Poco antes de la apertura de los Juegos, los japoneses se reunieron para observar los anillos olímpicos en el cielo, pero también para protestar por la realización del evento.
A pesar del calor, cientos de ciudadanos japoneses esperaron en los parques, las calles y puentes que rodean el edificio metropolitano de Tokio, donde un escuadrón de las Fuerzas de Autodefensa dio la bienvenida a la antorcha olímpica.
También llegaron grupos de todo el país a las inmediaciones del ayuntamiento, protestando por la llegada de la antorcha y la celebración de los Juegos Olímpicos.
Oposición dentro y fuera de Tokio
"Cancelen las Olimpiadas", gritaban los protestantes subidos en tarimas o furgonetas y rodeados de policías. El acceso al ayuntamiento, vallado, impedía ver la llegada de la antorcha, un símbolo que ha recorrido el país durante cuatro meses casi a escondidas.
Otro símbolo, el de los anillos olímpicos, también estaba tachado en las pancartas de los manifestantes. "Ya estábamos en contra del evento cuando se anunció en 2013, pero ahora con la pandemia se confirmaron nuestras denuncias", afirma una joven perteneciente a la Federación Japonesa de Asociaciones Estudiantiles.
"Con el coronavirus han salido a la luz problemas de Japón como la pobreza, el estancamiento económico o la situación de las mujeres. Las grandes empresas solo buscan el beneficio, este evento es un ejemplo", afirma la estudiante.
Poco antes de la apertura, marcharon por las calles y llegaron al frente del Estadio Olímpico para "tratar de burlar a la policía" y mostrar su oposición.
Los anillos en el cielo
Mientras tanto, con el ruido de la protesta de fondo, cientos de japoneses buscaban el mejor lugar donde observar al cielo en medio de los rascacielos.
Adultos y pequeños, familias y amigos, no querían perderse el instante que ya es una tradición nipona de los Juegos. Tal como fue en 1964, el escuadrón aéreo dibujó los anillos olímpicos en el cielo japonés.
"Espero que las nubes nos dejen verlo", comentó un espectador de 66 años que vio por televisión, por primera vez en color, aquella apertura histórica con los anillos en el cielo. "Esta vez la apertura será un poco triste, hubiese sido mejor meter algo de público".
Tras varios minutos de espera, con un poco de retraso debido a las densas nubes, los aviones aparecieron e hicieron estallar el cielo en colores.
Para Koji Tsuchida, de 59 años y llegado de la ciudad de Yokohama solo para ver el espectáculo, dijo que "ha sido bonito verlo en directo, a pesar del ambiente alrededor con los manifestantes y el contraste entre la gente que está contenta y la que no".
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