El susto ya pasó. Los dolores son cada vez menos frecuentes porque regresar a la bicicleta y correr el Tour de l’Avenir hoy son las principales motivaciones.
Ana Vivar, la campeona nacional de ciclismo de ruta, hace tres meses fue a Panamá a correr el Campeonato Panamericano. Había pedaleado 115 kilómetros y entraba en la recta final de carrera para pelear posiciones. A cinco kilómetros de la meta, se cayó.
"Me impacté de cara contra las vallas que separaban la ruta con los vehículos. No las vi porque una chica más alta estaba adelante y no me permitía tener visibilidad. Confié en su rueda, pero ella sí vio la valla salida y la esquivó, yo no alcancé".
El impacto le provocó un mareo que no le permitió incorporarse sola. Cuando recibió ayuda, se levantó y lo que vio no lo puede olvidar: dejó un charco de sangre en el pavimento y una pieza dental.
"No perdí el conocimiento, pero cuando me levantaron sentí un dolor muy fuerte en la cabeza y una presión horrible. Me asusté".
Ana Vivar, ciclista
Los paramédicos la llevaron al sitio de emergencias de la carrera, vendaron su cabeza y esperó por algunos minutos a la llegada de la ambulancia.
"Fue algo incómodo porque la organización no me asignaba un hospital para que me llevaran o no sé si fue mi percepción del tiempo, pero sentí que se demoraron".
Nunca antes se había subido a una ambulancia y esta vez fue en un país diferente y por un accidente que la dejó muy adolorida. Se sometió a múltiples exámenes, tomografías y otras placas por todo su cuerpo. Demoró horas hasta conocer su diagnóstico final.
"Llegó el doctor y me dijo que tenía un hematoma en el cerebro y que había entrado aire a la cabeza. Tenía el tabique roto, las cuencas de los ojos fisuradas y se sorprendió que a mis ojos no les hubiera pasado nada. El dedo medio de la mano derecha también estaba roto".
Pasó dos días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) porque tenía que cuidar las dos lesiones en la cabeza y seguir el procedimiento para evacuar el aire.
"Pasé cinco días más en la habitación. Me estabilizaron para poder regresar al país y continuar con mi recuperación".
Sus padres, Igor y Gabriela viajaron desde Cuenca para acompañarla en esta difícil semana que le enseñó a Ana la crudeza de su deporte, que practica desde hace seis años.
Con una sutura de 50 puntos cerraron su piel en la frente. En otra intervención quirúrgica, los médicos corrigieron la fractura del tabique y en la mano hubo la necesidad de colocarle una placa. Le tomaron algunos puntos en la lengua y luego a esperar.
“El proceso ha sido muy duro, es la primera vez que afronto una situación así, pero es ahora cuando debo demostrar que soy fuerte. Estar hospitalizada en otro país, es difícil, pero el amor que le tengo a la bici es más grande”.
Con la ayuda de un psicólogo ha ahuyentado los miedos. Pese al pedido de sus padres, que le pidieron no volver al ciclismo, ya se entrena en casa con la ayuda de un rodillo.
“El sol es el principal enemigo ahorita, porque aún tengo dolores de cabeza. Salgo poco a entrenar al aire libre para que la nariz no me incomode en el momento que vuelva a entrenar”.
Con terapias de rehabilitación trabaja su mano derecha, aún molesta tomar el manillar de la bicicleta, “pero cada vez estamos mejor”.
El ciclismo es parte de su ser, de su día a día. Por eso, alejarse de la bicicleta no es una opción posible, al contrario, ya tiene un motivo para regresar: Ecuador recibió la invitación para el Tour de l'Avenir, que es el Tour de Francia para los ciclistas Sub 20 en la rama femenina.
Hace un año se habló de una posibilidad, y para ello Ana, de 19 años, se entrenaba. En febrero se consagró campeona nacional de ruta por sobre ciclistas de experiencia como Miryam Núñez y Esther Galarza.
“Me vengo preparando desde el año anterior, espero llegar no en mi mejor forma, pero sé que puedo dar lo mejor”.
El Tour de l'Avenir se correrá del 28 de agosto al 1 de septiembre de 2023, comenzará en Saône-et-Loire y terminará en Saboya. Es la gran carrera juvenil donde Ana Vivar quiere marcar su retorno.
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