Las vacunas siguen proporcionando una protección contra las mutaciones del virus, incluyendo la nueva subvariante EG.5 o Eris.
Tres meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la pandemia, el virus volvió a los titulares cuando la entidad declaró a Eris como variante de interés.
Bajo esta denominación, la OMS vigila de cerca la evolución de pacientes y casos graves de la nueva subvariante EG.5, que desciende de la tan famosa variante ómicron.
¿Cómo es exactamente la nueva subvariante? Lo primer que debe saber es que Eris es descendiente de una cepa XBB anterior de ómicron, fue detectada por primera vez en Indonesia el 17 de febrero, y desde entonces no ha dejado de propagarse.
Está presente en una decena de países, incluyendo Ecuador, desde este 29 de agosto.
Según información oficial de Estados Unidos, hay un repunte de casos de Covid-19, debido a la presencia de la subvariante.
¿Debería preocuparnos? "Basándonos en la experiencia que tenemos de las oleadas anteriores, podemos proyectar que EG.5 es definitivamente un problema", dijo el biólogo del Instituto de Biotecnología en Arkansas, Rajendram Rajnarayanan, al portal The National Geographic.
Y según otra viróloga, consultada por el portal, el mundo debería tomarse "muy en serio todas estas subvariantes".
Mientras que la OMS señala que aún no hay indicios de que la EG.5 cause infecciones más graves.
La organización explica que el riesgo para la salud pública de EG.5 es actualmente similar al de otras variantes de Covid-19.
¿Cuáles son los síntomas?
Cuando la OMS se refirió en agosto a la subvariante Eris, también indicó que no había detectado ningún otro síntoma de gravedad, o diferente a otras variantes.
Es decir, los principales síntomas del nuevo sublinaje son:
- Tos
- Fiebre
- Fatiga
- Secreción nasal
- Dolor de cabeza
- Dolor muscular
- Todos son síntomas parecidos a una gripe o una neumonía
Además, la OMS coincide con otros expertos en que las vacunas actuales y los refuerzos de ómicron previenen complicaciones graves del virus.
Y aún es demasiado pronto para saber si alguno de los cambios en la proteína pico de la subvariante pueden ayudar al EG.5 a evadir la inmunidad previa.
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