El tenista español ganó, este domingo 25 de abril, su duodécimo Trofeo Conde de Godó al vencer en una épica final al griego Stefanos Tsitsipas, por 6-4, 6-7 y 7-5, en tres horas y 39 minutos.
Rafael Nadal, número tres de la clasificación mundial, desaprovechó dos bolas de partido en el segundo set tras haberse apuntado el primero. Sin embargo, en una vibrante tercera manga doblegó al quinto del ranking ATP, que venía de ganar en Montecarlo y que sucumbió en su segunda final en Barcelona contra el español, como ya lo hizo en 2018.
Sin embargo, el partido de este domingo no fue igual con el que ambos jugaron hace tres años donde Tsitsipas fue arrollado por el 'rey de la arcilla' con un marcador de 6-2 y 6-1.
El griego, que esta vez llegaba a la última ronda como el jugador del momento, puso a Nadal al límite como nadie antes lo había hecho en el Barcelona Open, pues solo David Ferrer había sido capaz de ganarle un set en una final.
El tenista español empezó bien con su servicio para ganarlo en el primer juego, pero perdió el siguiente con su saque y Tsitsipas ganó de nuevo el suyo para colocarse 1-3 a favor. El griego sumó 11 puntos seguidos en esa fase del cotejo y Nadal no veía la manera de contrarrestar el acierto de su rival.
Un punto de inflexión se registró en el último juego del primer set, cuando el tenista español logró romper el saque de Tsitsipas y se puso en ventaja 6-4, casi por sorpresa ya que el griego había jugado mejor.
La segunda manga tuvo un inicio similar al primero. Stefanos golpeó primero para quebrar el servicio de su rival y adelantarse 1-3. Sin embargo 'Rafa', más concentrado en el partido, recuperó el break para ponerse arriba en el encuentro.
El duelo continuaba parejo y, en el desempate, Nadal cometió una inesperada doble falta. Así que el ateniense triunfó en el segundo set por 7-6.
El español ingresó a la tercera manga con mayor determinación, pero Tsitsipas no cedía. Rafael Nadal jugó con mayor agresividad y, finalmente, triunfó por 7-5.
De esa manera, derrotó a uno de los tenistas más talentosos de la nueva generación y, como en las grandes citas, se desplomó entre exhausto y eufórico sobre la arcilla. Mientras que Tsitsipas, cabizbajo, se lamentaba por lo cerca que había estado de destronar a Nadal en Barcelona.
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