La capital japonesa registró más de 70 nuevas infecciones el martes 31 de marzo, su cifra más alta en un día. Esto, mientras aumenta la presión para que el primer ministro, Shinzo Abe, ordene un confinamiento. Por su parte, un miembro del gabinete dijo que la estrategia de contención de Japón ha sido llevada al límite.
Los casos a nivel doméstico superaron los 2.000 y la emisora pública NHK dijo que los 78 casos nuevos registrados en Tokio situaron la cifra de contagiados en más de 500.
Un portavoz gubernamental afirmó que Abe dijo a los miembros del gabinete que no volverá a estar presente en las mismas reuniones que su número dos, Taro Aso, en un intento por proteger el liderazgo del país de una infección que podría complicar su batalla contra el virus.
La decisión de Abe se conoce mientras el ministro de Economía, Yasutoshi Nishimura, indicó que Japón no está aún en una situación que exija la declaración del estado de emergencia y un potencial confinamiento, aunque la situación es precaria.
"Apenas lo estamos conteniendo", dijo Nishimura a los medios. "Si relajamos nuestra presión aunque sea solo un poco, no sería sorprendente ver un súbito aumento (de casos)".
En Tokio abundan las conjeturas sobre la posibilidad de una inminente orden de confinamiento, alimentada por el alza de casos a nivel local.
El total nacional superó las 2.000 infecciones, después de que un centro para discapacitados en la prefectura de Chiba, al este de Tokio, halló siete contagiados más. Hasta la fecha se han registrado 59 muertes, según NHK.
La realización de exámenes para el virus está siendo muy limitada, lo que pone en duda la verdadera propagación en Tokio.
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