Iluminación para ambientes acogedores

Uno de los factores determinantes para que nos guste un lugar, sin duda, es su iluminación. Partiendo de ahí podemos decir que, la iluminación es ese tipo de luz que permite una visibilidad básica de los espacios.

La iluminación es imprescindible en nuestro día a día, porque nos permite poder observar con facilidad y realizar de manera óptima nuestras actividades cotidianas.

Además, un buen diseño de iluminación permite resaltar las características que más nos interesen de un espacio. De manera implícita influye en la voluntad de las personas que ingresan a esa habitación.

Actualmente, existen varias alternativas para crear diferentes ambientes, desde lo más tradicional, como lámparas colgantes o empotradas en el techo y la pared, luces LED, hasta lo más avanzado en tecnología que es el sistema domótico.

De hecho, una buena iluminación en combinación adecuada de otros elementos, aporta encanto y personalidad a cada lugar. ¡Descubre cómo con estos trucos!

Aprovecha la luz natural

Este tipo de luz es la más beneficiosa que existe, por eso es igual o más importante que la decoración o el mobiliario, por lo que debemos optimizarla al máximo.

La luz natural se rige por el ciclo circadiano, que alberga las 24 horas que dura un día completo. En esta temporalidad, encontramos horas de luz diurna y nocturna. La primera está directamente relacionada con nuestro estado de ánimo. Por ello, se considera que es la luz cargada de ventajas para nuestro organismo.

Según lo anotado, la orientación cardinal es fundamental en la funcionalidad de la vivienda. Por ejemplo, la luz del este, para levantar el ánimo por las mañanas es adecuada para dormitorios y cocinas. La del norte es más fría o blanca y por eso se sugiere para un espacio de trabajo y tareas de agudeza visual. Mientras que la luz del sur es más cálida y se recomienda para actividades más relajantes.

Finalmente, la luz de oeste, al final del día se vuelve entre amarilla y rosada, lo que ayuda en nuestro biorritmo.

Por ello, resulta muy que aconsejable aprovechar la luz natural que entra a nuestro hogar. Abrir persianas y cortinas, retirar cualquier mueble u otro obstáculo que impida la entrada o que genere sombras.

La luz cálida para ambientes más amigables

Como no podemos depender tanto de la luz natural, luz artificial cobra importancia en nuestros hogares y espacios de trabajo, ya sea como complemento de la natural o como fuente de iluminación principal.

En este sentido, la luz cálida o con tonalidades diferentes se la puede utilizar para crear atmósferas distintas y relajantes, bajo un mismo techo.

Para optimizar la iluminación, una técnica de los diseñadores para amplificar la iluminación naturales es colocar espejos de manera estratégica, cerca a una fuente de luz. A más de ello, las lámparas tenues de mesa, pie o de pared ayudan a este efecto.

Pero, si sueñas con un estilo diferente, entonces puedes colocar guirnaldas de luces decorativas y velas, esto ayudará a un toque extra de luz y a tener una sensación terapéutica.

Colores neutros para más bienestar

Si tu hogar va por el estilo hygge o de bienestar, la clave son los los colores neutros que son de baja intensidad y saturación. Así, la iluminación aportará la sensación de un lugar alegre y acogedor.

Para ello, las velas y las lámparas distribuidos por los espacios de la casa son algunos objetos frecuentes para iluminar. Sin recargar, puedes equilibrar entre una buena luminosidad y al vez con un ambiente de privacidad y que impacte de manera positiva en el ánimo de la familia.

Una buena iluminación en el hogar, ya sea a través de luz natural o artificial, desempeña un papel fundamental en nuestra calidad de vida. La luz natural nos conecta con la naturaleza, proporciona vitalidad y mejora nuestro estado de ánimo.

Por otro lado, la luz artificial nos brinda flexibilidad y control sobre la iluminación en diferentes momentos del día y en distintos espacios de la casa. Ambas opciones nos permiten crear ambientes acogedores, resaltar la belleza de nuestros espacios y favorecer la realización de actividades cotidianas.

Una cuidadosa planificación y selección de fuentes de luz adecuadas nos garantizará un entorno luminoso y equilibrado, transformando nuestra casa en un lugar confortable y armonioso para disfrutar en cualquier momento del día.