Migrantes tienen su 'Pequeña Venezuela' en Guayaquil

Luis Alfredo Moronta emigró hace tres años a Ecuador desde Venezuela. Vino con su esposa y una pareja de amigos. Dice que “gracias a Dios pude llegar con mi pasaporte apostillado y los papeles en regla”.

Este joven es propietario de un centro de refrigeración automotriz, ubicado en la ciudadela La Garzota, en el norte de Guayaquil. Él cuenta a PRIMICIAS que comenzó el negocio con USD 5.000 que logró ahorrar luego de vender sus pertenencias en Caracas.

En el negocio “Los Chamos” que instaló en Guayaquil, Luis trabaja junto a sus dos hermanos y cinco compatriotas más.

En La Garzota, un barrio de clase media del puerto principal, es común escuchar el característico acento venezolano.

Este es uno de los cinco barrios escogidos por los venezolanos que se instalaron en Guayaquil. Las demás ciudadelas son Los Sauces, Samanes, La Alborada y Guayacanes. Están a cinco y 10 kilómetros de distancia entre sí.

Los cinco barrios ya son conocidos como la “Pequeña Venezuela” no solo por el aumento de migrantes de ese país, sino también por el asentamiento de restaurantes de arepas, barberías o negocios de productos venezolanos.

El movimiento comercial atrae a los extranjeros

De los 350.000 migrantes de Venezuela que se han establecido en el país, unos 20.000 viven en Guayas. Así, lo indican los registros de la organización Venezuela en Ecuador.

Más de la mitad hicieron de Guayaquil su hogar y optaron por barrios con alta afluencia de negocios y restaurantes.

“La parte comercial de Guayaquil es un atractivo para los migrantes venezolanos”, reconoce Daniel Regalado, del colectivo Venezuela en Ecuador creado hace cinco años.

Regalado asegura que los originarios de Maracaibo son mayoría en Guayaquil. “El clima caluroso, muy parecido al caribe venezolano, es otra razón por la que los compatriotas prefieren esta ciudad”, dice.

Onaida González llegó desde Barinas a Los Sauces 8 hace dos años. En Venezuela ella tenía una granja de cacao y naranjas.

Cuando la importación de fertilizantes se complicó dejó su finca para migrar a Ecuador. "Al inicio vine solo de vacaciones porque mi hijo estaba aquí, pero luego conseguí trabajo y me quedé", cuenta a este diario.

En una panadería de Los Sauces 8 prepara guisos de carne, la masa de las empanadas y las salsas para acompañar las arepas. Allí trabajan seis personas, todas venezolanas.

"Mi hija y mi yerno también estaban en Guayaquil, pero decidieron probar suerte en Chile y les va bien. Tengo cuatro sobrinos más en Perú", agrega Onaida.

Antes que entre en vigencia el pedido de visa a los venezolanos en Perú, Onaida cuenta que uno de sus compañeros en la panadería emprendió viaje hacia Tumbes.

"No he podido comunicarme con él desde hace días, pero estaba apresurado por llegar antes del 15 de junio para reunirse con su familia", indica esta migrante venezolana.

Desde el pasado 15 de junio, los venezolanos necesitan un pasaporte o una visa humanitaria para ingresar a Perú, una nueva medida del presidente peruano Martín Vizcarra.

Onaida y Luis concuerdan en que conseguir un pasaporte y apostillado de documentos es una pesadilla en Venezuela.

En mi país nada funciona y peor en instituciones públicas. Conseguir un pasaporte, más allá del cobro formal (hasta USD 500) hay que pagar por debajo de la mesa para que hagan el trámite".

Luis Alfredo Mendoza, migrante venezolano en Guayaquil.

Alrededor de 3,4 millones de venezolanos han abandonado su país, según las cifras de Naciones Unidas, en los últimos tres años debido a la crisis política y económica del gobierno de Nicolás Maduro.