El presidente colombiano Iván Duque propuso una “conversación nacional” para resolver los reclamos sociales que desencadenaron marchas y protestas el jueves y el viernes en varias ciudades de Colombia. El líder de izquierda Gustavo Petro quiso alargar las protestas.
Dos horas después de que Duque se dirigiera a los colombianos en cadena nacional, la noche del viernes 22 de noviembre, hubo un ataque con explosivos en la población de Santander de Quilichao, en el sureño departamento del Cauca.
Al menos tres polícias murieron en el ataque y siete resultaron heridos.
El ataque contra la estación de Policía del poblado se produjo en un momento de máxima tensión en Colombia por la ola de disturbios y vandalismo que siguió a las protestas pacíficas del jueves.
Esos disturbios, especialmente en Bogotá y Cali, motivaron la declaración del toque de queda en ambas ciudades.
Los terroristas instalaron una rampa frente a la estación de Policía y desde allí dispararon los cilindros de gas que segaron la vida de los uniformados. Ningún grupo se ha atribuido el ataque.
El departamento del Cauca está inmerso en una espiral de violencia generada por las disputas territoriales de distintos grupos al margen de la ley como disidencias de la disuelta guerrilla de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y carteles mexicanos del narcotráfico.
Duque ha insistido en el diálogo. “A partir de la próxima semana daré inicio a una conversación nacional que fortalezca la agenda vigente de política social”, anunció.
La primera cita será el miércoles y en ella el jefe de Estado comenzará a escuchar las inquietudes de los sectores sociales.
Petro echa leña al fuego
El excandidato presidencial Gustavo Petro, del partido de izquierda Polo Democrático y afín a gobiernos como el de Venezuela, quiso convocar por redes sociales a los manifestantes para alargar el paro pero fue rechazado.
Petro calificó el toque de queda decretado en Bogotá para frenar los desmanes de grupos de encapuchados como “dictadura”.
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