.