Estas son las calificaciones de Ecuador, que tuvo más electricidad que Colombia y ganó el partido

Se lució atajando con sus reflejos de gato dos disparos al arco en el primer tiempo, uno del James Rodríguez y otro de John Córdoba. Mal, en cambio, su cobertura al intentar impedir el avance de Córdoba, al quedar más desparramado que canguil que se cae de la bandeja en el cine, lo que terminó en roja para Hincapié. No se bajoneó y sostuvo el andamiaje de Ecuador al tapar varios remates más con destino de red y ser la estrella del equipo. 

No se dio cuenta de que Córdoba le corrió por detrás; si hubiera estado más concentrado,  el colombiano no la habría tenido tan fácil. Perdió algunos duelos con los rivales. En el segundo tiempo se aplicó más y reventó balones por doquier.

No estaba realizando un gran partido, pero la falta para la tarjera roja fue un castigo demasiado duro luego de la falla de Pervis y la desparramada de Galíndez. 

Estaba bien, anulando sobre todo a Díaz, hasta que ocurrió la expulsión de Piero y fue al centro de emergencia. Desde entonces, le costó contener a los rivales y Córdoba casi anota en sus barbas. Para la segunda parte, recuperó su puesto y el buen nivel, cortando bastantes pases.

Entró enchufado, conectándose con Plata y martirizando a los colombianos. Luego, tras la fatídica roja, debió contenerse se fue apagando un poco y dedicarse a defender. 

Es verdad que fue coautor del gol de Enner, pero su mayor mérito fue desdoblarse para defender el resultado como el legendario Abdón Calderón en el Pichincha. 

Hasta la roja de Piero, apoyó en las coberturas, siempre se ofreció para la salida, aguantó bien con su cuerpo y pasó la pelota a tiempo. Luego, fue un típico 5 y luchó para sostener el resultado. Su camiseta estaba más empapada que el Caribe.

Culpable de la tarjeta roja por su horroroso pase que propició el contragolpe de Colombia. En general, perdió las espaldas con facilidad. Luchó, eso sí.

Hasta la roja de Piero, estuvo aplicadísimo como eje del ataque, como en la época de Alfaro cuando era altamente productivo en el juego de espaldas. ¡Qué tiempos! Pero luego de la expulsión, se desdibujó por la faceta defensiva en la que entró el equipo. Incluso hizo un desastrozo pase hacia atrás que casi cuesta un gol. 

Qué pena haber sido sacrificado para el segundo tiempo luego de un primer tiempo en que mostró movilidad y, junto con Franco y Moisés Caicedo, tuvo a mal traer a James, Ríos y Portilla. Le tocó ser ese típico actor secundario que da la vida para que los protagonistas avancen. Injusto.

Que ese señor que estaba con la camiseta número 13 nos diga qué le hizo a Enner Valencia, dónde lo dejó, porque hace tiempo que no lo veíamos marcar un gol maradoniano. Lástima que no siguió en el segundo tiempo.

Gruezo jugó al borde la tarjeta, se pintó de amarillo y no fue garantía en la contención. Cuando el Municipio construya una vía de seis carriles, la llamará Av. Carlos Gruezo.

Estupendo en el juego aéreo, pero tuvo un problema con los rechazos: siempre mandó el balón al centro. Peligroso.

Se la jugó y esta vez acertó totalmente. Hasta la expulsión de Piero, el equipo fue lo más parecido a la Tricolor que la gente anhela disfrutar: vertical, implacable y potente. Luego de la roja, optó por convertir al equipo en un búnker, algo arriesgado, pero los jugadores respondieron para sostener un triunfo que le pone mucha luz a un país en tinieblas. ¡Ojalá que Petro no nos quite los megawatios!