La parte final de 'El justiciero' llega a los cines de Ecuador. El actor Denzel Washington toma por última vez el arma de Robert McCall.
Un asesino siempre será un asesino por más que haya enfundado la espada, se lee en el manga 'Rurouni Kenshin'. Esa afrase calza perfectamente para la nueva película de Denzel Washington, la cual cierra la saga del asesino gubernamental Robert McCall, protagonista de 'El justiciero', también conocida como 'The Equalizer'.
Claro que Robert McCall no usa espadas de samurái sino pistolas, pero da lo mismo. En esta tercera parte, el personaje, que vuelve a estar encarnado por Denzel Washington, ya está jubilado y autoexiliado en Italia. Puso un océano de por medio para alejarse de las cosas horribles que hizo.
Pero, ¡qué mala suerte (y qué estereotipo)!, en Italia está la mafia, la Camorra, y el asesino debe resurgir para defender a los débiles. Y, muy a su pesar, otra vez empuña la culata para dejar en claro que su sinónimo de justicia es venganza, un concepto moralmente debatible.
Washington, uno de los mejores actores de su generación, construye a su personaje desde la contención, como siempre lo hizo. Habla poco pero transmite sus emociones con la voz, los gestos y la mirada. Y también exhibe una vis cómica cuando aplica su justicia.
Si Keanu Reeves tuvo su 'John Wick' y Liam Neeson su Bryan Mills en 'Taken', Washington también desarrolló su Robert McCall con oficio y meticulosidad.
La película es diriga por Antoine Fuqua, experto en cine de acción y dado al estilo más clásico. Fluida y entretenida, privilegió el entretenimiento y no tanto la profundidad de los personajes secundarios, en especial los villanos. Faltó conocerlos mejos, incluso para tenerles algo de pena cuando les llega su hora.
Para los seguidores de la saga, 'El justiciero: capítulo final' es un un cierre coherente con la propuesta de violencia gráfica que se aplicó en las películas anteriores.
Lo último