Nayib Bukele presiona a los parlamentarios para que aprueben un crédito.
Escoltado por militares con rifles de asalto y por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, irrumpió el domingo en el Congreso salvadoreño.
La acción pretendía exigir a los diputados la aprobación de un polémico préstamo para financiar un plan de seguridad contra las pandillas.
Junto con los militares, hasta la Asamblea Legislativa llegaron miles de personas coreando "¡Insurrección, insurrección, insurrección!".
Bukele dio inicio a una sesión extraordinaria sobre un préstamo para financiar la tercera fase del Plan Control Territorial. Esa iniciativa se lanzó en junio del año pasado.
La asamblea no pudo sesionar por la falta de quórum. Solo se presentaron 20 diputados de los 84 que componen el Parlamento.
Entonces Bukele ofreció una oración desde el asiento del presidente del Congreso. Luego salió del salón legislativo para luego dirigirse a una multitud que lo esperaba afuera.
"Los diputados hoy han roto el control constitucional al no venir a la Asamblea Legislativa", dijo el gobernante.
El presidente subrayó que si mañana los diputados, convocados a sesión plenaria, "no aprueban el préstamo el Consejo de Ministros los va a volver a citar”.
Agregó que si mantienen su postura “el pueblo deberá poner en práctica el artículo 87 de la Constitución".
Dicho artículo "reconoce el derecho del pueblo a la insurrección", para "restablecer el orden constitucional".
El secretario general del opositor Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Óscar Ortiz, acusó a Bukele de fomentar un golpe de Estado.
Reacciones internacionales
El embajador de Estados Unidos en El Salvador, Ronald Douglas Johnson, llamó al diálogo para buscar "consensos".
La coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en El Salvador, Birgit Gerstenberg, confió en que prevalezca “el espíritu de diálogo".
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